Irika Bilbao es una hermosa muchacha que oara llegar a Estados Unidos, tuvo que viajar vestida de hombre, pues en el barco donde iba de polizón, existían rumores que las mujeres eran sometidas y obligadas a bajezas, todo por conseguir el famoso ''Sueño Americano'', tras la muerte de su mejor amigo, entra al programa de protección de testigos.
Constantine es un capitán de la Policía de Miami, viene de una familia de tradición policiaca y militar. Su novia es asesinada por miembros de una pandilla de ilegales y ahora busca venganza.
¿Qué pasará cuando este par se conozcan?
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Confundido.
Es fin de semana, desde temprano Iri se levantó a ayudar a Candace a hornear el pan y una tarta de manzanas que tanto les gusta a sus nietos.
- Iri, pásame por favor la mermelada que hicimos ayer, por favor. - le pide la mujer.
- Enseguida Mamhó. - dice la muchacha.
Había descubierto que le gustaba hacer todo tipo de postres. Candace era la más feliz, de por fin tener a alguien a quien dejarle todas sus recetas, recetas de su abuela.
- Aquí está. - le entrega el frasco con mermelada de frambuesa, la favorita de Constantine.
- Bien, ahora al horno. - dice la mujer de cabello cano - Deberías irte dar una ducha, pronto mis muchachos vendrán.
Irika se fue a su habitación para darse una ducha, su corazón desde que se enteró de que Constantine vendría de visita, permanecía acelerado.
Recién salió del baño, logró escuchar afuera voces, supuso que se trataba de él y su primo.
Se colocó un vaquero ancho y una sudadera gris, se calzo sus zapatillas de deporte, que Candace le regaló, ya que las suyas estaban bastante desgastadas y hasta la zuela un poco desprendida.
Al salir se topó con la mirada de tres hombres, los primos Dunne y al otro chico no lo conocía.
- Buenas tardes. - saludó con rostro serio.
- Buenas tardes. - contestaron los tres.
Un silencio incómodo se hizo presente, en el lugar. Cada uno de los hombres tenía una percepción sobre el ''chico'' frente a ellos.
Para Luke, Iri era un chico bastante amanerado, rayaba en lo afeminado. Pensaba.
Edson, le pareció una chica muy guapa, sin duda, podría ser una gran modelo, pero no les diría a sus amigos que era realmente una mujer, quería divertirse con la situación.
Para Constantine la cosa era a otra escala, ese muchacho lo atraía como un imán. A lo mejor era porque jamás vio a un hombre con rasgos tan hermosos.
Echó de su mente esos pensamientos, él era un hombre en toda la extensión de la palabra, que disfrutaba de poseer el cuerpo de una mujer. Aunque él y Patricia eran novios, no solían guardarse mucha fidelidad, sobre todo él, que disfrutaba mucho de los placeres de una buena cama.
Le gustaban las mujeres, sí, de eso no tenía duda alguna.
- Bien chicos, vamos al comedor, les hice su comida favorita. - dice Candace.
Los tres amaban comer cordero asado, ensalada de espárragos y puré de patata.
Luke fue a la nevera para sacar tres cervezas para acompañar el almuerzo, las mujeres tomaron jugo de frutas. Una razón más para creer que definitivamente, ese chico era un completo maricą, al despreciar una buena cerveza.
Luego de la comida, disfrutaron de una buena rebanada de la tarta de manzanas. Iri aprovechó para ir a inspeccionar que las habitaciones estuvieran preparas.
- ¿Por qué te muestras como un hombre? - pregunta la voz masculina detrás de ella, haciéndola sobresaltar.
Al darse vuelta, se da cuenta que se trata del modeno que llegó junto a los primos.
- Tranquila, no les diré nada. - pero debes responderme.
La chica baja la mirada y suspira antes de responder.
- Como chico ningún hombre se sobrepasaría, todo me resulta más fácil. - responde con sinceridad.
- Eso está bien, pero deberías lucir tu belleza, no ocultarla. - le aconseja.
- Lo sé, se que debo confiar en el capitán, pero ahora no sé cómo abordar el tema. - dice.
- Deberías decirle antes de que se haga ideas equivocadas. le dice.
Irika salió de la habitación, para dejar el siguiente juego de toallas, cuando estaba en el baño, acomodando las toallas, entró Constantine quien se puso en plena entrada.
La chica se puso nerviosa al verse en un espacio tan reducido con ese hombre que la hacía sentirse vulnerable.
Para ambos el momento era no solo incómodo, también era extraño, sobre todo para el policía, pues tener a Paulo así de cerca, le causaba oleadas de sensaciones difíciles de describir. Su cuerpo involuntario, reaccionó a esa cercanía. Sin poder evitarlo, sus ojos viajaron a los labios de su custodiado, causando que se pasara la lengua por los labios.
- Eeh... - quiso decir algo, pero Luke ingresó a la habitación interrumpiendo ese confuso momento.
- Oye Costas... - Luke los observó, comportándose raros.
- Perdón, ya sus toallas están en el baño, en un momento le coloco las suyas también, con permiso. - dice y sale a toda prisa del lugar.
Constantine no se atreve a darle frente a su primo que se mantiene en medio de la habitación.
- ¿Qué demonios estaba pasando hace un momento? - pregunta el pelirrojo.
Por fin el griego se da vuelta, para darle frente a su hijo, quien tiene ojos inquisidores.
- ¿Qué ocurre de qué? - pregunta despreocupado.
Los ojos de Luke, no se desprenden del rostro impasible de su primo.
- ¿No será que tus gustos andan cambiando? - pregunta estrechando sus ojos azules.
- ¿Qué mierda dices? - trata de sonar convincente ante una situación a la que él no tiene respuesta - Por supuesto que me gustan las mujeres, ¿o algún día me viste tener inclinaciones raras? Solo estaba preguntándole sobre su adaptación a este lugar. - se defendió.
En el pasillo, Edson negaba con una sonrisa divertida, definitivamente sus amigos son tan idiotas que no se han dado cuenta, que es una chica.
- ¿Te diviertes? - pregunta también divertida, Candace.
- Como no tienes idea, quiero ver sus caras cuando sepan la verdad. - dice el trigueño, riendo.
- Ya lo veremos, por el momento, dejémoslos vivir en el engaño de su propia mente. - dice la mujer - ¿Café? - pregunta.
- ¿De Colombia? - pregunta.
- Por supuesto, aunque también tengo uno muy bueno de Brasil que me trajo mi yerno. - comenta la mujer mayor.
Los dos caminaron rumbo a la cocina, mientras en la habitación donde dormiría Costas, la tensión podía palparse en el ambiente.
Irika había entrado a su habitación, al cerrar la puerta se recordó en ésta y colocó una de sus manos, de dedos largos el pecho.
Sonrío como bobaliconamente, debía decirle pronto que ella en realidad era una mujer, no un chico como él lo pensaba.
Debía ser sincera, si no quería tener problemas más adelante con él y que la tratara de mentirosa por no decirle que realmente es una chica.
- Debo decirte que soy una mujer, no sé qué me pasa contigo. - dijo en voz baja a la nada.
es obvuo que alguiek del departamento de policia le ayuda a zeze
si duda de irika la perdera y puede que llegue otro y le de la confianza que el no le da por dios es su esposa por algo se caso con ella