Valerio entro atreves
de unos túneles escondidos debajo del castillo, estos túneles solo se conectaban
con el salón de baile y con los calabozos, fueron construidos hace muchos años por
unos bandidos que habían tomado el palacio, ahora estos se encontraban en total
abandono y eran algo inestables, casi nadie tenía conocimientos de ellos, Leila
y Valerio los habían encontrado de niños, y era su lugar favorito para esconderse,
con el tiempo Leila le dijo que una vez que fuera Reina mandaría a tapar
aquellos túneles, ya que su existencia ponía en riesgo a los habitantes del
palacio, pero ahora eran estos los que los ayudarían a escapar.
Leila se encontraba durmiendo en la esquina de su celda cuando Valerio entro.
- Leila, despierta – le susurro el chico a su
amiga, ya que no quería alertar a los guardias – Leila, despierta.
La joven abrió lentamente los ojos al oír a alguien llamándola.
- Valerio ¿eres tú?
- sí\, soy yo
- ¿Qué haces aquí?
- Vine a sacarte de aquí
- ¿de qué hablas?, no puedo irme, debo demostrar
que soy inocente
- Y lo haremos\, pero no conseguirás nada aquí en encerrada\,
así que vámonos
Leila no lo dudó ni un instante más, Valerio tenía razón, no conseguiría nada estando encerrada,
así que asintió con la cabeza, Valerio forzó la cerradura de la celda y ambos
de fueron atreves de los túneles por los que Valerio había llegado.
No tardo mucho tiempo
cuando la noticia de que la princesa había escapado llego a oídos del Rey.
- ¿Cómo pudo escapar? – les grito el Rey a los
guardias
- No la sabemos su majestad\, nadie la vio salir de
palacio, pero eso no es todo, el Gran General Valerio también desapareció, hoy
ya no se presentó al entrenamiento – dijo uno de los guardias
- Ese maldito tuvo que haberla ayudado a escapar,
retírense – les ordeno el Rey a los guardias.
- Padre, si me permites, tengo varios hombres de confianza,
yo encontrare a la princesa y la traeré de vuelta, ella debe pagar por lo que
le hizo a mi madre.
- ¿estás seguro?
- Por supuesto padre.
- Entonces que así sea\, búscala y tráela ante mi
Eduardo se fue de la sala del trono furioso\, todo estaba saliendo tan bien\, pero la estup***
de su hermana tenía que escapar, pero la encontraría y acabaría con ella de la
forma más dolorosa posible, deseara nunca haber escapado.
La busco por varios días, sin ninguna pista, fue hasta el quinto día que recibió la noticia
de que la princesa había sido vista cerca del bosque que se encontraba cerca del
palacio
- Vamos por ella – le ordeno Eduardo a sus
hombres, un grupo de personas sin escrúpulos, que trabajaban en los negocios
sucios de Marta y Tomas.
Un grupo de casi 30 hombres dirigidos por Eduardo se dirigieron hacia el bosque.
Leila y Valerio se encontraban acampando en el bosque, trazando un plan, para poder llegar a
los aposentos de la Griselda sin ser vistos, si había pruebas del verdadero culpable,
debían de estar allí, llevaban casi una semana rondando el castillo buscando la
manera de entrar, los túneles no eran una opción viable para esto, ya que a los
lugares que llegaban estaban demasiado lejos de los aposentos de la Reina, y sería
muy peligroso, ya que podrían ser vistos, por eso era que necesitaban otro
punto de entrada, pero a pesar de darle vueltas y vueltas, lamentablemente no
habían llegado a nada.
- El castillo tiene muy pocos puntos débiles y los
que encontramos hace tiempo que tú y yo nos encargamos de cubrirlos – dijo
Valerio
- Si, ahora me arrepiento de haber hecho tan buen
trabajo – le contesto Leila a su amigo, se sentía frustrada, cada día de
aquella horrible semana habían pensado maneras de entrar al castillo, y cada plan
que se les ocurría nunca era suficiente.
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