Capítulo 11. Prefiero morir con la panza llena

Al cerrar las puertas de la casa, la princesa se acostó en un sofá y dijo.

_ ¿A que son monos Lily?

_ ¿Supongo?, Le contestó Lily como si eso no le importara. 

_ Hace mucho que no venían hombres tan guapos, las chicas han de estar encantadas con ellos.

Lily se sentó al lado de la princesa y le preguntó.

_ ¿Estás bien? 

_ Sí, que te hace pensar que estoy mal. 

_ Ese chico se parece mucho a Frédéric. 

_ Es su hijo, es lógico que se parezcan. 

_ ¿Qué piensas hacer con ellos?

_ Nada. 

_ No los dejaras ir así como así ¿verdad? 

_ Mientras no escapen no les haré nada. 

_ Él es el hijo del hombre que te traicionó. 

_ Si, lo sé.

_ No puedo creer que ese tipo se haya atrevido a pedir tu ayuda después de lo que te hizo hace veinte años. 

_ Cálmate Lily, aunque hayan pedido mi ayuda no pienso ir ayudarles. 

_ ¿Y crees que de verdad ese joven es su hijo?

_ Si, él es su hijo, cuando le mire a los ojos me di cuenta de eso, tiene los mismos ojos azules como joyas que su padre, aunque me parece un poco raro que los dragones estén atacado el reino de Creta, ya que cuando me exiliaron a esta isla yo me traje a todos los dragones conmigo. 

_ ¿Crees que los dragones se están escapando de la isla?

_ No lo creo, pero para estar segura haremos un recuento de los dragones.

_ En esta isla hay muchos dragones, es imposible hacer un recuento de todos ellos. 

_ Lo se, quizás deberíamos preguntar qué clase de dragones los estaban atacando, esperemos que eso nos ayude a saber cuáles son los dragones que faltan, pero de momento hagamos un recuento de los nidos más cercanos que hay.

_ Supongo que mañana tendremos mucho trabajo que hacer. 

_ Eso parece. 

_ Lily, si quieres ir a divertirte con las demás chicas puedes hacerlo. 

_ A mi no me interesan los hombres. contestó Lily indiferente.

_ Mentirosa, se que antes de venir a esta isla disfrutabas de los placeres que los hombres te ofrecían. 

_ Eso fue hace mucho, además ellos son nuestros enemigos, no lo olvides.

_ Ese cambio no se deberá a lo que me pasó hace veinte años, ¿Verdad?

_ Por supuesto que no.

Lily se levantó del sofá y mientras se dirigía a la puerta le dijo. 

_ Buenas noches Aria que descanses bien y no te olvides, ellos son nuestros enemigos.

_ Hasta mañana Lily. 

Cuándo Lily se fue Aria sacó el collar que le había quitado a Erik y se quedó mirándolo un rato, recordando su pasado. 

A su mente volvió el recuerdo de Frederick y Selene abrazados mientras un ejército estaba detrás de ellos apuntandolos con sus arcos y ballestas, las palabras que le había dicho Frederick aún resonaban en su mente.

_ Lo siento Aria, pero amo a Selene, no puedo responder a tus sentimientos, por favor vete con tu clan y con los dragones a la isla de Athir, los dragones son demasiado peligrosos para nosotros, no podemos vivir junto a ellos, todos estamos cansados de vivir con miedo esperando que reino será el siguiente en ser atacado por los dragones.

Aria tiró el colgante sobre una pequeña mesa que había al centro de la habitación, furiosa al recordar cómo había sido traicionada hacía veinte años atrás por el hombre que ella amaba. 

Ella se levantó del sofá y se quitó la ropa, se puso un sencillo camisón y se metió en la cama, dónde el pequeño dragón que estaba criando estaba durmiendo hecho una bola. 

Ella lo rodeó con sus brazos ya que  aquel dragón aún era muy pequeño y debía tenerlo cerca de ella para darle calor, ella le acarició la cabeza y le dijo.

_ Buenas noches pequeño.

Cuándo Erik y Riddick entraron a la casa el interior estaba fresco y acogedor, ellas los llevaron hasta un gran baño que había en la casa y comenzaron a quitarles las ropas. 

Erik intentó resistirse sin embargo ellas eran tantas que al final sus esfuerzos fueron inútiles, ellas les ayudaron a bañarse y al terminar les dieron ropas limpias y frescas ya que en aquel lugar hacía mucha calor. 

Ellas trataron las heridas que los hombres hoja les habían hecho al capturarlos y acomodaron el hombro de Erik haciéndolo gritar de dolor. 

Cuando ellas hubieron terminado los llevaron a otra habitación y les sirvieron un gran banquete, Riddick comenzó a comer sin pensarlo dos veces y dijo. 

_ Erik esto está delicioso, tienes que probarlo.

_ No deberías de comer eso no sabes si tiene algo.

Le dijo Erik en voz baja. 

_ No me importa de todos modos si muero prefiero hacerlo con la panza llena. 

Las hermosas jóvenes les sirvieron vino y Erik les preguntó. 

_ ¿Por qué nos tratan tan bien?

_ Porque eres guapo.

Contestó una de ellas. 

_ ¿Solo por eso?

_ En esta isla no hay hombres así que cuando un hombre guapo viene le atendemos muy bien. 

_ ¿Que? 

La joven le dio una copa de vino y le dijo. 

_ Ten bebé. 

Erik tomó la copa que le estaban ofreciendo e hizo como si bebiera y cuando ellas no veían tiro el vino en una maceta que había cerca. 

Un rato después Riddick comenzó a sentir como si todo su cuerpo le quemara, las jóvenes le besaban y le acariciaban. 

Ellas intentaron hacer lo mismo con Erik sin embargo como él no se había bebido el vino les dijo. 

_ ¿Qué le han hecho a mi amigo?

_ Nada , solo le hemos dado un afrodisíaco para hacer que disfrute de su tiempo aquí. 

_ Al parecer tu no has bebido el vino.

Contestó una joven de cabello castaño y le ofreció otra copa y le dijo. 

_ Por que no te relajas y disfrutas  tu también. 

Erik tiró la copa que le estaban ofreciendo y les dijo. 

_ No pienso beber eso. 

_ No te enfades, si no quieres no te obligaremos, algún día cambiarás de opinión, todos lo hacen. 

Las chicas se alejaron de Erik y se fueron junto a Riddick, quien parecía muy contento y a gusto entre ellas. 

Él respondía a sus besos y a sus caricias, ellas se lo llevaron a otra habitación y le dijeron a Erik. _ No le haremos ningún daño solo queremos pasar un buen rato, si deseas ver para asegurarte de que tu amigo esté bien a nosotras no nos molesta. 

Erik horrorizado les dijo. _ No. 

_ Bueno esa es tu decisión tu te lo pierdes. 

Ellas cerraron la puerta y minutos después se escucharon gemidos y gritos de placer proviniendo de aquella habitación, Erik tapó sus oídos y se puso a pensar en que podía ofrecerle a la princesa para hacerle cambiar de opinión y que ella decidiera brindarle su ayuda.

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