Leila, se encontraba en el campo de entrenamiento, practicando con Valerio el manejo del
arco, cuando llego Griselda llena de ira.
- Buenas tardes su majestad – saludaron Leila y
Valerio al unísono
Griselda no contesto
su saludo, simplemente se acercó a le Leila y le dio una cachetada
- Tu maldita per, como te atreves a amenazar a
mi familia, no eres nada, más que la bastarda hija de una pu.
Leila al oír a Griselda insultar a su madre, no lo dudo ni por un instante y le devolvió el
golpe.
- No te atrevas a insultar a mi madre, aquí la
única pu** eres tú. – dicho esto, Leila abandonó el campo de entrenamiento,
dejando a la reina hirviendo de ira.
Muchas personas presenciaron
el percance, de entre la sombras se encontraba Eduardo observando lo sucedido,
con una aterradora sonrisa en su rostro.
Leila se encontraba más que enojada por lo que había pasado hacia unos momentos, así que
se dirigió a los establos y pidió que le ensillaran uno de los caballos, para
posteriormente cabalgar a toda prisa fuera de ese lugar, tenía que
tranquilizarse, y salir a cabalgar era sin lugar a duda la mejor manera de
conseguirlo.
Estuvo afuero unas cuantas horas, cuando se dio cuenta de que estaba anocheciendo, se dirigió
de vuelta al castillo.
Al llegar Leila de dirigió directamente a la cocina, seguramente para esa hora la comida ya
había sido servida, así que tenía que conformarse con lo que encontrara, para
poder saciar su hambre, con un poco de suerte podía convencer al chef de que le
hiciera algo rápido.
Una vez hubo saciado su hambre se dirigió a su habitación, estaba tan distraída que no noto que
alguien la observaba.
- Ya llego al palacio, está en su habitación – dijo Marta
- Perfecto, comencemos con el plan.
A la mañana siguiente Leila se acaba de levantar y procedió a vestirse, a diferencia de
otras mujeres nobles Leila solía vestirse a sí misma, ya que su ropa cotidiana solían
ser vestidos cómodos o ropa para entrenamiento, solo en eventos importantes era
ayudada por sus mucamas.
Ya casi había concluido cuando de repente en su habitación entraron un gran número de
guardias.
- ¿Qué está pasando? – pregunto Leila\, al ver que
los guardias la rodearon
- Princesa Leila – dijo el rey entrando a su
habitación – se le acusa del asesinato de la Reina Griselda, guardias arréstenla.
A pesar de estar ahí, muchos guardias duraron antes de cumplir la orden del Rey
- ¿de que estas hablando? yo no hice nada – le
grito Leila a su padre mientras era llevada por los guardias
Leila se encontraba en una celda, sin saber qué era lo que había pasado, todavía no
podría creer las palabras de su padre, Griselda estaba muerta, alguien parecía
haberla matado en el transcurso de la noche, y lo que era aún peor, la culpaban
a ella del asesinato.
Pasaron las horas hasta que alguien fue a verla.
- Princesa\, no sabes cuánto me alegra verte bien –
dijo Valerio nada más entrar – lamento no haber podido venir antes, pero tu
padre prohibió que se te visitara.
- Valerio no sabes cuánto me alegro de verte,
¿sabes por qué mi padre dice que yo soy la culpable?
- No lo sé\, no han querido compartir esa
información conmigo, muy pocos saben cuáles son la pruebas que dicen tener,
pero no te preocupes amiga todo se resolverá.
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Blanca Montero Angulo
bello valerio.
2025-02-02
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