Cap. 16 En la Tormenta

Al entrar en el cañón me di cuenta de que estaba en el territorio de un lince, no un simple lince sino una hembra y con cachorros, el caballo se asusto con la presencia de la lince y me derribo, la yegua salió del cañón y la lince tras de ella, eso fue lo último que vi.

La tormenta empezó, todo el bosque estaba obscuro la espesa lluvia golpeaba nuestra piel y dificultaba nuestra visión, y el rastro de las pisadas de la yegua de la sultana se habían borrado, mi hermano nos sugirió que nos transformáramos en lobos para poder encontrarla más fácil, pero el rastro de la esencia de la sultana también se había borrado, tal parecía que esta tormenta quería borrar a todos de la faz de la tierra.

La tormenta no nos permitió avanzar mucho, casi una hora después, la guardia real del sultán llego hasta nuestro lado, el sultán en persona cuestiono a el General de caballería y al jefe de guardias para tener la mayor información de los hechos, nosotros también le informamos de lo que vimos y presenciamos y de los cuadrantes en los que ya habíamos buscado.

La lluvia caía con fuerza y los truenos y relámpagos azotaban con fiereza en el bosque, la temperatura bajo considerablemente y mi cuerpo empezaba a perder calor, de pronto unos lengüetazos me hicieron despertar del sueño extraño donde me encontraba, al abrir los ojos, me sorprendí no sabia donde me encontraba, parecía que aún seguía en el cañón donde me había tirado, mi yegua, pero me encontraba rodeada de tres lindos cachorros de lince, los cuales no se si buscaban mi calor o buscaban darme calor, creo que su madre los abandonó al sentir mi presencia en su cueva o nido.

Intente levantarme, pero mi pie se encontraba lastimado con la caída, también mi cadera estaba muy golpeada, como pude me arrastre hacia un lado de la pared del cañón donde se podía ver una leve saliente donde no daba la lluvia, claro que los cachorros se mantuvieron pegados a mí, tal pareciera que eran gatitos de unos dos o tres meses de nacidos, su lindo pelaje amarillo paja con tonalidades en negro y blanco adornado sus lindas orejas, se veían tan lindos, de pronto me empecé a sentir un poco mareada y con mucho cansancio y al ver un gran relámpago caer dentro del cañón y con el gran sonido me desmaye.

El sultán en persona encabezo la búsqueda, antes de reiniciar la búsqueda la cual haríamos como lobos, nos dijo que la sultana se encontraba en peligro, que era muy importante localizarla y darle su medicamento ya que sin el podría entrar en un coma del cual talvez no podrá despertar jamás, al oír esas palabras mi hermano, se estremeció, le pregunte al sultán por qué no podíamos detectar el aroma de la sultana, a lo cual me informo que probablemente solo se borro por la fuerte lluvia o porque esta desmayada.

La tormenta no parecía parar, los fuertes vientos y la fuerza con que las gotas de lluvia caían no nos permitían avanzar mucho pero no había opción, teníamos que encontrar a la sultana lo mas pronto posible ya que podría estar en peligro, primero por las bestias salvajes que viven en el bosque, segundo por la falta de medicamento que pondría en riesgo la vida de la sultana, en tercero no podría resistir el ver y sentir el dolor de mi hermano.

Ya eran pasada de media noche cuando la tormenta empezó a disminuir, sobre el suelo del bosque se formaron arroyos y pequeñas charcas, el general de la caballería logro identificar el rastro de la yegua, pero de la sultana no se encontraba rastro ya casi amaneciendo y con los primeros rayos del sol entramos en una cañada algo lejana de donde se había perdido la sultana, al intentar entrar a la cueva un lince ataco a Zoid por la espalda lo cual hiso que cayera y golpeara su cabeza con una roca saliente de la tierra, sabía que era el lince que me había atacado horas antes.

Mi nivel de desesperación y estrés escalo a su límite, me abalance hacia el lince y nos enredamos en una pelea de bestias, me dio varios zarpazos y mordidas, pero de igual manera le di varios zarpazos y mordidas, una de estas llego a su cuello y sin piedad lo perfore con mis dientes, sabía que no debía de ser tan impulsivo, pero el saber que mi hermano estaba inconsciente y mi amada perdida y con solo pensar que tal vez también había sido atacada por la misma bestia en lo que si, el sabor de la sangre llego a mi lengua eso me hiso salir de mi transe colérico.

Cambie a mi forma humana para ayudar a ver como se encontraba mi hermano ya que aun permanecía inconsciente y en su estado lobo, lo cual era mas preocupante ya que no podía examinarlo bien, los guardias improvisaron una camilla y lo trasladaron a donde se encontraba el medico que el sultán había traído para la sultana.

De pronto escuché unos leves aullidos dentro de la cueva lo cual me hiso adentrarme en esta, lo primero que vi fue a un cachorrito de gato, el cual quise tomar en brazos, pero corrió hacia la cueva, lo seguí y no pude creer lo que mis ojos estaban viendo, mi adorable Remy, mi amada sultana estaba inconsciente rodeada de tres lindos cachorros de lince, me acerque lo más rápido que pude he intente despertarla, pero no me respondía nada, por instinto grité un médico¡¡

Levante en brazos a mi amada y los cachorros me empezaron a gruñir, parecía como si la estuvieran cuidando, lo cual me hiso sonreír, sali de la cueva y el sultán se puso a mi frente sonrió al ver a la sultana pero empezó a gritar por el medico que ya venia hacia nosotros, la recosté sobre una camilla que traían los guardias, el médico la revisa rápidamente y nos informó que necesitábamos llevarla de inmediato a el palacio para hacer una mejor revisión y dar un buen tratamientos, al igual que a mi hermano que aún permanecía inconsciente.