Capítulo 8

Los dos se encontraban trabajando en maneras de entrar al

castillo, cuando oyeron los cascos de distintos caballos acercándose

- ¿oyes eso? – le pregunto Leila a Valerio

-  ¡CORRE! – le grito el chico.

Ambos se adentraron aún más en el bosque con la esperanza de despistar

a sus enemigos y así poder huir, porque si algo sabían es que fueran quienes fueran,

estaban allí por ellos, ya que esa parte del bosque no era muy transitada

debido a su denso follaje y mala visibilidad para la caza. Corrieron durante lo

que les parecieron horas, pero fue inútil, ya que sin apenas notarlo se vieron

rodeados por casi 30 hombres.

- Querida hermana al fin te encuentro – dijo

Eduardo, dando un paso al frente.

- Eduardo, porque no me sorprende – le dijo Leila

a su hermano

-  Si tan solo hubieras aceptado tu destino, pero

ahora te hare desear estar muerta, pero creo que antes, acabare con tu amiguito

– Eduardo hizo una seña y los arqueros apuntaron sus flechas hacia Valerio,

Leila al ver esto corrió hacia su amigo.

Todo sucedió tan rápido, las flechas se dispararon, Leila sabía

que si querían sobrevivir tenía que actuar rápido, tomo la mano de Valerio y

saco un medallón que colgaba de su cuello, este era un circulo de plata que en

el centro tenía una piedra de color azul oscuro y recito las palabras que su

madre le había dicho hace años, y ante los ojos de sus enemigos ambos desaparecieron

- ¿Qué paso? – dijeron varios hombres al unísono

- Veo que los rumores son ciertos – murmuro

Eduardo, sacando de su bolsa un medallón muy parecido al que había usado Leila,

solo que la piedra era de color magenta, y se la dio a uno de sus hombres

- Toma a 15 de los hombres y di las palabras “por

la puerta abierta te seguiré” eso te llevara hasta donde huyo esa estúp***\, y

tráele de vuelta, para volver solo tendrás que decir “regresa por la puerta” y

te traerá de regreso, ahora ve.

Aquel hombre tomo el medallón, reunió a sus hombres y fue

tras Leila y Valerio.

                                                         ♣♣♣♣♣♣♣♣♣♣

Se encontraban Rafael, Cristian, Selia y Erick, almorzando

los cuatro juntos, cinco si contabas a Roxy, era una tarde agradable, habían

salido a celebrar que ese día, hace un año atrás habían regresado del mundo de

Erick, siendo este ya un hombre libre, y que ya nada ni nadie lo perseguía por

su origen

-  Por Erick – dijo Selia

- Por Erick – repitieron Rafael y Cristian al unísono

- Gracias chicos – les dijo el aludido

- Qué bonito de parte de tu tío\, cubrir a Rafael

para que pudiéramos salir a celebrar – dijo Cristian

- Si el Señor Miguel es una muy buena persona – dijo Rafael

Después de volver, Miguel quiso ser útil y a lado de Rafael aprendió

todo tipo de cosas para dirigir la empresa de la familia del chico, gracias a

esto Rafael tenía más tiempo libre, ya que entre sus misiones para detener a

los villanos y mantener la empresa a flote no le dejaba mucho tiempo para otra

cosa, también ayudo que tanto Erick, Cristian y Selia de involucrarán en el negocio

familiar, sus hermanos ya eran mayores y podían ayudarlo y Erick que siempre

buscaba la manera de apoyarlos.

Los cuatro chicos se encontraban charlando cuando en el fondo

de la calle apareció una mujer arrastrando a un hombre que parecía herido

- Miren – dijo Selia

- Son de otro Mundo – dijo Erick\, ya que ese punto

de la calle era en donde se abrian todos los portales que llegaban a este mundo

- Están heridos – dijo Rafael

Los cuatro chicos corrieron a auxiliar a aquellas dos

personas, quienes ye se encontraban en movimiento cuando de repente aparecieron

al menos 15 hombres armados, y fueron tras los dos primeros, Rafael y los

chicos corrieron hacia aquellas personas

- Van rumbo al parque – dijo Selia

-  Erick, tele transpórtanos allí, interceptaremos

a los dos primeros, hay que averiguar que pasa – dijo Rafael

Erick hizo lo que le pidió su amigo y llevo a sus compañeros

hasta el parque, donde esperaron a que las primeras personas aparecieran

- Alto ahí – les dijo Cristian cuando estas por fin aparecieron

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