Historia secundaria de "El CEO odia a los Omegas".
Jacob y Edric se conocen en la boda de sus mejores amigos, donde empieza su historia juntos, llena de juegos, pasión y deseo.
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Mañana de arrepentimientos
POV Jacob
El amanecer trajo consigo un malestar que se extendía por todo mi cuerpo. Me desperté con un dolor sordo en cada músculo, una punzada en la espalda baja, una sensación de náuseas en el estómago y sintiendo como continuaban saliendo los fluidos de Edric de mi interior. El recuerdo de la noche anterior, con Edric en pleno celo, me golpeó con fuerza, haciendo que mis mejillas se sonrojaran al recordar la intensidad de nuestros momentos.
Me esforcé por abrir los ojos y girar la cabeza hacía donde Edric dormía. Él también comenzó a despertar, sus ojos entreabiertos fijándose en mí con una mezcla de preocupación y arrepentimiento.
-Jacob…- Murmuró, su voz ronca y cargada de culpa. -Lo siento mucho, no quise hacerte daño.-
A pesar del dolor, logré esbozar una sonrisa débil y levanté una mano para acariciar su mejilla.
-No pasa nada, Edric, estoy bien.- Respondí, intentando sonar lo más convincente posible. -A pesar de todo, logré disfrutarlo.-
Edric me miró con escepticismo, pero la culpa en sus ojos no disminuyó. Se inclinó hacia adelante y me besó suavemente en los labios, un gesto lleno de ternura y arrepentimiento.
-No quería ser tan…- Comenzó a decir, pero lo interrumpí con un dedo en sus labios.
-No te preocupes. -Susurré. -Entiendo que no podías controlarlo del todo. Estoy bien y estoy aquí contigo, eso es lo que importa.-
Edric suspiró y me abrazó con fuerza, apoyando su cabeza en mi hombro.
-Gracias, Jacob.- Murmuró. -Prometo que seré más cuidadoso la próxima vez.
Sonreí y cerré los ojos, dejando que el dolor se desvaneciera lentamente en su abrazo. Aunque la noche había sido intensa y desafiante, no podía negar que estar con Edric, incluso en sus momentos más primitivos, era una experiencia que no cambiaría por nada.
Edric se levantó de la cama, dispuesto a hacer lo necesario para que me sintiera mejor, aún con una mirada preocupada.
-Voy a preparar la tina para que puedas tomar un baño mientras cambio las sábanas.-
Sin embargo, algo en mí no quería estar solo en ese momento. Le tomé la mano, deteniéndolo.
-¿Por qué no tomamos un baño juntos?- Sugería, mis ojos encontrando los suyos con una mezcla de vulnerabilidad y deseo.
Edric me miró sorprendido por un momento, pero luego asintió con una sonrisa cálida.
-Claro, Jacob, como quieras.
Mientras Edric llenaba la tina con agua caliente, cambié de posición con dificultad, sintiendo cada movimiento. Una vez que la tina estuvo lista, me levantó para cargarme y me llevó hasta el baño. El vapor caliente y el aroma del jabón me envolvieron, brindando una sensación de alivio inmediato.
Entramos juntos en la tina, y Edric, una delicadeza contrastante a la noche anterior, comenzó a limpiarme. Sus manos se movían con cuidado, recorriendo mi cuerpo con esponja y jabón, prestando especial atención a las áreas que parecían más adoloridas. Sentía la calidez de su toque, que no solo limpiaba, sino que también transmitía una promesa de cuidado y protección.
Noté que a pesar de la lujuria que aún sentía por mí, Edric se contuvo. Sus ojos, llenos de deseo, también reflejaban una profunda ternura y preocupación. Mientras sus manos me acariciaban suavemente, no pude evitar sonreír, agradecido por la paciencia y el amor que me mostraba.
-Gracias, Edric.- Murmuré, disfrutando del confort que me brindaba.
Él me miró y su sonrisa se hizo más amplia, como si mi gratitud fuera el mayor de los premios.
-¿Sabes? Creo que nunca había perdido el control de esa manera…- Dijo, su voz llena de honestidad. -Y nunca antes había logrado anudar.-
Lo observé por un momento, procesando sus palabras. La sinceridad en sus ojos me toc´´o profundamente, y no pude evitar sentirme halagado y especial. Sonreí suavemente, dejando escapar una risa ligera.
-Me siento halagado.- Respondí, acercándome más a él.
Sin decir más, me incliné y lo besé, Fue un beso suave, lleno de ternura y gratitud. Sentí cómo sus brazos se envolvían alrededor de mi cintura, manteniéndome cerca mientras el agua caliente nos rodeaba. El beso se profundizó, cada segundo lleno de emociones compartidas y promesas silenciosas.
Nos separamos lentamente, nuestras frentes aún tocándose. Miré a Edric y vi un brillo en sus ojos que reflejaba el mismo sentimiento que latía en mi pecho.
Me recosté contra el borde de la tina, disfrutando del calor del agua y la proximidad de Edric. Lo observé mientras me limpiaba con cuidad, cada gesto lleno de una ternura inesperada. Sus palabras de antes resonaban en mi mente, llenándome de una mezcla de gratitud y cariño.
-Edric.- Dije, rompiendo el silencio suave que nos envolvía. -Incluso si ahora hemos formalizado nuestra relación, no quiero que dejes de sorprenderme con tus ocurrencias y tu espontaneidad.-
Edric levantó la mirada, un destello de curiosidad en sus ojos.
-¿Ah, sí?- Preguntó, una sonrisa ladeada asomándose en sus labios.
Asentí, sonriendo también.
-Sí, disfruto tus juegos. Me mantienen alerta y… emocionado. No quiero perder eso.-
Edric dejó la esponja a un lado y se acercó más, sus manos encontrando las mías bajo el agua. Sentí el calor de su piel mezclarse con el del agua, creando una conexión aún más íntima.
-Jacob, siempre seré yo mismo contigo.- Dijo con firmeza. -Me encanta verte reaccionar, como te pones gruñón y luego disfrutas cada momento espontáneo.-
Sonreí, sintiendo una ola de felicidad y alivio.
-Entonces, seguimos jugando.- Murmuré, acercándome para besarle suavemente.
Edric respondió al beso con la misma suavidad, pero con una pasión contenida que prometía mucho más. Cuando nos separamos, sus ojos brillaban con un desafío juguetón.
-Después no te quejes.- Respondió con una sonrisa traviesa.
Nos quedamos en la tina un rato más, disfrutando de la cercanía y la tranquilidad.
Ojalá y se ponga las pilas Jacob ❤️🔥☺️