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Los Hermanos Casasola

Los Hermanos Casasola

Status: Terminada
Genre:Equilibrio De Poder / Traiciones y engaños / Romance de oficina / Completas
Popularitas:99.6k
Nilai: 5
nombre de autor: Maria L C

Emiliano y Augusto Jr. Casasola han sido forjados bajo el peso de un apellido poderoso, guiados por la disciplina, la lealtad y la ambición. Dueños de un imperio empresarial, se mueven con seguridad en el mundo de los negocios, pero en su vida personal todo es superficial: fiestas, romances fugaces y corazones blindados. Tras la muerte de su abuelo, los hermanos toman las riendas del legado familiar, sin imaginar que una advertencia de su padre lo cambiará todo: ha llegado el momento de encontrar algo real. La llegada de dos mujeres inesperadas pondrá a prueba sus creencias, sus emociones y la fuerza de su vínculo fraternal. En un mundo donde el poder lo es todo, descubrirán que el verdadero desafío no está en los negocios, sino en abrir el corazón. Los hermanos Casasola es una historia de amor, familia y redención, donde aprenderán que el corazón no se negocia... se ama.

NovelToon tiene autorización de Maria L C para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

¿Sabes lo que quieres?

Al día siguiente, Danitza llegó a la hacienda caminando con seguridad. Traía unas carpetas y su pelo castaño brillaba con la luz de la tarde. Apenas entró, escuchó una voz que conocía muy bien, una que siempre la hacía poner los ojos en blanco.

—¿Quién dejó entrar a esa cosa horrorosa? —dijo Augusto Jr., bromeando desde una columna, con una sonrisa burlona.

Danitza lo miró con molestia. Sabía que él solo quería molestarla, como siempre. Él, alto y fuerte, la miró de arriba abajo con una sonrisa entre pícara y arrogante. No había cambiado nada. Pero ahora, la molestia se mezclaba con una ligera tensión que sentía en el estómago.

—Estás más fea que nunca —añadió él, con su tono de siempre, ese que ocultaba más de lo que decía.

Danitza resopló y lo miró con desprecio, aunque su corazón latía más rápido.

—Y tú igual de insoportable. Quítate, no quiero que se me pegue tu amargura —respondió, empujándolo al pasar.

Augusto se echó a reír.

—Sigue soñando conmigo, Danitza.

—Ni en mis pesadillas, idiota —dijo ella sin dejar de caminar.

Siguió por los pasillos hasta la cocina, donde Dalia, su madrina, preparaba agua fresca con limón y hierbabuena. Al verla, Dalia la abrazó con cariño.

—¡Mi niña hermosa! Qué gusto verte, corazón. Estás más guapa cada día.

Danitza la abrazó fuerte.

—Ay, madrina… vengo enojada. Augusto me recibió diciéndome fea —se quejó.

Dalia rió suavemente, acariciándole la mejilla.

—Eso quiere decir que te extrañaba. Ya sabes cómo es ese muchacho… No sabe hablar sin molestar.

—Desde niños es lo mismo. Siempre haciéndome enojar —dijo Danitza, cruzándose de brazos. Pero en su voz había algo más que rabia, algo que ni ella entendía bien—. Es que… no cambia.

—¿Y tú? ¿Lo has dejado de pensar? —preguntó Dalia con picardía, bajando la voz.

Danitza se quedó callada, mirando al suelo.

—No sé de qué hablas —murmuró.

—Claro que lo sabes, mi niña. Pero no te preocupes, todo a su tiempo. Ustedes dos son fuego y viento, y ya verás que un día dejarán de jugar y se dirán lo que sienten de verdad.

Danitza suspiró, sonriendo un poco.

—Él primero tendría que aprender a hablar bien y dejar de hacerse el interesante.

—Y tú a no buscarlo con los ojos —dijo Dalia con dulzura, volviendo a su jarra.

Danitza puso los ojos en blanco, pero no dijo nada. Se sirvió agua y se quedó en silencio, mirando al jardín, donde sabía que Augusto volvería a aparecer. Porque siempre lo hacía. Porque desde niños… nunca se habían podido ignorar.

Después de entregar los documentos, Danitza se despidió de Dalia y Martín con un beso. Sus padrinos la acompañaron hasta la puerta, dándole consejos como si fuera una niña.

—Cuídate mucho, mi niña —le dijo Dalia—. Y si ese muchacho te molesta, me dices.

—Créeme, madrina, si pudiera meterlo en una caja y tirarlo al río, ya lo habría hecho —respondió Danitza con una sonrisa, poniéndose las gafas de sol.

Pero al bajar los escalones, lo vio. Augusto Jr. estaba apoyado en un pilar, con los brazos cruzados y esa sonrisa que la sacaba de quicio, como si la estuviera esperando.

—¿Ya te vas, feíta? Qué lástima… iba a invitarte una cerveza para que no seas tan amargada.

Danitza rodó los ojos.

—¿No tienes nada mejor que hacer, Augusto? No sé, trabajar, dormir, desaparecer…

—Tengo tiempo libre para fastidiarte. Qué suerte tienes, ¿no?

—Eres increíble… de verdad, increíblemente molesto —dijo ella, acomodándose el bolso para irse.

Pero él no se movió. Frunció el ceño y bajó la voz.

—¿Quién era el tipo con el que te vi abrazándote en tu casa?

Danitza lo miró con desconfianza.

—¿A ti qué te importa?

—No me vengas con eso. Te vi muy contenta. ¿Quién es? ¿Qué quiere? ¿Desde cuándo? —dijo él, dando un paso al frente—. ¿Quién se va a fijar en alguien fea cómo tú?

Ella se detuvo y se giró rápido. Su cara cambió.

—No es tu problema, Augusto. Y no eres mi padre para pedirme explicaciones —dijo con firmeza.

—No soy tu padre —dijo él, y la tomó de la cintura tan rápido que ella apenas reaccionó—. Pero soy familia. Y no voy a dejar que cualquier idiota se te acerque sin que yo lo investigue primero.

—¡Suéltame! —dijo Danitza, empujándolo—. ¡Estás loco!

Pero él no la soltó. La tenía cerca, podía oler su perfume y sentir su respiración. Esa cercanía encendía algo que él no quería admitir.

—No estoy loco. Solo te estoy cuidando —murmuró.

—No necesito que me cuides. Necesito que me dejes vivir y en paz —replicó ella, aunque ya no empujaba con tanta fuerza.

Él se acercó, susurrando:

—¿Y si no quiero?

—Entonces vas a tener un problema… porque no me voy a callar.

Augusto la soltó, mirándola a los ojos. Se pasó la mano por el pelo, frustrado.

—Te juro que no entiendo por qué me pones así…

—Porque estás confundido. Y porque no sabes si molestarme o besarme.

—¿Y tú? —preguntó él, dando un paso atrás—. ¿Sabes lo que quieres?

Danitza lo miró un momento. Luego, se dio media vuelta y caminó hacia su coche. Antes de subir, se giró y le dijo:

—Cuando sepas si vas a hablarme como hombre o seguir jugando como niño, me avisas. A lo mejor es tarde… o a lo mejor no.

Augusto la volvió a tomar por la cintura, acercándola más. —Será mejor que no te muevas o puedes dar una mala impresión a nuestros espectadores.

Analía observaba desde el balcón, con los brazos cruzados y una expresión serena. Abajo, Danitza y Augusto Jr. seguían discutiendo. No se oían las palabras, pero los gestos lo decían todo.

—¿Qué haces aquí sola? —preguntó Martín al entrar y verla.

Ella señaló hacia abajo.

—Tu padre tiene razón —dijo al fin—. A veces uno no ve lo que otros ven. Él siempre decía que en los ojos de sus nietos veía historias. Y míralos… Augusto y Danitza, otra vez peleando. Pero hay algo más, Martín… algo que no quieren aceptar.

Martín se acercó. Vio a su hijo y a su ahijada, tan cerca y tan empeñados en discutir.

—No lo sé, mamá… —murmuró él—. Siempre se han llevado así. Desde niños.

—¿Y tú no sabes cuántas veces me peleé con tu padre antes de casarme? —le preguntó ella, sonriendo.

Martín bajó la cabeza y rió.

—Demasiadas.

—Exacto —dijo ella, volviendo a mirar hacia abajo—. A veces uno pelea con quien más le remueve el alma.

En ese momento, Dalia entró, secándose las manos. Vio el silencio y preguntó:

—¿Qué miran tan serios?

Analía señaló hacia la escena.

Dalia se asomó al balcón. Justo cuando Danitza subía al auto y Augusto se quedaba mirándola, Dalia se echó a reír.

—¡Ay, pero si es lo mismo de siempre! Esos dos llevan años en ese jueguito. Se gustan más que el sol y la luna, pero ninguno lo reconoce.

—¿Tú también lo ves? —preguntó Martín.

—Claro que lo veo, amor —respondió Dalia—. Lo ve todo el mundo. Están enamorados desde adolescentes, pero les cuesta aceptarlo. Como madre… sé que esos dos van a terminar juntos. Aunque se hagan los ciegos o se sigan diciendo feos por veinte años.

Analía rió.

—Mi Augusto también lo sabía. Me dijo: “Esos dos van a ser la historia que no se cuenta, pero que todos sienten.”

Martín suspiró.

—¿Y qué hacemos? ¿Los dejamos? ¿Intervenimos?

—Nada —respondió Dalia con una sonrisa—. Solo mirar… y preparar las palomitas. Porque la historia apenas comienza.

Danitza miró hacia arriba y vio a sus padrinos y a Analía. —Suéltame que la mala impresión la estás dando tú —dijo, empujando a Augusto.

Se metió en el auto, encendió el motor y se fue, dejando a Augusto con el corazón latiendo y la sensación de que ella era la única que lograba desarmarlo.

Los tres se quedaron allí un momento. Abajo, Augusto seguía de pie, frunciendo el ceño. Y en el camino, Danitza apretaba el volante, sintiendo las palabras de Augusto.

Y aunque ninguno lo sabía… ambos se habían quedado con ganas de volver a pelear. O tal vez… de besarse.

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Viviana Bustos Aldana
Es raro 🤔🤔🤔
Viviana Bustos Aldana
Las traiciones siempre vienen cuando menos lo esperamos
Viviana Bustos Aldana
Solo la ofende porque lo trae arrastrándose por ella y se hace el idiota
Viviana Bustos Aldana
Augusto tú estas bien enamorado, solo no lo aceptas 🤭🤭🤭🤭
Viviana Bustos Aldana
El amor de verdad no se compra y menos se condiciona en que debe conseguirse en un año máximo 🤦‍♀️🤦‍♀️🤦‍♀️🤦‍♀️🤦‍♀️🤦‍♀️
Viviana Bustos Aldana
Agradece tonta que te ayudó cuando lo necesitabas 😡😡
Viviana Bustos Aldana
Creo que era M&D Corporation 🤔🤔🤔 Maryta no sé si me equivoco pero dice M&D... ténlo en cuenta 🙈🙈
Tayde Castillo
muy hermosa, historia, felicidades escritora éxito en próximos proyectos 🌹☘️☘️
Viviana Bustos Aldana
💔💔💔💔💔💔 que dolor tan grande, pobrecitos 😭😭😭😭😭😭😭
Viviana Bustos Aldana
"lo puedo" Maryta cuando puedas corrige, tienes una letra entre esas palabras 🙈🙈🙈🙈
MARYTANCHY: voy hermosa 😚 gracias 😘
total 1 replies
Viviana Bustos Aldana
Maldita perra desgraciada le queda grande el título de madre, a una hija se le cuida, protege, ama... no se le come al novio 🤬🤬🤬🤬🤬🤬🤬
💕💞 Diana 💞💕
muy buen capitulo 😃
💕💞 Diana 💞💕
que malvada, emocionante capitulo ❤️
Karen Martinez
hola , me encanto mucho
,muchas gracias
Isela Aguirre
excelente novela autora la disfrute mucho felicidades autora me fascinó
💕💞 Diana 💞💕
que paguen todos esos malvados
Linsol
Excelente
Carmen Luz Panay
Realmente una hermosa historia, felicitaciones escritora María L C por una muy agradable novela, buena redacción, buena ortografía, fue un agrado leerte y seguiré leyendo toda{s tus novelas!!!
Tayde Castillo
jajajja buena puntada ,amiga de lectura!/Joyful//Joyful//Joyful/
💕💞 Diana 💞💕
ahora viene lo bueno
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