18

Ya era de noche y yo seguía sentada en la cama con mis piernas cruzadas, contando, estaba en el 4,986, pero era lo único que podía hacer considerando que los libros quedaron regados en la otras habitaciones.

Tenía mucha hambre y Ririka está vez no me había subido nada de comer.

Así que decidida salgo de la habitación y comienzo a andar por los pasillos, hasta que doy con unas escaleras nuevas, las bajo y me llevan directamente a la cocina. Hoy quizá después de todo el día me estaba de cierta forma recompensando todas las angustias que viví.

Veo a Ririka corriendo por toda la cocina, con muchos guisos diferentes en la cocina, después corre a picar vegetales, y luego a lavarse las manos para seguir amasando la masa para el pan dulce.

-¿Necesita algo de ayuda? -le digo amablemente

-¿Qué hace usted aquí? -dice confundida

-Bueno, tenía algo de hambre y he decidido venir para saber si podía darme una fruta o algo

-Tome lo que quiera -dice mientras corre a revolver los guisados del sartén

-Soy buena picando vegetales

-No, puedo hacerlo yo sola

-¿Siempre lo hace sola?

-No, pero las chicas están ayudando con la limpieza

-Bueno, yo no tengo nada que hacer, déjame ayudarle

 -Tu madre tiene una fama...

-Como experta en venenos -termino por ella -Suerte que soy yo quien esta ofreciéndole ayuda y no mi madre

-¿Puedo confiar en usted?

-Puede

-Eres la hija de Mr. Parmentier y de la Sra. Parmentier -susurra y me sonríe -Los maestros del engaño y manipulación

-Puede revisarme, no traigo nada que pueda perjudicar la salud de tus patrones -le digo mientras me paro enfrente de ella y espero

Ella comienza a revisarme por completo, me mira con cierta desconfianza y asiente.

-Está bien

Comienzo a picar los vegetales delicadamente, en pequeños cuadros y los deposito en un boul mientras los mezclo con delicadeza.

-Realmente es buena cortando vegetales -dice riendo

-Gracias

-¿Donde ha aprendido?

-Fui voluntaria en la cocina del internado por dos años seguidos

-¿Por qué dejo de serlo?

-Bueno, resulta que el nuevo chef consideraba que una niñita no podía estar a su altura en la cocina

-Bufadas

Río por su comentario. Cuando termino con los vegetales, ella comienza a guisarlas con otras especies y agregando algo de carne.

Voy a la masa para el pan y comienzo a amasarla con esmero, recordando cuales son los movimientos correctos.

Después empiezo a tomar porciones para poder darles una forma más delicada y detallada, para que se vea mucho más apetitoso.

-Están listos -le digo con una sonrisa mientras veo la charola

-El horno está listo, puede meterlo y preparar el temporizador

-De acuerdo

Termino de hacer todo lo que me indico y veo que empieza a servir los platos, acomodándolos de una manera perfecta.

 -¿Que es lo que más le gusta cocinar? -le pregunto mientras lavo mis manos y me siento sobre un banco alto de cocina

-Definitivamente, las pizzas -dice con una sonrisa -Siempre preparaba para los cumpleaños de mis pequeños niños, Bentley y Balián

-¿Y por qué ha dejado de hacerlo?

-Porque les recordaba a su madre

-¿Ella murió joven?

-No me sacara información de la última Sra. Boulanger, ¿Qué le gusta preparar a usted?

-Postres -le digo con una sonrisa -De todo tipo, pasteles, flanes, helados, pays, trufas y cualquier cosa que me pida

-¿Tienes libre el día de mañana?

-Sí, no tengo nada más que contar las moscas que hay en mi habitación

-¿Moscas?

-Si, es un arduo trabajo considerando que tengo que estar alerta porque nunca hay, pero quizá pueda haber alguna -le digo riendo

Ririka ríe a carcajadas y me contagia su buen humor, así que terminamos ambas muertas de la risa en plena cocina.

Llega un hombre entrajetado, con el entrecejo fruncido y cara acartonada.

-Los patrones están esperando la cena

-Todo está listo

El mesero comienza a acarrear los platos y las canastas con el pan recién salido del horno.

-Gracias por la ayuda -me dice Ririka

-Ha sido un placer poder ayudarle

-Aquí tienes -me tiende un plato de comida, un pan que he preparado y un pequeño postre

-¿Comerá sola?

-Sí

-¿Puedo hacerle compañía?

-Por supuesto, pero si nos descubren...

-No le diré a nadie

-De acuerdo

Ambas nos ponemos a recoger toda la cocina y después nos sentamos a deleitarnos con el delicioso sabor de la cena que preparó Ririka con la mínima ayuda de mi parte.

-He encontrado algo que les envidio a los Boulanger -le digo cuando estoy terminando con mi cena

-¿De qué se trata?

-De usted, les envidio que la tengan como cocinera

Se sonroja y termina con el postre.

-Debo de admitir que le queda el pan mucho mejor que a mí.

-Eso es imposible

-No -dice con una sonrisa -Realmente lo es, tiene mucho mejor textura y sabor

-Solo está siendo amable

-Deje de ser tan modesta y acepte un cumplido -dice riendo

-¿Podemos tutearnos?

-Sí eso quieres

-Eso me hace sentir en confianza

Me despido de Ririka y regreso por las escaleras hasta la habitación. Estaba llegando cuando me topo en una esquina a un hombre alto corpulento, de pecho sobresalido y piernas flacas.

-¿Qué haces aquí?

-Estoy regresando a la habitación

Me toma con fuerza del brazo y me lleva casi arrastrando a la habitación, la abre y me arroja dentro con mucha brusquedad, tanta que termino trastabillándome y cayendo al suelo.

-¿Cuál es tu problema? -le digo molesta mientras me levanto

-Tu eres mi maldito problema, debería estar matando con armas a los enemigos, pero tengo que estar aquí como un perro guardián tuyo, cuidando que no cometas ninguna estupidez

-Para cometer estupideces se tiene que ser estúpido, y te aseguro que no tengo ni un solo pelo de estúpida

Se ríe amargamente y escupe un gargajo asqueroso.

-Que cerdo eres

Entra furioso sujetándome de ambos brazos para zangolotearme con brusquedad.

-¿Cómo me has llamado estúpida?

-CERDO -le grito furiosa

Me da una bofetada que me hace caer al piso mientras suelto un grito ahogado.

-Vuelves a ponerle un solo dedo encima maldito enfermo y juro que te meto un plomazo entre ceja y ceja -dice Balián desde la puerta con una voz tan escalofriante que el hombre comienza a temblar con nerviosismo -Lárgate de mi vista, cerdo asqueroso

Cuando el hombre se va, Balián se acerca y me ayuda a ponerme de pie, examinando mi rostro con detenimiento.

-Se te ha puesto rojo, pero nada que un poco de hielo no arregle

-Gracias Balián

-No hay porque darlas, ese hombre es un asco de persona, no sé en que pensaba mi padre al ponerlo a tu cargo

-Bueno no le caigo bien a tu padre...

Sonríe

-¿Y quién sí?

-¿Bentley?

-Ni siquiera él

-¿Y qué haces aquí?

-Vine a invitarte a dar un paseo

-¿Un paseo?

-Sí

-De acuerdo

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