Capítulo 10. ¿Que piensas ofrecerme?

Erik estaba muy nervioso porque el hombre hoja que había entrado a la casa estaba tardando en salir, él se estaba preguntado que haría si la princesa se negaba a recibirlo, cuando salió un hermosa mujer de cabello rubio, peinado en una larga trenza hacia un lado y de piel blanca como la porcelana, de hermosa figura y vestida con ligeras gasas de color verde que apenas la cubrían, cuando estuvo lo suficientemente cerca de ellos les dijo. 

_ La princesa ha dicho que les atenderá, esperen aquí hasta que venga. 

Erik y Riddick esperaron durante un buen rato a que la princesa dragón saliera, mientras tanto muchas hermosas jóvenes se reunieron alrededor de ellos y les coqueteaban descaradamente, ellas reían y les veían con deseo como si ellos fueran algún tipo de postre suculento que desearan probar.

Erik comenzó a sentirse incómodo ante sus miradas, sin embargo Riddick parecía encantado y les decía hola con la mano.

Cuando las puertas volvieron abrirse salió y una hermosa joven de cabello rojo que le caía en hondas hasta la cintura, su cabello hacía contraste con su piel ligeramente bronceada, ella caminó majestuosamente hacia ellos casi como si flotara, vestida con finas gasas de color azul oscuro que dejaban a la vista su ombligo y su vientre plano, aquellas ropas se le pagaban al cuerpo como una segunda piel, marcándole las curvas de las caderas. 

Erik sintió como se le secaba la boca al ver a la princesa, maravillado con su belleza. 

Ella se acercó a Erik y al estar enfrente de él, ella clavó su mirada en la de él, sintió como su corazón latía como loco en su pecho, él jamás se había sentido especialmente atraído por las mujeres pero en ese momento no podía pensar en nada más que en sus delicados labios. La hermosa joven tocó el collar que Erik llevaba en el cuello y le preguntó. 

_ ¿Quién eres?

Aria se había quedado muy sorprendida cuando había visto aquel joven de ojos azules y cabello negro que estaba frente a ella, al principio ella creyó que era Frederick a quien ella le había regalado su colgante hacia mucho tiempo, pero luego se dio cuenta que eso era imposible ya que habían pasado veinte años desde la última vez que ella lo había visto y él estaría rondando los cuarenta cinco años. 

Erik al escuchar su voz dulce y seductora se quedó mirándola como un tonto sin decir una palabra y ella volvió a preguntar. 

_ ¿Quién eres y a qué has venido a mí isla?

Como Erik no decía nada Riddick contestó. 

_ Él es el príncipe de Creta. 

_ ¿Por qué contestas tú en vez de él, acaso no puede hablar?

Erik reaccionó ante las palabras de la princesa y le dijo. 

_ Si puedo hablar su majestad.

_ Entonces porqué no contestas, ¿A qué has venido a mi isla? 

_ He venido a este lugar para implorar vuestra ayuda, mi reino está siendo atacado por dragones.

Ver el colgante que ella le había regalado hacía años a Federick en el cuello de su hijo con aquella insulsa mujer por la que la había traicionado la hizo enfurecer, ella le arrancó del cuello a Erik el colgante  y le dijo. 

_ Esto es mío y ahora dime, ¿Por qué debería de ayudarte? 

_ Yo, te daré lo que me pidas. 

_ ¿Cómo que? 

_ Te daré oro y joyas si así lo deseas. 

Aria se rió divertida por el ofrecimiento de Erik, ella no sabía si él era inocente o un completo idiota y  le dijo.

_ Eso no me interesa, por si no te has dado cuenta mi reino es bastante próspero, el oro y las joyas aquí no son la gran cosa, mis ciudadanos los usan casi como ropa. 

Erik ya se había dado cuenta de eso pero en ese momento no se le podía ocurrir nada que ofrecerle a la princesa así que le dijo. 

_ Haré cualquier cosa que me pidas, por favor ayúdame. 

Aria se sintió molesta ya que aquel joven era el hijo de Frédéric y después de tanto tiempo él había enviado a su hijo para que ella le prestara su ayuda como lo había hecho en el pasado. Ni siquiera había tenido el valor de ir él mismo a pedir su ayuda.

La princesa se acercó a Erik y pasó sus dedos por su cabello rozándole la mejilla, ella odio que él se pareciera tanto a Frédéric, que se viera exactamente igual al hombre que una vez había amado y le dijo.

_ Si no tienes nada que ofrecerme no pienso ayudarte, pero como eres hermoso al igual que tu amigo los dejaré quedarse aquí en mi reino por un tiempo, estoy segura serán más que bienvenidos aquí. 

Aria  dio media vuelta y comenzó a caminar devuelta por dónde había venido, Erik se sintió desesperado tomó su mano para detenerla y en ese mismo momento los hombres hoja apuntaron sus lanzas hacia ellos. 

_ Te recomiendo que me sueltes si aún deseas seguir viviendo. 

Le dijo ella con una voz glacial.  Erik soltó a la princesa y dijo.

_ Lo siento yo solo deseo tu ayuda. 

La princesa siguió caminando y dijo. 

_ Hasta que no tengas algo interesante para ofrecerme no pienso ayudarte, ah y por cierto, te aconsejo que no intentes escapar o de lo contrario se convertirán en la comida de mis dragones. 

Ella camino de regreso a su casa y le dijo a la mujer que había salido antes que ella. 

_ Vamos Lily. 

Ambas entraron a la casa y las puertas se cerraron detrás de ellas, Erik se quedó mirando las puertas cerradas y deseó poder entrar a esa casa y convencer a la princesa que le brindara su ayuda, sin embargo el que los hombres hoja les estuvieran apuntando con sus lanzas le hicieron ver que eso iba hacer imposible. 

Los hombres hoja bajaron sus lanzas poco después y se fueron, todas las jóvenes que estaban ahí reunidas se amontonaron sobre ellos y los llevaron hasta una de las casas al final de la calle. 

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