La pasión nos invadió

Pasó una semana y Daniel llegó a la gran ciudad, esperó la noche para acercarse a la casa de Elizabeth, y cuando apagaron las luces de las habitaciones de los niños, se acercó sigilosamente, entró a casa por la puerta trasera, cuando pudo ver a Elizabeth de espaldas se acercó, la abrazó rodeando su cintura y le dijo...

-Vine a verte

- Que haces aquí?

- ven conmigo, la niñera ya está aquí.

- No le dio tiempo a decir no, la tomó en sus brazos y la sacó cargada como quien carga un niño, la subió al auto y le dijo a su chófer donde ir.

La bajó del auto cargandola en sus brazos, y la llevó a la habitación. No podía soportar el deseo, la besó con tanta pasión como si sintiera que se moría al día siguiente, sus manos se metieron bajo su ropa, tocó sus pechos suavemente, desprendió su sostén, ella se entregó, respondió a sus besos, Daniel bajó lentamente besando su cuello, sus pechos, bajó hasta su vientre y siguió hasta sus partes íntimas, ella se retorcía de placer, gemia cada vez más fuerte hasta llegar al clímax, el estaba ardiendo, su miembro estaba duro, grande, afiebrado, le preguntó

-Puedo entrar en ti?

- Es lo único que deseo.

Cuando dijo esto él más deseo sintió, y entró en ella, entraba y salía una y otra vez dándole más placer, ella parecía ser una experta, se movía como si hubiera tenido años de experiencia, su desenfreno desató la noche más placentera que Daniel había vivido en su vida, tuvieron sexo hasta ya no tener fuerzas para seguir, respiraban el mismo aliento, se fundieron completamente, no podían dejar de besarse, no podían dejar de sentir deseo, mientras más placer sentían, más deseaban otra vez fundirse.

Daniel volvió a sentirse completo y Elizabeth por primera vez vivió plenamente el ser mujer, ya que el primer encuentro fue por dinero, está vez fue por deseo.

Al amanecer, Daniel estaba encargándose de su trabajo en el ordenador, ni siquiera la saludó cuando ella despertó, se bañó y se fue, el chófer la esperaba para llevarla a casa.

Después de esa noche apasionada ella esperaba que le diera un abrazo, o un buenos días, pero por el contrario el trabajaba como si ella no existiera.. Qué hice mal? Seré tan mala en la cama? Cómo saber si nadie jamás le había explicado? ,venía de una familia donde no se hablaba de "estas cosas" y desde hace tiempo era madre de unos niños con dedicación completa.

Fue a casa y vio a los niños y se fue a trabajar, ya había conseguido trabajo, era muy exitosa, responsable y proactiva. Todo marchaba bien, excepto que ese hombre pasaba de ser un fuego ardiente al ser más frío que existiera.

Daniel regresó a su ciudad y allí estaba sheila, la cantante esperándolo, quería pasar un buen rato con él, sin embargo Daniel tenía tantas cosas que hacer en la empresa que la rechazó, era la primera vez que ella era rechazada. Hirió su ego, decidió ir a la oficina pensando que al verla no podría resistirse. Pasó directamente sin anunciarse, pero antes de entrar escuchó que Carlos le decía,

- No la lastime señor, Elizabeth parece ser una buena mujer.

-No lo sé, solo sé que con ella tuve el mejor sexo de mi vida. LA PASIÓN NOS INVADIÓ

Elizabeth? Sexo? Sheila pensó ¿ el mejor sexo?

Recordó que la última vez que estuvo con él nombró a una tal Elizabeth, ella no estaba dispuesta a dejar ir a Daniel, el le daba dinero, pagaba muchos lujos que tenía, y además era un amante experto.

Si, no podía negar que era frío, no mostraba emociones, pero en la cama era bueno y además le daba los lujos que ella quisiera.

De todas maneras entró a la oficina, los caballeros enmudecieron de inmediato, y ella hizo como si no hubiera escuchado nada.

Carlos se fue, para dejarlos solos.

-Buenas tardes señorita Sheila, me retiro

-Buenas tardes Carlos, que sea estés bien.

Apenas se retiró Carlos ella cerró la puerta con cerrojo, y se quito una blusa ligera que llevaba puesta, se acercó caminando sexi mostrando su mejor perfil, Daniel era hombre, la tomó en sus brazos pero esa piel ya no le provocaba los mismos deseos, ella se abalanzó sobre él y tuvieron sexo allí, Sheila gemia de placer, pero Daniel no gozó como antes.

De pronto un llamado los interrumpe, para Daniel fue la Campana que lo salvó, atendió y puso la excusa que tenía una urgencia de negocios y le pidió a Sheila que se retirara.

En realidad era un llamado sin importancia, pero el no seseaba a Sheila.

La vida de él había cambiado, esperaba cualquier espacio en su agenda para viajar a la Gran ciudad y encontrarse con Elizabeth. Cada encuentro era más placentero, se fundian más, ella siempre estaba dispuesta para él, aprendía el arte del placer y se convertía en una mujer única para Daniel, ella llenaba todos sus sentidos.

Para Elizabeth era todo nuevo pero quería más y más, nunca se saciaba, lo que el le pedía en la intimidad lo hacía...

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