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Levanto el rostro a pesar de seguir de rodillas en el piso y veo a mi hermano Pavlov de pie mirándome hacía abajo sin la menor de las expresiones en su rostro.

Seguía tirada en el piso por la brusquedad de ese gorila que me trajo y el ni siquiera se inmutó en tenderme una mano para ayudarme a parar.

En la habitación también estaba Mr. Boulanger, dos de sus guardaespaldas, el maldito gorila de dos metros, dos guardaespaldas de la confianza absoluta de mi hermano y también Bentley.

Me puse de pie de mala gana.

-Bien, puedes quedártela como muestra de mi arrepentimiento -dice mi hermano

-¿Y qué haría con ella?

-Lo que quieras, seguramente Mr. Jensen pagué una buena cantidad de dinero por ella

-Que cabrón eres -le digo furiosa pero a la vez incrédula por lo que estoy escuchando decir a mi hermano

-¿Eso es lo que te enseñan en el internado? ¿A hablar como una vulgar? -pregunta con repugnancia

-No puedes dejarme aquí por tus estúpidos errores

-Una grosería más y te lavo la boquita con jabón -dice molesto

Me acerco a él y le doy una bofetada.

-Soy tu hermana -le digo con un nudo en la garganta

-Eres un estorbo para la familia, al menos Mr. Boulanger sabrá sacarte provecho

-No soy un objeto al que puedes regalar para enmendar tus estupideces

Me da una bofetada que hace que mi rostro gire con brusquedad y sienta un dolor punzante desprendiéndose y esparciéndose por toda mi mejilla.

-No tengo jabón ahora mismo, pero eso será suficiente -dice Pavlov

Lo miro con los ojos llenos de lágrimas por la rabia que se está acumulando en mi ser.

-¿Estamos en paz entonces? -le pregunta Pavlov a Mr. Boulanger

-Estamos en paz

-Entonces me largo de aquí

Pavlov se va sin dedicarme ni siquiera darme una mirada.

Me siento tan humillada, tan inofensiva y expuesta que solo quiero desvanecerme y perder el conocimiento para no sentir todo lo que crece en mi pecho.

-Llévatela de mi vista ya mismo -dice Mr. Boulanger

Bentley me toma del brazo y me saca de la habitación. Una vez afuera me suelta y camina por delante de mí.

Solo me queda abrazarme a mi misma y tragarme las lágrimas que amenazan con salir de mis ojos. Mi labio comienza a temblar así que tengo que morderlo antes de que me deje en evidencia, más de lo que ya estoy.

Llegamos a mi cuarto y entro en completo silencio.

-¿Necesitas algo?

Niego con la cabeza sin mirarlo.

-¿Segura?

-¿Podrías matarme? -le digo mientras lo miro

-No

-Por favor, no dejes que me vendan a Mr. Jensen

Mr. Jensen era el líder de la familia mafiosa más poderosa de la trata de blancas y el que tenía la cadena de prostitución más grande.

-Tenemos otros planes para ti, tu hermano efectivamente es un cabrón

Las lágrimas ruedan por mis mejillas y me apresuro a limpiarlas con brusquedad.

-Está bien llorar, no tienes porque avergonzarte

-No me gusta que me vean débil...

-¿Trauma de la infancia?

Solo lo miro y los ojos se me llenan de lágrimas.

-Sé que probablemente me odies -digo en susurro y con un nudo en la garganta -Pero puedo pedirte un favor

-Si vuelves a pedirme que te mate no lo haré

-¿Podrías darme un abrazo?

-No me gusta mostrar afecto...

-¿Entonces puedes irte para llorar tranquilamente?

Bentley sale de la habitación y mis piernas me fallan y caigo al piso con las lágrimas corriendo por mis mejillas mientras aprieto con fuerza los puños de mis manos. Trato de contener los gemidos de dolor que salen de mis labios por el dolor tan fuerte que siento en el pecho y que con cada minuto se agudiza.

La puerta se abre a los segundos y siento un par de brazos rodeándome con firmeza. Me aferro a ellos y sigo llorando doblegada por el dolor de saber que mi vida le importa un comino a mi hermano, no le importa entregarme como si fuera algo tan insignificante, no le importa que me vendan como a una simple prostituta.

-Tranquila -escucho su susurro en mi oído

Me giro sobre mis rodillas y envuelvo su cuello con mis brazos y oculto mi rostro mientras sigo llorando con sentimiento.

-Déjalo salir -me susurra Bentley -Expresa lo que sientes, no lo contengas

-Me abandono, me botó peor que a un animal, no le importo en lo más mínimo

-Es que sabe que no le conviene tenernos como enemigos -susurra -Por eso a acudió a todo esto

-Duele -balbuceo entre el llanto

-Ya sanará, lo prometo

Permanecemos un rato así abrazados hasta que me tranquilizo y el dolor se vuelve un poco más soportable.

-Gracias -susurro

-Sé lo que es estar solo y tener que consolarse uno mismo -me mira -Y se lo que se siente querer tener a alguien que te sostenga mientras te desmoronas, tu y yo no somos nada, ni siquiera nos caemos bien ni mal, pero no estás sola, al menos no en este momento

-Me siento vacía

-Te creo

-¿Qué hizo Pavlov?

-Nos robó mercancía importada desde el extranjero, pero no conforme con eso la vendió a nuestros clientes por el doble del precio del dinero que nosotros les cobramos

-Pero él no trafica armas

-Pues lo hizo, fue una ofensa a nuestro legado

-Por eso me secuestraron

-En parte

-Explícate mejor

-Mi padre quiere la cabeza de tu hermano

-Pero dijo que estaban en paz

-¿Se te olvida que estamos hablado de tu familia? -dice burlesco -Nada de lo que salga de sus bocas es verdad y tampoco de la nuestra, así son las cosas Daelyn, si traicionas por la espalda solo espera a que te degollen en el momento que menos lo esperas

-¿Vas a matarlo?

-Yo no, pero no durará mucho

-¿Cuál es el plan?

-¿Quieres muerto a tu hermano?

Me quedo callada.

-Eso creí -se pone de pie y me tiende una mano

La tomo y me ayuda a ponerme de pie.

-¿Estas mejor?

Asiento con la cabeza.

-Bien

Sale de la habitación y yo me recuesto en la cama con un terrible dolor de cabeza. Pero varios minutos después escucho que están tocando la puerta.

-Adelante

-¿Cómo te sientes? -me pregunta Balián

-Como una basura

-Pues no hay nada que te pueda decir que sea verdad y te haga sentir mejor -dice mientras se sienta en la cama y me mira

-¿Donde estuviste? Te perdiste del espectáculo del año de como humillar a una persona

-Bueno a todos nos han humillado

-No como mi hermano lo hizo conmigo

-Seguramente no -suspira -A veces se sobrepasan los limites o las expectativas

-Eres un pésimo motivador

-No vine a motivarte, vine a informarte que mañana tenemos una fiesta de gala a la que hemos sido invitados -me mira -Necesito que encargues un vestido de gala

-No voy a ir con ustedes a ninguna parte

-Lo harás o no te gustara saber las consecuencias

-¿Qué consecuencias?

-Tu mejor amiga se verá implicada en esto

-No la metas en esto

-No ha sido idea mía

Tomo la tablet y encargo el primer vestido que veo.

-Listo, ahora largo de aquí

-Como prefieras -dice mientras se va

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