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Caminos De Escape

Caminos De Escape

Status: Terminada
Genre:Acción / Completas / Traiciones y engaños / Esclava / Sirvienta / Amor en la guerra / Escena del crimen
Popularitas:2.4k
Nilai: 5
nombre de autor: Grez19.14

Oscar Cooper, un talentoso luchador de UFC, se encuentra en fuga tras un violento altercado con su ex representante que lo ha dejado marcado como un fugitivo. Con documentos falsos en mano, escapa a una nueva ciudad con su actual representante donde espera encontrar refugio. Sin embargo, su vida da un giro inesperado cuando conoce a una chica que le roba el aliento y rápidamente se enamora de ella. Pero la felicidad se ve amenazada cuando descubre que ella está atrapada en un gran problema. Sin pensarlo dos veces, Oscar se lanzará a la batalla no solo por su amor, sino también por su libertad, dispuesto a arriesgarlo todo para protegerla.

NovelToon tiene autorización de Grez19.14 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Cap 11: Cruzando Lineas

Martes por la mañana. El sol se filtraba suavemente a través de las nubes, iluminando el camino que Oscar debía recorrer. Se levantó con un propósito claro en mente; ese día era crucial para él, especialmente con el viaje planeado para mañana que lo mantenía inquieto.

Con determinación, se preparó y salió rumbo a la casa de Miranda. Al llegar, sintió una mezcla de nervios y emoción; no podía permitir que su ansiedad lo detuviera. Tocó la puerta levemente, un gesto casi tímido.

Desde dentro, Miranda lo vio a través de la ventana y una pequeña sonrisa iluminó su rostro. Sin embargo, rápidamente cerró la cortina y fue a abrir la puerta.

—Hola, Oscar —dijo Miranda con un tono emocionado que apenas pudo contener.

—Hola, Miranda —respondió Oscar, devolviendo la sonrisa con algo de nerviosismo—. Vine porque necesitaba verte.

Oscar y Miranda entraron y se acomodaron en el sofá, una sensación de tensión palpable entre ellos.

—Yo... Pensaba que no volvería a verte —confesó Miranda, con la voz temblorosa.

Oscar la miró confundido, notando la sombra de preocupación en su rostro.

—¿Por qué dices eso?

—Brown vino aquí ayer. Él sabe que eres un fugitivo aquí —respondió ella, bajando la mirada—. Quiso intimidarte con eso. Y a mí me dijo que tú ya no volverías por miedo a eso.

—Ya veo... Sí, es verdad. Él ya lo sabe —dijo Oscar finalmente—. Pero eso no me interesa. No te voy a negar que fue difícil tomar las decisiones necesarias. Pero estoy aquí para ayudarte, tal como lo prometí. Miedo... Miedo solo a Dios —afirmó con determinación, tratando de infundir confianza en Miranda.

Miranda lo miró fijamente, una mezcla de preocupación y curiosidad en sus ojos.

—Sin embargo, podrías ir a la cárcel. No quisiera que te pase eso —dijo, su voz temblando ligeramente.

—Tranquila —respondió Oscar—. Si voy, es por algo. Las cosas pasan por algo. Pero te aseguro que no me iré sin antes haberte sacado de aquí.

Miranda bajó la mirada, recordando lo que había pasado.

—Brown intentó besarme ayer... Eso me pone mal. Es un tipo malvado. También me dijo que tú... asesinaste a tu ex representante. ¿Es eso verdad? —preguntó, su tono curioso pero tenso, como si estuviera interrogándolo.

Oscar sintió el peso de su mirada y el tema que acababa de tocar; revivir ese momento era doloroso para él.

—Sí —suspiró—, eso es verdad... También me enteré ayer de eso. Y no sabes cuánto me arrepiento.

Hablaba con la voz cargada de remordimiento, como si temiera perderla por ser un asesino.

—En mi vida he tomado buenas decisiones... pero también he cometido errores muy graves, Miranda —continuó, sus ojos fijos en los de ella—. Si pudiera cambiarlo, lo haría. En ese momento estaba tan molesto que no vi a un hombre; solo vi a alguien que merecía castigo... Fue una decisión terrible. Estaba cargado de ira... Pero no era mi intención matarlo —dijo con sinceridad, dejando escapar un susurro lleno de arrepentimiento.

Miranda puso su mano sobre la de Oscar, un gesto simple pero lleno de significado, mostrándole su apoyo incondicional.

—Entiendo —dijo suavemente—. A veces tomamos decisiones sin pensar. —Dejó escapar una sonrisa melancólica, como si reflexionara sobre sus propias experiencias—. Nos dejamos llevar por las emociones y perdemos el control. Pero a veces, las otras personas no colaboran.

Oscar sintió un ligero alivio al escucharla, pero la sombra de su culpa seguía pesando sobre él.

—Sí, es verdad —respondió con un suspiro—. Pero eso no justifica mi mala acción.

Miranda lo miró a los ojos, tratando de transmitirle calma.

—Eso fue un accidente, Oscar. No tienes que seguir dañandote tanto por ello —dijo con firmeza, intentando aliviar la carga que él llevaba.

Oscar sintió una mezcla de gratitud y dolor; la calidez de su mano sobre la suya era un recordatorio de que no estaba solo en esto.

Oscar y Miranda se quedaron en silencio, mirándose fijamente, dejando que el mundo exterior se desvaneciera a su alrededor. La conexión entre ellos era palpable, como si el aire mismo vibrara con la tensión del momento.

Oscar comenzó a acercarse lentamente a Miranda, sus corazones latiendo al unísono mientras sus labios se acercaban poco a poco. Miranda cerró los ojos lentamente, sumergiéndose en la promesa de ese instante único.

Pero justo en ese momento, la puerta se abrió de golpe. Un hombre de Thomas Brown entró en la casa, su mirada se congeló al verlos juntos, casi a punto de besarse.

—Miranda, vengo aquí para que— su voz se detuvo abruptamente al darse cuenta de la escena frente a él—. ¿Qué está pasando aquí? —exclamó, su tono lleno de incredulidad y enojo.

Oscar y Miranda se separaron inmediatamente, como si una corriente eléctrica hubiera atravesado el aire entre ellos. Oscar se levantó del sillón con rapidez, su corazón aún latiendo fuerte por la cercanía perdida.

—¿Qué demonios haces tú aquí? —Confronto el hombre a Oscar con una mezcla de desafío y confusión—. ¿Acaso quieres seguir causando problemas?

Oscar no le dijo nada al hombre; no debía darle explicaciones. En cambio, sintió cómo la tensión aumentaba en la habitación.

—¿Qué haces tú aquí? —preguntó Miranda, su voz firme pero con un leve temblor que traicionaba su nerviosismo.

—Venía a darte un mensaje a pedido de Brown —respondió el hombre, cruzando los brazos con desdén—. Pero puedo ver que prefieres a otro sujeto. ¿Cómo te atreves a traicionar a Brown, Miranda?

—¿Traicionar por qué? —replicó ella, levantando la barbilla con desafío—. Él y yo no somos nada. Solo trabajo para él para cubrir la deuda.

Oscar sintió que el ambiente se tornaba cada vez más hostil y pesado. Miró a Miranda a los ojos, como si ese vistazo fuese una despedida silenciosa, una promesa de que en algún momento volverían a encontrarse.

Decidió irse del lugar antes de que las cosas se pusieran peor, ignorando por completo al hombre de Thomas Brown. La puerta se cerró tras él con un golpe sordo.

Miranda entendió que era el momento adecuado para que Oscar se marchara; la situación no era propicia para seguir allí.

El hombre salió tras él, furioso.

—Oye, ¿a dónde crees que vas? No te vas a salir con la tuya tan fácilmente —lo confrontó, su voz llena de desafío.

Oscar se detuvo y lo miró fijamente, manteniendo una calma tensa.

—Escucha, no quiero hacerte daño. Será mejor que no me provoques —respondió Oscar, su mirada intensa como un rayo que atraviesa la oscuridad.

Sin esperar respuesta, se dio la vuelta y se alejó, dejando al hombre con un nudo de rabia en el estómago. Se sentía subestimado, como si Oscar lo viera solo como un obstáculo insignificante.

Con un gesto brusco, el hombre se dirigió a su camioneta, indignado por la insolencia de Oscar. Arrancó el motor con fuerza y puso rumbo al club, decidido a ver a su jefe y contarle sobre esta insolencia.

El hombre llegó al club y empujó la puerta del cuarto privado de Thomas Brown con determinación.

—¡Jefe! Disculpe, pero tengo que darle una noticia importante. Se trata de Oscar —dijo, su voz cargada de urgencia.

Brown se volvió lentamente, alzando una ceja con curiosidad.

—¿Oscar Cooper? Dime qué pasa con él. Por cierto, ¿le diste el mensaje a Miranda?

—Estaba en camino para dárselo, pero cuando entré a la casa, encontré a Oscar y a ella sentados, casi a punto de besarse.

La mirada de Brown se transformó en indignación instantáneamente. Sus ojos brillaron con furia mientras golpeaba la mesa a su lado y se levantaba como un volcán a punto de erupcionar.

—¿Qué acabas de decir? —su voz retumbó en el cuarto, llena de incredulidad y rabia—. ¡Ese infeliz…!

—Así es, jefe —respondió el hombre, sintiendo cómo la tensión crecía en el aire—. Creo que ese bastardo nos está subestimando. Es hora de darle una lección.

Brown se quedó en silencio por un momento, su mente maquinando las posibles represalias. La atmósfera en el cuarto se volvía cada vez más pesada; un plan oscuro comenzaba a gestarse en su mente.

—Quiero que llames a Jhon en este momento —dijo Brown, dejando escapar un suspiro cargado de frustración.

—Como lo ordene —respondió el hombre, saliendo de la habitación rápidamente en busca de Jhon.

Brown se quedó solo, sus pensamientos girando como un torbellino en su mente. Cada segundo que pasaba intensificaba su rabia.

—Esta vez no pienso advertirte con palabras... Maldito seas, Oscar —se decía a sí mismo, apretando los dientes—. Te vas a arrepentir; te metiste con el tipo equivocado, con el hombre que controla esta zona...

La puerta se abrió de golpe, interrumpiendo sus pensamientos. Jhon entró a la habitación con un paso decidido, pero su rostro mostraba preocupación.

—Jefe, ¿qué pasó? ¿Ocurrió algo grave? —preguntó Jhon, notando la tensión palpable en el aire.

Brown lo miró intensamente, acercándose a Jhon con un aire de autoridad que llenaba la habitación.

—Se trata de Oscar. Parece que no se rinde y sigue molestando e insistiendo con Miranda. Pero esta vez ya ha cruzado una línea —dijo Brown, su voz baja y amenazante.

Jhon frunció el ceño.

—Comprendo... ¿por qué no lo entregamos a la policía, como te sugerí desde aquel momento? —sugirió, intentando mantener su voz firme.

—No —respondió Brown con desdén—. Oscar merece un peor castigo. Además, nosotros hacemos muchas cosas ilegales; no nos conviene tanto llamar la atención.

Brown puso su mano en el hombro de Jhon, apretando con fuerza.

—Escucha, Jhon. Quiero que te ocupes de este problema. Busca una solución... Tú sabes perfectamente a lo que me refiero —dijo Brown, su mirada fija y penetrante.

Jhon asintió lentamente, sintiendo cómo la presión del encargo caía sobre él como una losa pesada.

Estaba a punto de salir de la habitación cuando Brown volvió a hablar, su voz resonando en el aire tenso.

—Espera, una última cosa. Quiero que lo encuentres para hoy. No lo quiero para mañana ni para ningún otro día; quiero que sea hoy.

—Como lo desee —respondió Jhon finalmente, saliendo de la habitación con determinación pero también con un destello de duda en sus ojos.

Que estará tramando Brown...

1
lismelys castillo
está buena la novela pero que pasa que no pusiste imágenes de los personajes
Martha Diaz Paredes
Excelente
RINA DEL CARMEN ROJAS
excelente trabajo,una novela corta pero muy bien escrita, me tuvo en suspenso en casi todo la lectura.
Fácil de entender, felicitaciones autora, recomiendo ésta novela 100%🇨🇱
RINA DEL CARMEN ROJAS
excelente trabajo,una novela corta pero muy bien escrita, me tuvo en suspenso en casi todo la lectura.
Fácil de entender, felicitaciones autora, recomiendo ésta novela 100%🇨🇱
RINA DEL CARMEN ROJAS
Que bueno que Miranda lo fue a visitar a la cárcel, así Oscar no siente tan defraudado por lo que hizo, apesar si no tiene los mismos sentimientos que él. Aparecer siénte los dos lo mismo
RINA DEL CARMEN ROJAS
muy buena la novela autora te felicito 👏 👍
RINA DEL CARMEN ROJAS
levántate Oscar!!, no lo mates pero dale su merecido
RINA DEL CARMEN ROJAS
No estoy de acuerdo de tomar la justicia por nuestras propias manos, pero aveces sucede sin ser esa la intención, lo digo por Oscar el a ver asesinado a su representante que lo traicionó.
RINA DEL CARMEN ROJAS
Espero que en los capítulos que vienen Oscar sea el ganador y Krank se lo lleve en calidad de bulto al acosador de la chica
RINA DEL CARMEN ROJAS
Que se cuide Oscar, y que a Brown no le salga bien sus planes, porqué también es un vicioso de hacer lo que no es correcto = a delincuente y corrupto
RINA DEL CARMEN ROJAS
buena historia autora, tiene suspenso, la duda y como enfrentar las situaciones que aparecen el el camino.
Ojalá Oscar y Miranda, encuentren juntos la solución a sus problemas. 🥺🥺🥹😔
RINA DEL CARMEN ROJAS
Hola Autora, estoy comenzando a leer tu novela y me esta gustando mucho, felicitaciones, muy clara la lectura 👏👏👏👍
Isabel
me la voy a leer se ve interesante
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