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En Manos Del Mafioso

En Manos Del Mafioso

Status: En proceso
Genre:Mafia / Amor-odio / Romance de oficina / La mimada del jefe
Popularitas:1.1k
Nilai: 5
nombre de autor: magály Fernández

en manos del mafioso , Emily escapó de una relación mala, cerro su corazón del amor, ahora estaba preparandose para su nuevo trabajo, sin saber lo que el destino le preparó

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capitulo 10

Los ojos de Luca se encendieron con una llama de furia ante la admisión de Tomás. Su mano se tensó alrededor del mango del cuchillo que aún estaba hundido en la pierna de Tomás. Su rostro se contorsionó en una mezcla de ira y desprecio.

—¿No fue tu culpa?— repitió él, con una risa sarcástica. —Explícate, imbécil. ¿Cómo no fue tu culpa golpearla y lastimarla así?-

Tomás tragó saliva, luchando contra el dolor y el pavor mientras intentaba responder a la pregunta de Luca. Su voz salió en un gemido entrecortado por el sufrimiento.

—E-era un error, un momento de locura...— respondió él, tratando de encontrar las palabras adecuadas. —Yo... yo no quería hacerle daño... pero ella me estaba provocando y...—

Las palabras murieron en su garganta cuando se dio cuenta de que su explicación no estaba justificando las acciones que había cometido hacia Emily.

La paciencia de Luca se estaba agotando cada vez más con cada palabra que salía de la boca de Tomás. Su mirada estaba llena de desprecio mientras apretaba aún más el cuchillo en la pierna de Tomás.

—Maldición, ¿acaso crees que me importa tu excusa patética?— dijo él, con voz cortante. —Eres un cobarde e inmaduro. ¿Crees que golpear a una mujer porque —te estaba provocando— es una justificación válida?-—

Tomás se estremeció ante la ira que se podía percibir en la voz de Luca. Él intentó contener las lágrimas que se acumulaban en sus ojos mientras buscaba las palabras adecuadas.

—No... no, no es una justificación válida—, admitió él, con voz temblante. —Fui un idiota... no debería haber reaccionado de esa manera. Fue un error, un grave error... pero... pero no quería lastimarla...—

antes de que lo digas, mis hombres te atenderán - sonrio mientras clavaba otro cuchillo y se limpio la sangre de las manos - sabrás como es ser golpeado

Tomás ahogó otro grito de dolor ante la nueva tortura, su cuerpo se estremeció por el dolor y el miedo. Su rostro estaba cubierto de terror mientras miraba cómo Luca limpiaba la sangre de sus manos.

—Por... por favor, te ruego que no me lastimes más...— suplicó él, con voz entrecortada por el dolor y el pavor. —Haré lo que sea, lo que sea...—

Luca se retiró del lugar, ordeno a los guardias atenderlo bien y luego tirar a Tomás en un callejón

Mientras tanto, pasaron unos días y Emily ya se había adaptado mejor a su trabajo. Había logrado llevarse bien con algunos compañeros y, poco a poco, iba dejando de lado la inseguridad de los primeros días. Sus informes eran claros, sus ideas frescas y hasta su jefe directo había comenzado a mirarla con cierta admiración.

Aun así, cada tanto, su mente regresaba a Luca. Ese hombre arrogante, dominante y misterioso, que parecía aparecer en los momentos más inesperados, se había convertido en una sombra persistente en sus pensamientos. Emily no quería admitirlo, pero sentía curiosidad, atracción… y al mismo tiempo miedo.

Sophia, por supuesto, no dejaba pasar oportunidad de molestarla.

—Admítelo, te gusta un poquito —le susurró una tarde mientras almorzaban juntas en la cafetería de la empresa.

—¡Claro que no! —replicó Emily, aunque el rubor en sus mejillas la traicionó. —Es un mafioso, Soph. Un mafioso.

—Sí, sí… pero un mafioso guapísimo —bromeó su amiga, haciendo que Emily bufara y desviara la mirada.

Esa misma noche, Emily al volver casa. al bajar de su coche luego de estacionarse, un escalofrío le recorrió la espalda: había un coche negro estacionado frente a su edificio. Reconoció el brillo metálico del emblema en la parrilla.

Luca estaba allí.

Apoyado con calma contra el vehículo, fumaba un cigarro, como si hubiera estado esperándola durante horas. Sus ojos oscuros se iluminaron al verla, y una sonrisa lenta y calculadora se dibujó en sus labios.

—Pequeña —saludó él con esa voz grave que la hacía estremecer—. Vaya coincidencia encontrarte aquí tan tarde.

Emily apretó el bolso contra su costado, desconfiada.

—Coincidencia no es —replicó, tratando de sonar firme—. Estás esperándome.

Él soltó una leve carcajada y tiró el cigarro al suelo, aplastándolo con la punta del zapato.

—Quizá. O quizá solo me gusta asegurarme de que llegues sana y salva. La ciudad puede ser peligrosa… ya lo sabes.

—No necesito un guardaespaldas —replicó Emily con frialdad—. Menos aún uno como tú.

Luca dio un paso hacia ella, reduciendo la distancia. Su presencia imponente la envolvió como un manto.

—Puede que no lo necesites, preciosa —susurró—. Pero me temo que ya lo tienes.

Emily lo miró con firmeza, aunque por dentro su corazón latía como un tambor.

—Sabes… puedes irte —dijo con voz tensa, apretando el bolso contra su costado como si fuera un escudo—. No te pedí que vinieras, ni que me siguieras.

Luca arqueó una ceja, divertido por su resistencia. Dio un paso más, inclinándose apenas hacia ella.

—¿De verdad quieres que me vaya, pequeña? —preguntó en tono bajo, casi un desafío—. Porque no suena a lo que realmente quieres.

Emily respiró hondo, obligándose a mantener la compostura.

—Sí, quiero que te vayas —repitió, esta vez más firme—. Estoy cansada de hombres que creen tener derecho a controlar mi vida. No necesito tu protección, ni tus juegos.

Por un instante, el brillo arrogante en los ojos de Luca se apagó. La intensidad en su mirada se volvió más oscura, más peligrosa.

—Tienes agallas, lo admito —murmuró, con un destello de admiración en su voz—. Pero deberías saber algo, Emily… —se inclinó aún más, sus labios rozando casi su oído—. Cuando la familia Bianchi se interesa por alguien, esa persona nunca está realmente sola.

Emily dio un paso atrás de golpe, buscando distancia.

—No soy un juguete de la mafia —escupió con rabia—. Y si vuelves a seguirme, Luca, te aseguro que me encargaré de que lo lamentes.

Por primera vez, él soltó una carcajada sincera, grave y profunda, que retumbó en la quietud de la calle.

—Eres la primera mujer que me habla así… y sigue viva —dijo con un tono entre amenaza y fascinación.

La tensión se hizo insoportable. Emily, sin apartar la mirada, metió la llave en la cerradura de su edificio. Antes de entrar, lo miró por encima del hombro.

—Buenas noches, Luca. Vete.

Él no se movió, solo la observó entrar al edificio con esa sonrisa arrogante que la sacaba de quicio… y que, en el fondo, la hacía temblar.

Cuando la puerta se cerró detrás de ella, Luca se quedó quieto frente al coche, murmurando para sí mismo:

—Puedes intentar alejarme, preciosa… pero esto apenas comienza.

1
mar
me gusta mucho, la trama
Cuquy De Cristofano
termina acá???
M: holaa, no aun falta 🥰
total 1 replies
Cuquy De Cristofano
interesante trama.
mar
Luca debe vengarse por Emily
mar
hay mucha tensión aquí... quiero que se besen
braian
se lo tiene merecido ese bastardo
braian
me gusta hasta ahora
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