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-Me cuesta trabajo quedarme en un lugar encerrada, no soy de las personas que pueden estar sin hacer nada, ni siquiera tengo un libro para poder leer

-¿Y no pudiste habérmelo pedido antes?

-Ha sido mi error, por favor, déjame demostrarte que puedo quedarme en una habitación

-Ya no serviría de nada -dice Bentley

-No soy como mi familia, así como Balián no es como ustedes

-No te atrevas a compararte con mi hermano, tu no eres nadie comparada con él

-¿Podrías ayudarme a regresar a mi habitación por favor?

Se gira sobre sus talones y empieza a caminar, me lleva por un lugar mucho más rápido, cuando estamos por llegar puedo escuchar la voz de su padre hablando alto y maldiciendo, las fuertes pisadas se acercan con gran rapidez.

Bentley toma mi mano y se echa a correr al lado contrario conmigo siguiéndole los talones. Tomamos unas escaleras en forma de caracol y empezamos a descender por ellas.

-Vas muy rápido, voy a caerme -le digo mientras trato de poner toda mi coordinación en bajar las escaleras a toda prisa

-Cállate y mueve las piernas

Llegamos a la planta baja y nos echamos a correr.

-¿QUIEN ANDA AHÍ? -el grito de su padre bajando las escaleras de caracol hacen que mi corazón lata a mil por hora

-Corre, corre, corre -me dice Bentley en susurro mientras corre conmigo a la cocina

La atravesamos a toda velocidad, abre una puerta secreta y oculta y ambos entramos.

-No vayas a hablar -me dice en susurro

Asiento con la cabeza. Estábamos en una especie de bodega pequeña donde guardaban los productos de limpieza para el hogar. Entre todas esas cosas, Bentley y yo apenas y cabíamos, estábamos pegados uno al otro y al más mínimo movimiento podríamos tirar cualquier cosa.

Se escucharon dos balazos y pisadas y más pisadas. Estuve a punto de gritar del susto pero Bentley fue mucho más veloz y me cubrió la boca justo a tiempo.

-Shhh -me susurra al oído

Asiento mientras mi cuerpo tiembla del miedo, porque otro disparo se escuchó resonando está vez más cerca.

Las pisadas cesaron afuera de la puerta en la que estábamos escondidos. Sentí como Bentley me abrazaba con el brazo que no estaba ocupando para taparme la boca y me sentí un poco más protegida, no estaba sola y si podía controlarme saldríamos bien librados de esta.

Los minutos pasaron y después de cuatro balazos más las pisadas se alejaron y dieron lugar a un silencio absoluto.

Bentley quitó su mano de mi boca, no podía verlo por la oscuridad que reinaba en la pequeña bodega, pero si podía sentir su brazo protector alrededor de mi cintura.

-Vamos a salir en completo silencio, ¿Okey?

Asiento con la cabeza.

-No puedo verte Daelyn, no se si estás negando con la cabeza o estás asintiendo

-Si, está bien -digo en un susurro contenido

-De acuerdo

Abre la puerta con cuidado y sale mientras entrelaza nuestras manos. Comenzamos a caminar por los pasillos en completo silencio, Bentley no dejaba de mirar su reloj en la muñeca.

-¿Por que miras tanto el reloj?

-Para saber donde está mi padre, justamente ahora está en la piscina, ósea, lo contrario a tu habitación por suerte

-¿Lo tienes todo controlado siempre?

-Casi siempre

Llegamos a mi recámara y ambos entramos cerrando la puerta detrás de nosotros.

-¿Te dan miedo los balazos?

-No quiero hablar de eso -susurro

-Estabas temblando

-Trauma de la infancia -susurro apenas audible

-¿Te he escuchado decir que es un trauma de la infancia?

Lo miro sin responderle.

-No tienes por que avergonzarte, yo también tengo mis propios traumas

-¿Cómo cuál?

Me mira con seriedad.

-¿Por qué quieres saberlo?

-Porque tu conoces algo muy personal y me gustaría saber algo así de personal sobre ti

-Le tengo miedo a morir solo

-Espera, ¿Qué?

-No te perdí explicaciones de tu trauma así que no me pidas que te cuente las mías

-Gracias por reconfortarme y por cubrir mi boca para evitar que gritara

-No fue nada

-¿Podrías darme otra oportunidad?

-¿Sobre?

-Para demostrarte que no soy una mentirosa

-Tendrás que esforzarte, no soy de dar segundas oportunidades y hasta que este convencido de que en realidad no vas a decepcionarme no podré dártela

Sale de la habitación sin decir nada más, pero voy detrás de él y le tomo del brazo con sutileza.

Él se gira para mirarme y aparto rápidamente el contacto de mi mano con su brazo musculoso, pero a la vez cálido y suave.

-¿Podrías prestarme un libro mañana?

-Te traeré unos cuantos por la mañana

-Gracias

-Pasa buena noche

-Tu también

Entro a mi cuarto y me acuesto a dormir.

***

Me despierto cuando alguien sacude mi hombro.

Al abrir los ojos lo primero que veo es una sonrisa tierna de Ririka.

-Buenos días señorita

-Hola, ¿Qué tal?

-Traje su desayuno

-No tenía que molestarse en traerlo hasta aquí

-Me lo ha pedido Balián, no es molestia

-¿Qué ha preparado?

-Bueno le traje un tazón de fruta recién picada, un yogurt natural, una malteada de chocolate, un pan tostado sin nada untado, unos huevos revueltos y tocino

-¿Alguien desayunara conmigo o por qué has traído tanta comida?

-He procurado en traer pequeñas raciones para que pueda probar todo

-Que detalle, muchas gracias

-Para servirle, si necesita algo dígale a uno de los guardias que están fuera de su puerta

-Eso haré gracias

Sonríe y se va sin decirme nada más.

Una vez que terminé con el desayuno me cambie con un pantalón de mezclilla sencillo y croptop negro porque estaba haciendo mucho calor. Me decidí por un par de plataformas no muy altas y estaba terminando de peinarme cuando un hombre de unos dos metros entra jalándome del cabello y doblando mis brazos sobre mi espalda con brusquedad.

-¿Cuál es tu problema? -le digo furiosa

-Cállate o te vuelo la cabeza aquí mismo

Me lleva a jalones y arrastrones por todo el pasillo, sin dejar de jalar mi cabello con una mano y de sostener mis brazos detrás de mi espalda con la otra.

-Me estás lastimando -le digo furiosa

Me suelta del cabello para abrir la puerta y arrojarme adentro con brusquedad, tirándome al piso con fuerza y brusquedad.

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