Hace más de dos décadas, misteriosos pilares gigantescos surgieron repentinamente en diferentes puntos del planeta. Su aparición no solo marcó un cambio físico en el paisaje, sino que también transformó a quienes estuvieron cerca de ellos. Las personas y animales expuestos se vieron alterados, volviéndose más agresivos y hostiles hacia cualquier ser vivo que no compartiera su nueva naturaleza. Esta transformación no solo afectó la apariencia física, sino también sus comportamientos, generando una sensación de temor y desconcierto en quienes presenciaron estos eventos. La devastación causada por estos pilares marcó un antes y un después en la historia de la humanidad, dejando un misterio sin resolver y cambiando el curso de la vida en el planeta
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Plan
Me escabullo lo mejor que puedo para que no me encuentren. Salgo por la ventana de atrás de la cabaña y me muevo agachado por un costado para que no me vean. Escucho su conversación mientras estoy escondido.
—Se suicidaron ni bien supieron que íbamos por ellos. Aunque no veo con qué se dispararon, tal vez alguien se llevó sus armas mientras pasaba por aquí —dice uno de los hombres.
—Señor presidente, no encontramos nada dentro de la cabaña. Parece que ya han saqueado todo lo importante —responde otro.
—Inútiles. Sigan buscando. Tal vez haya algo útil. Y si no, nos podemos llevar sus cuerpos; siempre es bueno tener algo que llevarse a la boca. Me estoy cansando de la carne de infectado —responde el presidente.
—Sí, señor. Seguiremos buscando —dicen mientras vuelven a entrar.
—Interesante. Alguien sí o sí pasó por aquí. Las únicas personas que pasan por aquí son los del refugio que manejo. Así que alguien ha de tener las cosas. Cuando llegue, tendré que dar un anuncio para encontrarlo.
Ni bien veo que se llevan los cuerpos, me voy lo más rápido que puedo. La sola idea de pensar que la carne que comí era de infectado o de personas me da un asco y repulsión absolutos. Mientras llego, escucho las voces del grupo de Christian. Veo que están bien y que consiguieron algo de comida y medicina. Me uno a ellos para conversar y distraerme un rato en lo que llegamos al refugio. Ya en la entrada, damos parte de lo que conseguimos y entramos. Me separo de ellos para ir a casa; necesito descansar y procesar todo lo que escuché. Entro a mi casa y veo a Abigaíl cocinando. Pienso por un segundo en preguntarle de dónde sacó la carne, pero la idea se va cuando veo pescado en los platos. Me siento y me pongo a comer, pero de repente el silencio es interrumpido por el sonar de la puerta.
—Sigue comiendo, voy a ver quién es —le dije a Abigaíl mientras voy hacia la puerta.—¿Quién es?
—Buenas noches, señor. Soy el que está a cargo de este refugio. He venido para preguntarle si ha encontrado una cabaña en su expedición.
—Sí, encontré una cabaña a las afueras del refugio, pero cuando llegué no había nada ni nadie.
—Es así. Disculpe las molestias. En ese caso, que pase una buena noche.
Cierro la puerta mientras el alcalde se aleja. Creo que sí creyó la mentira. Vuelvo a la mesa para continuar comiendo. El resto de la noche pasa en silencio. Abigaíl se va a dormir y yo me quedo despierto pensando en qué debería hacer. No puedo irme todavía; aún no tengo una buena cantidad de suministros. La mayoría son carne y no sé si es de animal. Mientras pienso, boto la carne. Ya le avisaré mañana que no como nada de carne a no ser que lo traiga yo.
Sigo pensando en una forma para irme de aquí lo más rápido posible y se me ocurre una idea. Aunque tomará al menos unos cinco meses, tendré que avisarle a Denis de dónde sale la carne y explicarle cómo funciona mi plan. Llego a la conclusión de tener que matar a ese bastardo y subir a alguien como administrador. Con una base del plan hecho, me voy a dormir.
A la mañana siguiente, me despierta Abigaíl.
—Oye, ¿dónde está la carne que teníamos guardada? —me pregunta mientras recién me levanto.
—Primero escúchame lo que voy a decir y, sin importar lo que te diga, no me interrumpas. ¿Bien? —Asiente con la cabeza en señal de confirmación—. Bien, boté toda la carne que teníamos por una razón. Descubrí que la carne que nos venden en el mercado posiblemente era de infectado o de humano.
—¿Cómo lo supiste? —Se nota que tiene ganas de vomitar y su cara de asco es notable.
—Mientras iba de exploración, encontré una cabaña con una pareja que se había suicidado y un libro con notas del porqué estaban ahí. En esa nota decía que el alcalde mataba a los infectados para alimentar a los del refugio.
—¿¡Qué mierda, maldito psicópata malnacido!? —De repente se pone a vomitar en el suelo y es entendible. Le paso un trapo para que se limpie y la ayudo a levantarse.
—Tengo un plan, pero primero, toda la carne que te entreguen, bótala. Solo come carne que yo traiga. Además, quiero que vayas donde Denis y le avises. Tengo que ir a explorar y encontrar dónde tienen guardada toda la carne.
—Si yo le aviso, lo más seguro es que vaya contigo para confirmarlo.
—Dile que vendré en la noche y que le explicaré el plan que tengo para cambiar esta situación.
Salgo por la puerta diciendo esto último para ir a buscar esa cueva y planear cómo destruirla, junto con cómo derrocar al alcalde actual del refugio.
