Rafael se encontraba en la sala de tiro, practicando, habían
pasado ya 5 días, por lo que pronto partirían, este se encontraba practicando
para así evitar pensar, ofrecerse a ir había sido impulsivo, el solo pensar no
volver a ver a Leila no le gustó nada, por esa razón se ofreció, pero ahora pensando
fríamente se daba cuanta que había sido un acto estúpido, ya que tendría que
dejar a sus hermanos, así como a la compañía de su familia, aunque tanto Miguel
como sus hermanos le dijeron que fuera tranquilo que ellos se encargarían de
todo, aun le preocupaba, otra cosa que le inquietaba eran sus sentimientos por
Leila, a pesar de no pasar mucho tiempo juntos, había descubierto cosas de ella
que de ser otra persona lo sacarían de quicio, le gustaban en ella, la chica solía
mirarlo fijamente cuando creía que no la estaba viendo, y eso lo hacía sentir
incomodo, pero aun así nunca le decía nada, también podía ser un poco brusca,
la había visto golpear de manera amigable, o eso creía él, a su amigo en varias
ocasiones, y a pesar de que no soportaba ese comportamiento, ya que nunca lo
soporto en su hermano, en ella le parecía lindo, otro factor que lo traía por
la calle de la amargura, eran los celos, jamás los había sentido tan intensos
como los sentía ahora, cada vez que la veía con su amigo, al ver la complicidad
entre ellos no podía evitar sentirse disgustado. Su cabeza estaba hecha un lio,
por eso se encontraba practicando, de esa manera podía mantener la cabeza
ocupada, le habría gustado más trabajar o salir a combatir el crimen en la
ciudad, pero por sugerencia de Selia, él y Erick se habían mantenido al margen
de todo, ya que como no sabían que tanto tiempo iban a tardar, lo mejor era
empezar a realizar sus actividades sin la ayuda de ellos dos, era como una
especie de prueba, Rafael sabía que su hermana lo había hecho para que él se
fuera más tranquilo sabiendo que estarían bien en su ausencia.
Rafael ya llevaba varias horas entrenando cuando Leila entro en
la sala, la chica se había escabullido de Valerio para poder así encontrar a Rafael
y pasar más tiempo con él, gracias a Cristian sabia donde se encontraba, al
entrar lo vio con unos audífonos puestos apuntando con una extraña arma a unos
muñecos, vestía unos pantalones sueltos y playera blanca que le marcaba cada
uno de sus músculos, se dedicó a observarlo un buen tiempo, verlo tan
concentrado, hacía que su corazón latiera deprisa, se imaginaba como seria que
toda la concentración de Rafael estuviera en ella, más específicamente en
hacerla sentir bien, cuando sintió que de verdad parecía una acosadora decidió
dar su presencia a notar
- Hola – le dijo Leila a Rafael\, este ya sabía que
la chica se encontraba allí, pero había decidido no delatarla hasta que esta
decidiera dar su presencia a notar
- Hola ¿Qué te trae por aquí? – le preguntó Rafael
- Bueno sentí que me haría bien practicar mi
puntería, pero como puedo ver esto no me va ayudar mucho – dijo la chica
señalando los diferentes tipos de armas que ahí se encontraban, de las cuales
ella no conocía ninguna, ni muchos menos cómo funcionaban
- Creo que no, por lo que puedo ver en tu mundo
usan armas que en el mío, consideran antiguas
- ¿antiguas?
- Si\, antiguas\, o así consideran aquí algunas
armas como son las espadas, el arco y la flecha, la lanza y muchas otras.
- Pues yo pienso que no hay mejor arma que una buena
espada
- ¿eso crees?
- Si, acaso tú conoces algo mejor
- Conozco muchas armas que son más efectivas que
una espada, pero la verdad desde niño estas me han fascinado, para manejarlas
se debía tener gran habilidad, y bueno yo siempre las asociaba con grandes héroes,
cuando era niño convencí a mis padres para que me encontraran un maestro que
supiera usar la espada, aprendí un poco, pero después por varias razones lo
tuve que dejar
- Pues si quieres retomarlo, yo puedo ser tu
maestra
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Comments
Sol
bien lanzadita la princesa... no me gusta su actitud con Erick y ese otro general valerio
2023-11-21
3