Capítulo 19

A partir de ese momento Erick se encerró en su habitación

para poder entrar en contacto con los espíritus, mientras tanto los demás se

preparaban para su viaje, Rafael se encontraba con Valerio preparando lo necesario

para el viaje en el bosque

- ¿Cuántos días de viaje dices que son?

- Son 6 días para poder salir de la zona del

bosque que interfiero con la magia de Erick

- Ya veo – Valerio estaba a punto de hablar cuando

Leila llego hasta donde ellos estaban

- ¿Cómo va todo? – pregunto la chica

-  Vamos bien – dijo Rafael señalando las cuatro

mochilas, en ellas ya habían empacado comida, agua embotellada y mantas para

pasar la noche, ya que Erick pediría a los espíritus su guía, como lo había

hecho Levana un año atrás, Rafael estaba seguro de que no tendrían problemas en

el camino

-  Es increíble – dijo Leila levantando algunas de

las cosas que aún no se habían guardado – sigo sin creer que en este mundo no

haiga magia

- Pues así es – le contesto Rafael – hace mucho

tiempo en este mundo si existía la magia, pero ahora ya todos la han olvidado

- Crees que eso le pase a mi mundo, ¿Qué en algún

momento olvidemos la magia? – le pregunto Leila

-  No lo sé, la verdad si no fuera por la aparición

de Erick, nunca habríamos descubierto que la magia existe, así que no sabría qué

contestarte

Después de eso nadie más hablo, los tres se dedicaron a

acabar de empacar, Valerio fue testigo de las miradas furtivas de su amiga

hacia el chico que se encontraba con ellos, su amiga parecía no poder apartar

la mirada, nunca en su vida había visto actuar a Leila así, era la primera vez

que la veía interesada en un chico y siendo sincero no estaba nada feliz, para él,

Rafael no era una buena persona, estaba seguro que tenían algún motivo oculto

por el cual los estaban ayudando, porque ¿Qué clase de persona tiene de amigo a

un asesino?, porque eso era Erick, un asesino, lo había visto torturar a varios

hombres sin ningún remordimiento, ¿Qué clase de mago usaba un hechizo como

ese?, era horrible, también estaba Miguel, que a pesar de ser amable, o parecer

amable, parecía saber mucho sobre la caza de personas, había supuesto

demasiadas cosas sin ninguna duda, y ese tipo de conocimientos solo se

adquirían con la experiencia, estos chicos no eran de fiar, pero Leila estaba

como idiotizada y se negaba a ver lo obvio, por eso el los mantendría vigilados,

si intentaban algo él los acabaría.

Leila no podía dejar de mirar a Rafael, aun no sabía que es

lo que le pasaba con él, desde ese día en que el decidió acompañarlos, Leila no

dejaba de darle vueltas a sus palabras, en el fondo sabía que solo estaba

siendo amable, pero una parte de ella, aquella que aún no quería admitir,

deseaba que él se hubiera ofrecido para pasar más tiempo a su lado, era

ridículo y lo sabía, pero entre más tiempo pasaba a su lado y más lo conocía,

menos podía sacárselo de la cabeza, Rafael era divertido, amable, de carácter fuerte

y seguro, aunque no presumido, y bueno, si también muy guapo, Leila aun no entendía

por qué reaccionaba así ante Rafael, en su vida había visto muchos hombres que

se podían considerar apuestos, pero ninguno había llamado su atención como

Rafael, con sus hermosos ojos azules, que parecían poder ver su alma, y ese

cuerpo que solo la hacía tener todo tipo de pensamientos que no eran apropiados

para una dama, ambos habían tenidos unos cuantos momentos a solas, estos no

eran muchos y tampoco muy largos, la mayoría de las veces eran interrumpidos

por Valerio, algo que empezaba a frustrar a Leila ya que, al pasar tan poco

tiempo con él no sabía cuáles eran sus sentimientos, Rafael le atraía, eso era

seguro, pero algo le decía que había algo más, pero aun no sabía que era, o se

negaba a admitirlo.

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