Lamentablemente Valerio se equivocó, al día siguiente Leila fue llevada a juicio, donde se
mostraron la supuestas pruebas que la culpaban, lamentablemente estas no solo
eran palabras dichas al aire de personas que obviamente no querían que Leila
subiera al trono, no solo tenían los testimonios de los soldados que se
encontraban en el campo de entrenamiento el día anterior, justo en el momento
que tuvo el altercado con Griselda, sino que también varias sirvientas que
afirmaban haberla visto vagar por los pasillos aquella noche, así como otra que
decía haberla visto salir de la habitación de la reina, con los testigos y la
pruebas encontradas, las cuales consistían en marcas de estrangulamiento, que
solo una mujer pudo haber causado, las marcas en el cuello de la Reina se
parecían a las que Leila le había dejado en la mejilla de Griselda por la tarde.
- Con la pruebas mostradas no me queda otra opción
que condenar a la Princesa Leila a muerte, llévensela – dijo el Rey Porfirio
Todos los aliados de Eduardo sonreían, Leila al ver a su hermano, supo que él fue el que
había matado a su madre, pero lamentablemente no tenía pruebas de nada, los aliados
de Leila se sentían impotentes, ya que no tenían manera de ayudarla.
Valerio, Uriel, Wilbur y Verónica, se reunieron en la casa de esta última, ya que era la que se
encontraba más cerca del palacio.
- Fue Eduardo, seguramente el mato a su madre para
poder culpar a la princesa – dijo Uriel
- Eso es seguro, oí que Eduardo fue a ver a
Griselda antes de que esta fuera a atacar a la princesa en el campo de
entrenamiento – comento Verónica
- Pero el punto aquí es que no tenemos pruebas –
dijo Valerio.
- Y tampoco tenemos tiempo – dijo Wilbur – Eduardo
vendrá por nosotros una vez que se allá desecho de la Princesa
Todos se quedaron callados, porque sabían que Wilbur tenía razón, Eduardo sacaría de su
camino a cualquiera que representara una amenaza, y ellos lo eran.
- Entonces tienen que huir – dijo Valerio
- ¿de qué hablas? – dijo Verónica
- Ustedes tres deben dejar la capital\, esconderse
de Eduardo, si no tiene el apoyo de las seis casas nobles nunca será
considerado como Príncipe Heredero, debido a que él no es el primogénito.
- ¿y tú que harás? – le pregunto Uriel
- Liberare a Leila, y sé que entre ambos
encontraremos la manera de demostrar su inocencia y de esa manera acabar de una
vez por todas con Eduardo.
- Si tan solo el Rey no fuera tan estúpido\, nada
de esto habría pasado – dijo Verónica muy enojada – cuídate mi amor, sé que
salvaras a Leila, y regresaras a mi lado
Verónica se acercó a Valerio y le dio un tierno beso.
- No te preocupes cariño estaré bien
Esa misma noche Verónica,
Uriel y Wilbur dejaron la capital, tenían que organizarse para así poder
desaparecer del radar hasta que ya fuera seguro regresar, mientras tanto
Valerio se reunía con sus hombres de mayor confianza para así liberar a Leila.
Mientras tanto Leila se encontraba sola en su celda, a la espera de su condena, ninguno de sus
amigos pudo hacer nada contra lo que Eduardo le tenía preparado, no podía
pensar que alguien fuera tan retorcido como para matar a su propia madre solo
para conseguir poder.
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