Capítulo 15. Un paseo nocturno

Después de bañarse Erik y Riddick se cambiaron con un juego de ropa limpia de color blanco y fresca que les habían dejado y se dirigieron al comedor dónde varias jóvenes hermosas les estaban esperando.

_ Siéntense la comida ya está servida.

Dijo la joven que le había dado el beso en el cuello a Erik.

Ellos se sentaron y ellas les sirvieron vino, Erik lo rechazó como había hecho el día anterior pero Riddick no dudó ni un segundo en beberlo.

Mientras comían Erik preguntó.

_ ¿Puedo salir de la casa a dar una vuelta después de cenar?

_ Claro, no tienes que pedir permiso.

_¿Creí que éramos sus prisioneros?

_ Y lo son, pero escapar de esta isla es imposible a menos que nosotras les dejemos ir, así que digamos que toda esta isla es vuestra prisión.

Erik agradeció saber que podía salir de aquella casa ya que lo que menos quería era pasar otra noche escuchando los ruidos que se producían en aquella casa cuando ellas se dirigían a la habitación junto a Riddick.

Después de cenar las chicas llevaron a Riddick a la habitación y ellas le dijeron a Erik.

_ Estás seguro que no te nos quieres unir.

_ ¡No gracias!

_ Como quieras tu te lo pierdes.

Cuándo ellas cerraron las puertas Erik salió de la casa y comenzó a caminar por la calles vacías, el camino hasta llegar a la casa de la princesa y se preguntó qué estaría haciendo ella en esos momentos.

Él estaba distraído viendo hacia la casa para ver si la veía y se asustó cuando sintió una pequeña y delicada mano tocando su hombro, él dio un salto y al ver a la princesa se quedó mudó.

_ ¿Qué haces enfrente de mi casa?

Le preguntó ella.

_ Yo... Solo salí a dar una vuelta, las chicas me dijeron que no había problema.

_ Y no lo hay.

_ ¿De dónde vienes?

_ De la montaña.

_ ¿A esta hora?

_ Si, los dragones aún estaban muy nervioso por vuestra culpa, así que tuve que regresar a calmarlos otra vez.

_ Lo siento, no quise ser una molestia.

_ Olvídalo, ya no importa.

_ ¿Dónde está tu amigo? No lo veo por ninguna parte.

_ Él se quedó con las chicas.

_ ¿ Y tú porque no estás con ellas?

_ Yo vine aquí para obtener tu ayuda, no para jugar con mujeres.

La princesa se río y su risa fue como un canto para Erik y le dijo.

_ Te ves realmente hermosa cuando ríes.

_ ¿Estás intentando seducirme?

Erik se sonrojo y dijo.

_ ¡No yo...!

La princesa se acercó a él, puso su mano en su pecho y pudo sentir como latía con fuerza el corazón de Erik.

_ Eres un hombre muy atractivo y me encantaría tenerte en mi cama.

Le dijo.

_ Pero no soy tonta, sé a qué estás jugando y desde ahora te digo que no va a funcionar.

_ No se que te estás imaginando pero te aseguro que no es así, te dije que eres hermosa porque en verdad lo eres y no porque intente seducirte, yo jamás haría algo como eso para obtener lo que quiero.

Aria se acercó más a Erik hasta quedar cerca de su boca y le dijo.

_ Entonces que haces parado en frente de mi casa en medio de la noche.

_ Yo, no lo sé, llegué aquí sin darme cuenta.

Aria le dio un beso en la mejilla haciendo que Erik se pusiera rojo como un tomate al sentir sus suaves y cálidos labios sobre su piel, ella se alejó de él y le dijo.

_ Está bien, creeré en tus palabras.

Ella comenzó a caminar y Erik la tomó del brazo y le dijo.

_ Espera, aun no te vayas.

_ ¿Qué quieres?

Le preguntó Aria un poco molesta.

_ Quiero seguir hablando contigo.

_ Está bien, pero sueltame, odio que me retengan a la fuerza.

Erik la soltó rápidamente y le dijo.

_ Lo siento, no quise incomodarte.

Aria se sentó en los escalones de la entrada de su casa y le dijo.

_ ¿De qué quieres hablar?

Erik se sentó a su lado sin acercarse demasiado a ella y le preguntó.

_ Tú dijiste que me parezco a mi padre, ¿Acaso le conoces?

_ Sí lo conocí hace algún tiempo.

_ ¿Yo nunca te vi en Creta?

_ Eso es porque la última vez que yo estuve ahí, tú todavía no habías nacido.

_ Espera, ¿Eres mayor que yo?

_ Si.

_ ¿Cuántos años tienes?

_ Sabes, eso no se le pregunta a una dama.

_ ¿Eso significa que no me dirás cuántos años tienes?

_ Conformate con saber que soy mucho mayor que tu.

_ ¿Qué tanto?

_ No te lo diré, ¿Hay algo más que quieras preguntar?

_ ¿Por qué no hay hombres en la isla?

_ Veo que las chicas se han ido de la lengua.

_ Si.

_ La verdad es que yo tampoco lo sé, cuando venimos a esta islas había tanto hombres como mujeres, pero a medida iba pasando el tiempo los hombres enfermaban y morían, las mujeres dejaron de tener hijos varones y al final solo quedamos mujeres.

_ Pero Riddick y yo estamos bien.

_ Los hombres que vienen a esta isla suelen enfermar después de dos meses, por eso cada vez que un barco lleno de hombres atraca en nuestra isla elegimos a los más guapos y las chicas se divierten con ellos.

_ Si lo que me estás diciendo es verdad, ¿Por qué sigues en esta isla?

_ Porque este es mi hogar, además no es como que tenga ningún otro lugar al cual ir.

_ Si no tienes ningún otro lugar al cual ir, por que vienes a Creta, todas tus ciudadanas serían bienvenidas ahí.

Aria se rió.

_ Te equivocas.

Le dijo Aria con una mirada llena de tristeza.

_ Ni mi pueblo, ni yo somos bienvenidas en ningún otro lugar además de este, y aún menos en tu reino.

_ Eso no es verdad estoy seguro que mi padre no se opondría.

Aria se levantó de donde había estado sentada y le dijo.

_ Supongo que tu padre no te lo contó, pero él es una de las personas que me desterró a vivir en esta isla.

_ ¿Qué?

Erik no podía creer lo que estaba escuchando y le dijo.