Un simple trabajo de investigación universitario destapa un oscuro pasado de la familia Fontainebleau.
Hubo una maldición 200 años atrás en plena revolución industrial, hoy en día ¿cómo limpiará el nombre de la familia, Laurence?
¿Que tan importante es la influencia familiar para proteger a los hijos, según el padre de Laurence? Conozcamos a la familia de Laurence, una familia conocida por ser "demoniaca".
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El abuelo
En la casa de los Fontainebleau, los abuelos extrañan a sus nietos, los hijos de Charles, en especial Laurence. Ellos siguen recordando con cariño la fiesta de cumpleaños y presentación a la sociedad de su nieta.
- Hugo y Julien son bien apuestos. – comenta la abuela.
- Son guapos como yo. – presume el abuelo.
- De todos los descendientes, ellos son los más elegantes y mejores portados.
- Son buenos nietos, han sido muy atentos a la hora de servirnos la comida. Ningún otro nieto ni sobrino nieto hace eso. – los compara el abuelo – fue la mejor fiesta que hemos tenido en años.
- Que decir de Marianne, mi hijo se le ve muy enamorado. – la anciana siente paz al hablar de su nuera.
- A Charles le tocó una buena esposa. Su familia es diferente a la del resto. – comentó con tristeza el abuelo – recuerdo muy bien como sus hermanos y esposas hicieron problemas cuando supimos que Laurence vendría al mundo.
- Quiero ver a mis nietos. - la tristeza de la anciana es muy profunda.
- Querida, - la abraza con cariño – en la familia tenemos un secreto entre nosotros los varones, y ese secreto se trasmite de generación en generación. Pero parece que las paredes oyen y llego a oídos de una fémina y ella esparció el secreto.
- ¿Qué secreto es?
- Querida, confórmate de que, gracias a su terrible carácter, Charles siempre lo tomó como una estupidez.
- De modo que ese secreto es muy fuerte.
- Que Laurence nunca se entere del secreto, ni sus hermanos tampoco. Recuerdo con claridad como despreciaron a nuestra nieta, Marianne y Charles han peleado con garras para proteger a la pequeña.
Inicio del flashback
El abuelo estaba en la sala y estaba presenciando en silencio una discusión entre los hijos mayores de la generación.
- No entiendo por qué Charles y su familia se empeñan en dar a lo mejor a una futura muerta. - se expresa con enojo el hermano mayor.
- Es suerte que su hija cumplirá seis meses la próxima semana y el mayor ha declarado una fiesta en ese honor. - habla con envidia.
- ¿Suerte? Para mí es una maldita, es estúpido una fiesta, no pienso gastar tanto dinero en un regalo en alguien que no se sabe por cuánto tiempo va a vivir. - expresa todo su odio por la pequeña.
- Bueno, qué más puedo decir, vi a la niña, es robusta, sana e inteligente. - siente celos de la niña.
- Que no se te olvide que soy el primogénito de la generación, por lo tanto, tengo la última palabra. – habla con determinación.
- Sí, es verdad que eres el primogénito de esta generación, pero te recuerdo que el mayor de la familia es el tío Samuel. - se lo hace recordar.
- SS… - sisea - ese viejo senil tiene 94 años y está postrado en una silla de ruedas. No me vengas, por favor, ese no tiene voz ni voto ya.
- ¡Oye, Gabriel! Más respeto para el abuelo quieres. Te recuerdo que para cuando muera el abuelo, están nuestros padres como los sucesores, y el que asuma el papel de patriarca es el mayor de todos los hijos y sobrinos del abuelo, así que tú no serás el mayor de todos modos.
Fin del flashback
Los abuelos son los padres de Charles y él no es el patriarca, pero ellos dos fueron invitados a la fiesta de Laurence, y el patriarca no. Nadie más de la familia sabe de la fiesta de presentación a la sociedad de Laurence.
Los abuelos están tristes por lo ocurrido, el patriarca está resentido con Charles, tuvo una actitud muy ofensiva y dividió a la familia, él extraña a sus nietos Hugo y Julien, a Laurence nunca la vio, solo escuchó comentarios, aunque también le gustaría conocerla.
Mientras toman una taza de té para hacer una pausa de los malos recuerdos, suena el timbre, eso les extraña, no esperaban a nadie, el abuelo se levanta y atiende va la puerta.
- ¡Abuelo! – era Hugo quién estaba a la puerta.
- Mi querido nieto. – se emociona a ver a uno de sus nietos que lo visita.
- ¡Abuelo! Te traje algo para el almuerzo. – le extiende una bolsa de mercado.
- ¡Oh, no te hubieras molestado! – el abuelo se emociona – pasa muchacho.
- Gracias - ahora busca a la abuela - ¡Abuela! Soy Hugo.
- ¡Oh, mi nieto! Pero guapo que estás. – lo elogia por su atractivo.
- No es para tanto, abuela.
- ¿Que necesitas? – el abuelo fue directo – Cariño - le habla a su esposa – el niño ha traído cosas para el almuerzo.
- Entonces preparo el almuerzo. - La abuela es feliz cocinando cuando hay visitas.
La abuela los deja solos, ella sabe que cuando vienen los nietos es por un consejo y entre hombres es mejor no intervenir. Hugo siente más confianza con el abuelo debido a que es una persona mayor y no presenta estrés por trabajo, en cambio papá sí, y con el puesto de ministro ni hablar.
- Abuelo, he venido para que me ayudes como guiar a Laurence. Papá con su trabajo como ministro últimamente viaja mucho en el interior del país, tiene muchas reuniones, y ya tú sabes.
- ¿Qué te puedo decir? Tu padre no dispone de mucho tiempo y su estrés es alto. Administrar la economía del país no es fácil. Me acuerdo de que tú madre siempre estaba preocupada por tu actitud de asumir el rol de cabeza de familia.
- Como hijo mayor y varón que soy, sentí esa responsabilidad de cuidar de la familia en la ausencia de papá. Son doce años que trabaja como ministro.
- Pues te escucho ¿Qué es lo que ocurre con Laurence?
- Abu, ella tiene un trabajo de investigación en la universidad, y según su tema, ella debe investigar las fuentes que influyeron en el nacimiento del romanticismo, la corriente literaria, y la principal fuente de inspiración fue la primera revolución industrial. Según sus investigaciones, ella dice que un tal Fontainebleau tenía un castillo cerca de la capital, ella quiere saber si ese castillo es vinculado a nosotros y porque ya no es de nuestra propiedad.
- Bueno, hijo. Para empezar, me asombra mucho que mi nieta sea una excelente investigadora, pues sí, existe el castillo de Fontainebleau, pero que ya no esté vinculado con nosotros estoy muy seguro.
- Escúchame bien abuelo, aquí viene lo me preocupa. Por eso tu consejo, y como abogado que soy, necesito tener información y que me ayudes a tener la cabeza fría para guiar a Laurence.
-Te escucho.
- En sus investigaciones ella está relacionando la actitud de las tías con una maldición, porque según sus investigaciones históricas hay un opositor llamado Blue Butler, ella piensa que ese opositor haya maldecido a la familia, mi pregunta es ¿Debo llevarla a un psicólogo? Entre Julien y yo llevamos una semana discutiendo casi a diario desde que mi hermana hizo esa revelación y de los avances que hace.
- Laurence no está loca, y ni pienses que es fantasiosa. Efectivamente hay una maldición y de todas niñas que han nacido solo tu hermana es la sobreviviente. Del origen de la maldición, no estoy muy seguro, tu padre lo sabe, pero él es escéptico en eso, nunca le prestó atención, siempre lo tomó como una estupidez, quizás eso influyó en la vida de Laurence.
- Abuelo, ella quiere cobrar todo el daño que las brujas hicieron en su contra. – Hugo de veras está preocupado.
Como abogado quiere ayudar a su hermana a entender el asunto, conoce muy bien la ley, pero él no la puede aplicar sin base alguna. Necesita fundamentar la defensa, necesita la guía del abuelo.
- Esa es la maldición, tu padre al ignorar el asunto, ha criado con mucho esmero al verdugo de la familia.
- ¿De qué hablas abuelo? – Hugo es muy joven para entender este asunto.
- Según la maldición, es que vendría el nacimiento de una mujer que pondría fin a la familia. Tu padre debía esconder a Laurence para que nadie la tratase tan mal, que su vida no estuviera expuesta, pero prefirió dividir a la familia que criarla en secreto para no romper la armonía interna.
- Pero las brujas metían candela a todo dar, venían a casa de propósito para hacer daño.
- Creo que tu padre lo ha calculado todo, que por eso actuó desde el principio. Tus tías siempre muy aferradas a esta historia, que no debían saber. Por lo tanto, es el precio que tendrán que pagar por su mala conducta. – suspira con pesar – Al principio pensé que tú padre era testarudo, pero con el pasar del tiempo me di cuenta de que todo fue una estrategia.
- Abuelo – Hugo está asustado – ¿Tú crees que mi papá apoye en Laurence en su plan de vengar la familia por el trato que le dieron?
- Para Charles – habla pesadamente – Laurence es la luz de sus ojos, es su princesa, la va a apoyar, y será capaz de tirar a la basura su reputación por su princesa.
- Papá es ministro, debe cuidar su reputación.
- Antes de conocer a tu madre, a tu padre se le conocía como la bestia. Tu padre es la bestia domada por Marianne. Ahora entiendes por qué la llama madre patria. No es por el nombre, sino porque ella fue capaz de domarlo. Tu padre se enamoró tanto que al año de conocerse se casaron, dos años después naciste.
- Recuerdo que papá defendió a mamá y a mi hermana con una ferocidad…
- De no ser por tu madre, - el abuelo interrumpe - tu padre hubiera limpiado el camino de Laurence para que no se ensucie.
- Necesito las pruebas, analizarlas, y con mis hermanos declarar una guerra psicológica, papá es ministro, debe cuidar su imagen. Y mi hermana tampoco debe ensuciar sus manos.
- Tu hermana está maldita, esa es su guerra. Está dicho, déjala pelear.
- Porque soy el hermano mayor, me siento responsable de lo que hará mi hermana, no puedo dejarla sola y no debo permitir que mis padres intervengan en el asunto.
- Ustedes tres son la copia de su padre, son inteligentes y bestias, puedo sentirlo, como también puedo ver en tus ojos que tú madre ha puesto muy bien los frenos para que sepan controlarse.
- De modo que somos bestias entrenadas. - concluye Hugo.
- Exacto y tú eres abogado. Eres una bestia bien encarrilada. - lo sentencia.
- Como conclusión, Laurence no necesita de ayuda psicológica, sino que la maldición actúa sobre ella.
- Ya encontraste la respuesta. Tú no necesitabas consejos, necesitabas saber la verdad. Prácticamente resolviste el problema. Eres inteligente. - lo dijo con orgullo.