Habían pasado unos días, desde la aventura en la montaña nublada y la misteriosa vieja chamán, mi padre comenzó con sus terapias físicas y nosotros continuamos de paseos con la sultana, decidimos que entraríamos al bosque en busca de la sultana, nos quedamos con ganas de conocer el lugar donde el forastero lloró mil días.
Todo estaba preparando, en esta ocasión salimos de madrugada, claro que con el contingente de damas y guardias que no podían faltar, en esta ocasión no trajeron a las Nana.
En la puerta trasera del palacio, se encontraban varios caballos, el caballo de la Sultana era una hermosa yegua de la raza Akhal-teke, de color dorado con sus crines, decoradas en un trenzado hacia el lado izquierdo, sobre la yegua, está la montura y una carola con el escudó del palacio, este está formado por un ovalo central, con el símbolo del infinito dentro, en su centro derecho está un lobo erguido en posición protectora y su reflejo en un marco dorado, en el centro izquierdo hay una loba, recostada en su nido acunando un cachorro, en la parte superior del óvalo están, la luna y las estrellas, y en su parte inferior una cama de rosas.
El resto de los caballos se encontraban ensillados, con el escudo del palacio a un costado de la montura de un tamaño menor, los caballos de mi hermano y mío son de un color chocolate claro, el resto de los caballos son de color negro.
Mi hermano Zaid ayudo a la Sultana a subir a su yegua la se llama “luz de Luna” mi caballo se llama “cariño” y el de mi hermano “amor”.
Cuando todo nos encontrábamos a lomo de los caballos emprendimos la caminata, el General de caballería encabezaba la avanzada, seguido de dos guardias personales de la Sultana, Remy y Zaid se encontraban detrás de la guardia, detrás de ellos me encontraba yo y un guardia, detrás de nosotros las cuatro damas de compañía y cuatro guardias más.
Ya eran casi las seis de la mañana cuando dejamos el palacio, las visitas del bosque son especiales, los primeros rayos del sol se empezaron a ver por entre los gruesos troncos de los árboles, las tonalidades del dorados rojizos y amarillo, se mezclaban con los verdes, amarillos y cafés del follaje, caminar entre los haz de luz te transporta a una zona de paz y tranquilidad, como si de un cuento infantil se tratara.
A decir verdad, me encontraba en este mimo instante en una de las tantas escenas de los cuentos que redacto mi madre y que nuestro padre nos leyó.
Me encontraba sumergido en un remolino de emociones mágicas y reales, me reía a mis adentros, con solo imaginar a mi madre, creando un mundo de fantasía en los cuentos que ella creo para nosotros y que por asares del destino, también compartimos con la hermosa Sultana que robó el corazón de mi hermano Zaid.
Me alegra que mi hermano encuentre a su pareja destinada, aún que tengo que confesar que estoy un poco celoso, no por la sultana, sino porqué yo me encuentro solo, siempre creí que encontraríamos a nuestras destinadas al mismo tiempo, como en uno de los cuentos de mi madre, en el decían: y los grandes cachorros faraones encontraron el amor en tierras lejanas.
Pero esas tierras estaban cada vez más lejanas para mí, Zaid estaba perdidamente enamorado de la Sultana Remy y yo al parecer me enamoré del fantasma Omega de la Sultana del bosque.
Desde hace unos días mi pecho se siente vació, mi alfa me pedía regresar al arroyo donde encontré a Agua de Luna, pero por el desmayo y la ida a la montaña nublada no había podido ir al bosque, por eso saber que tengo una posibilidad de ver a la omega del bosque, me alegra de sobremanera, quisiera verla a lo menos a lo lejos.
El general marco un tiempo de descanso, y como no faltaban 10 minutos para las ocho de la mañana y debíamos tomar el desayuno y la sultana su medicamento, los guardias montaron una jaima de buen tamaño, las damas acomodaron cojines y una pequeña mesa para servir el desayuno, fruta picada, pequeños sándwich de jamón y queso, panecitos de ajo y varias bebidas de agua frutas y natural.
Después de unos 30 minutos, la sultana se levanto a dar un pequeño paseo por los alrededores del mini campamento acompañada de mi hermano, yo me quede bajo la sombra de un árbol, observando toda la metodología que los guardias y damas desplegaban al montar y desmontar el campamento, no había notado que los caballos de los guardias y damas tenían pequeñas bolsas de carga donde llevaban la jaima y todos los accesorios para la comodidad de la sultana. Al levantar el campamento no quedo marca de nuestra presencia en el bosque.
El general informo que continuaríamos con el trayecto, subimos nuevamente a lomo de nuestros caballos, ya eran casi las 9 de la mañana, los caballos iban a un trote lento y calmado, la sultana disfrutaba de las pláticas y ocurrencias de mi hermano, de vez en cuando comentaban conmigo de sus locuras el cielo empezó a ponerse de un gris un poco obscuro a la lejanía, lo cual nos avisaba de que una tormenta estaba cercas y amenazaba con llegar sin piedad.
Zaid, Zoid, tengo una idea, que tal si hacemos un mini torneo de caza, sabían que en esta zona hay una gran cantidad de ciervos, el primero que case una presa lo premiare con ummmm, no lo se mas tarde les digo, y si gano yo ummm, les pondré un castigo, que tal aceptan.
Me gustó mucho el reto de mi hermosa sultana, claro que mi hermano y yo aceptamos al mismo tiempo, pero con que cazaríamos a los ciervos.
Bueno será con arco y flecha o tienen miedo, se lanzará una flecha por persona y solamente un ciervo será cazado, tiene que ser macho y de edad tierna, no hembras.
Apenas termino la sultana de decir la reglas los guardias nos entregaron los arcos y las flechas, rompimos la formación de dos y se formo una nueva de tres, en esta ocasión nosotros encabezábamos el contingente, el General se colocó detrás de la sultana y los otros dos detrás de nosotros a unos 15 o 20 metros, el contingente restante se quedo a unos 50 metros por detrás.
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Comments
LMZC
y allí lo encontrarán
2022-08-13
3