Amar Entre Dos Mundos. 1

Al entrar al cuarto Katarina está tan exhausta que no lo duda ni un segundo y se recuesta en la cama, todo está a oscuras y no desea prender las velas que se encuentran perfectamente ubicadas en un candelabro sobre la mesa. Ella sostiene la daga en su pecho, quiere convencerse que va a hacer lo correcto, lentamente se queda dormida; pero siente que es observada, abre sus ojos y se sorprende al ver una sombra que lentamente se disipa.

Cerca de una pared Kreto sostiene una antorcha y sus ojos flamean al compás de las llamas que iluminan su perfecto rostro, la habitación se ilumina a medida que él camina lentamente hasta la cama, la respiración de Katy se agita, su corazón palpita a mil por horas y cree que va a desmayarse de la impresión. Ella intenta moverse pero es imposible, todo su cuerpo le pesa y de sus labios no sale ni el más mínimo sonido, por su frente comienza a aparecer las primeras gotas de sudor y su cuerpo se contrae al sentir que él se sienta a su lado, lentamente acaricia su rostro. Sus manos son fuertes, suaves y cálidas, así que Katy se calma y disfruta del momento. Ella desea sentir el tacto de las yemas de sus dedos en todo su cuerpo; pero él se detiene al leer sus pensamientos. Kreto sonríe al ver el efecto que le provoca entonces solo la mira a los ojos y besa sus tiernos labios. Ella siente que en ese beso le entrega su alma y no quiere que se detenga, sus lenguas juegan a una danza sin fin, mientras que sus alientos se mezclan e inventan un nuevo sabor. Ella experimenta un calor inmenso en su corazón, su cuerpo comienza a exigir más atención y por arte de magias sus manos se liberan y puede tocar el cabello sedoso de ese Dios que la vuelve loca; pero no es suficiente desciende sus manos y recorren el firme y musculosos pecho, su aroma es muy varonil y quiere que la posea en ese mismo instante. De repente y sin previo aviso ella abre sus ojos y se encuentra sola en la habitación, cree que estuvo a punto de cometer una locura y se sorprende de no sentir culpa. Está desorientada, sus labios lo siente hinchados y la humedad de su zona íntima le indica que todo lo que sintió fue muy real. Vuelve a buscar algún indicio de que Kreto realmente estuvo en la habitación pero no hay nada.  Ahora se siente expuesta y nerviosa, su propia transpiración la hacen dudar si realmente sucedió ese beso o simplemente fue un sueño, de lo único que está completamente segura es que le gustó y que ni siquiera con Bruno se sintió tan plena.

⎯ ¿ Por Dios qué fue todo eso?⎯ se pregunta Katarina mientras mira por la ventana y abraza su cuerpo con una manta.⎯ Seguro lo soñé, pero fue tan real que aún siento el calor de su cuerpo sobre mi.

Ese pensamiento en voz alta la hace dudar, entonces se dirige al baño y comienza a llenar una tina para darse un baño de espuma, necesita apaciguar el calor de su piel, bajar la temperatura de todo su ser o se volverá loca de deseo.

Kreto en su despacho está completamente agitado, la conexión que experimenta con esa humana es única y sentir como su cuerpo reaccionó a un simple beso y a esas inocentes caricias lo desespera. Él sabe que cometió un terrible error al entrar en los aposentos de su invitada; pero no podía dejar pasar la oportunidad de besar esos labios aunque sea por una única vez y experimentar ese tipo de intimidad por primera vez.

⎯¿ Qué está pasando conmigo? ¿ Por qué no puedo controlar lo que siento? ⎯ habla frente a su espejo que lo ayuda a meditar.⎯ Necesito respuesta.

Entonces se sienta sobre su sofá y recuerda que unos minutos antes de cometer esa locura, él estaba meditando en todo lo que descubrió cuando pudo leer su mente en el gran salón y entonces vio que ella experimenta cierta atracción hacia él y eso es algo nuevo. Nunca nadie se fijó en el supremo, por eso por impulso se transportó a su habitación y quiso saber qué se siente besar a otra persona, sentir su piel y consumir el deseo que lo quema; pero se detuvo a tiempo. No era el momento, ni el lugar, ella debe ser completamente suya y aceptar su destino de vivir con él; pero ahora se arrepiente de haber controlado sus instintos, su necesidad es mayor y su intimidad le quema. Él afloja los cordones que sostiene su pantalón y libera su hombría para que con el frío de la noche se relaje su miembro palpitante e intenta pensar en otra cosa pero es imposible, Katarina no deja de pensar en él mientras se baña e imagina que la esponja con la que limpia su suave piel, son sus manos que recorren su cuerpo desnudo, ella está disfrutando de sus caricias, se toca y se imagina a Kreto a su lado.

⎯ ¡Basta, deja de pensar en mi o me volveré loco! ⎯ Kreto lleva sus manos a la cabeza y cierra sus ojos en un intento absurdo de controlar su conexión.⎯ Recuerda a Bruno, eso es lo que debes hacer.⎯ le ordena pero ella sigue pensando solo en su Dios.

Kreto está experimentando algo nuevo, no controla su cuerpo y es la primera vez que acorrala de esa manera a una mujer y no comprende el motivo, por el palacio siempre llegan jóvenes de todos lados; pero al ser tan temerosas e ingenuas ante su presencia a él no les llama la atención, en cambio desde que cruzó unas palabras con Katarina pudo sentir algo diferente, ella es desafiante y muy directa, nunca sintió temor, ni bajo la mirada como suelen hacer las doncellas y hasta le resultó provocadora su forma de hablar.

Kreto se siente mal, ahora que probó los tiernos labios de su dulce Katarina desea poseerla y no quiere que abandone el castillo; pero eso no puede suceder. Él está ahí para darle una nueva oportunidad y sí el destino quiere pronto volverá a su lado.