Cap. 8 La Velada

La ambientación en el jardín es exquisita y de muy buen gusto, le digo a la sultana, alagando su trabajo, nos sentimos muy alagados mi hermano y yo, por las molestias que se han tomado, con los cuidados de mi padre y el nuestro, Zoid confirma lo dicho con una sonrisa y le ayuda a la sultana a tomar asiento sobre uno de los cojines de color rojo que está en la mesa central del jardín, después de ella también tomamos asiento sobre los otros dos cojines rojos restantes.

Al tomar asiento, una de las chicas trajo una pequeña copa de cristal con un vino o algo parecido y se la ofreció a la sultana, está la tomo y bebió toda, regalo una sonrisa a la chica y esta se retiró con la copa bacia, disculpe sultana que es lo que acaba de beber si no es mucha mí interrupción.

Me sorprendió la pregunta de Zaid, ya que nadie me pregunta nada de este tipo de cosas ni de otras, sabes hay una historia muy cómica detrás de la copa que tomo antes de cada alimento, verán todo empezó hacer como 6 años, y ese balcón…

Cuando termino de contarnos la caída que sufrió desde el balcón de sus aposentos, su recuperación y que es parte de su tratamiento, empezamos a comer unos deliciosos bocadillos que nos pusieron a la mesa, la música se podía escuchar al fondo, pero no se veían los músicos, estos estaban detrás de unos biombos hechos de suaves velos, los instrumentos que se están tocando podría asegurar que son de cuerdas y percusiones, pero de instrumentos muy antiguos, ya que el sonido es muy fino y delicado.

Hicimos un brindis por que los tres estábamos de 20 años y habíamos descubierto con las pláticas en la mesa que habíamos nacido el mismo día y hora durante el eclipse y alineación planetaria total, la cena llego y los cortes de carne estaban en su punto, solo por educación no nos chupamos los dedos, pero ese marinado en la carne bien valía la pena faltar al protocolo de cena.

Los platos fueron retirados y dejado nuevas copas de cristal para el próximo vino a degustar, colocaron una charola central con varios frutos típicos de la región curtidos en almíbar, la noche es perfecta, mi hermano y yo también contamos algunas de nuestras historias para complacer a la dama que pedía conocernos más a fondo.

Le contamos de la cancelación de nuestro último viaje y le invitamos a dar un paseo de una semana por las maravillosas costas del mar mediterráneo en su compañía, la sultana acepto de muy buena manera y propuso llevar a una de sus amigas para ir en parejas, por alguna extraña razón preferiría ir solos los tres a ese paseo, creo que mi alfa hiso salir ese pensamiento.

Eran como las 11 de la noche y la sultana dijo que nos tenía una sorpresa, se acercó una de las jóvenes que le acompañan y le ayudo a levantar, al momento nos levantamos por igual, ella nos pidió que tomáramos asiento y que esperemos la sorpresa. Ella se retiró y a los pocos minutos el velo que cubre su balcón se ilumino y la música sonó en un ritmo más alegre.

Una sombra apareció detrás del velo blanco de su balcón, la figura de una mujer danzando al ritmo de la música nos cautivó, se podría apreciar sus lindas curvas, el movimiento de la sombra era espectacular, se contoneaba de un lado a otro, como siguiendo una coreografía ancestral, es un baile hipnotizante, sus manos dibujaban trazos y líneas sobre el velo, la caída de su cabello se reflejaba de tal manera que parecía un mar sobre sus hombros, el ritmo en este llevaba la vista hasta sus lindos bustos, los cuales tenían un vaivén como las olas.

De pronto la figura humana de la mujer tomo algo del suelo, era una fina pero enorme espada, la cual coloco sobre su vientre después de hacer un tipo de flexión inversa de su espalda, giro con ella varias veces sin perder el control de esta, suavemente la deslizo por su cuerpo hasta llegar a su pecho, en esta zona la dejo descansar sobre su busto, al ritmo de las percusiones la espada tomaba altura y caía sobre estos sin más, eso fue fabuloso, años de practica en ese tipo de bailes ancestrales de la cultura turca llevan a ese tipo de amalgama del cuerpo y el ritmo de la música.

La música bajo de ritmo y la espada bajo a uno de sus pies, dio unos cuantos giros más y la dejo a sus pies, del cielo callo un velo con el cual se cubrió el cuerpo, los pliegues de la tela se podían apreciar a través de las sombras, lo cual hiso delirar a mi imaginación y pensar que la bailarina estaba desnuda al bailar, mire a mi hermano a los ojos y parecía que él tenía el mismo pensamiento que yo, sus pupilas estaban dilatadas de la excitación visual que la sombra de la mujer causaba sobre su persona, así era Zaid, él le gustaban este tipo de provocaciones.

La mujer detrás del velo tomo nuevamente la espada del piso, ella seguía cubierta con el velo, en unos cuantos movimientos más la espada tomo más altura de su cabeza y en un movimiento rápido y termino de la música el velo se desgarro con el filo de la espada, liberando a la mujer de las sombres y revelando a la hermosa y seductora sultana Remy.

Mi hermano Zaid, salió a su encuentro al momento que descubrió la identidad de la danzante, le tomo de la mano y acompaño a la mesa del jardín, ella estaba muy agitada por el baile realizado, pero en su rostro se reflejaba una gran sonrisa de satisfacción de haber cautivado a uno de los hermanos Malek.