ESE MALDITO SAN VALENTIN

Yanelis.

¡Maldita sea! Nunca me pasaba algo bueno este maldito día y ahora acababa de empeorar. Cuando dieron por terminada la sesión de (riámonos de estos degenerados) el hombre volvió a hablarme

_ Permítame los papeles, por favor

Lo busqué en la guantera. Usando mi mano esposada de forma inconsciente. Lo escuché reírse otra vez. ¡Qué vergüenza! Le entregué lo que me pidió y se alejó a verificar los datos. Su compañera, una oficial morena igual que yo, se agachó a mirarnos de nuevo

_ intentaré separarlos si es que eso desean _ espeto mirando a Manuel quien esquivaba su mirada.

_ sí, ¡por favor! _ rogué. ¡Por supuesto que quiero separarme de este idiota! Abrió la puerta del acompañante, colocando excesivamente su cuerpo sobre Manuel

_ Así que, ¿sigues con la fantasía de la oficial de policía?_ dijo mirándolo y la ira, acompañada de los celos, estaban por escaparse a través de mis oídos, como en los dibujos animados

_ ¿cómo se les ocurre jugar sin las llaves?_ exclamó intentando separarnos, odiaba ver como lo tocaba y como se miraban. ¡No Yanelis! ¡No es tu hombre! Miré hacia otro lado, intentando aplacar mis celos _ no se puede…_ la escuché decir _ Al parecer estas esposas son de las que se abren, únicamente ¡con su llave! _ ¡que put@ suerte! Volví mi vista hacia el imbécil junto a mí, quien esquivaba mis ojos; la mujer ya estaba de pie y había cerrado la puerta, no sé, que fue lo que hice tan mal para merecer este maldito castigo.

_ ¿tienen un repuesto?

_ sí… A eso íbamos hasta mi departamento _ contesté, ella sonrió. El hombre se acercó y me entregó mis papeles

_ pueden continuar… No tienes ninguna falta, así que, lo dejaré pasar esta vez, pero reduzca la velocidad

_ ¡si oficial!

_ Buenas noches _ mencionó el hombre y se fue

_ ¡Espero que tú tengas mejor suerte que yo!_ dijo la mujer, guiñándome un ojo y caminó hacia el patrullero ¡Lo que me faltaba! Arranque, ignorando a Manuel y sus intentos de entablar una conversación, luego de unas cuadras, no pude con mi genio, aprovechando el semáforo en rojo, le estalle

_ ¿Hiciste nuestro juego con ella? _ gruñí sin control, evitando sus ojos

_ ¡Sí! No podía olvidarte. Mientras tú ya estabas con tu segunda pareja. ¡No me juzgues!

_ ¿con cuántas?

_ ¿qué?

_ ¿con cuántas lo hiciste?

_ no quieres saberlo… Además, tú me dejaste por otro hombre, no tienes derecho a reclamarme. Me obsesionaste con tu forma de hacerlo y…_ Los autos de atrás comenzaron a bocinar.

Avancé de nuevo, llegamos en mi departamento en absoluto silencio. Si me hablaba lo asesinaba. Él lo sabía, me conocía. Nunca pude contra mis celos, jamás le hice una escena en público por respeto a su trabajo, pero cuando estábamos solos todo ardía.

Era mariachi y a pesar de no ser tan alto, es muy guapo, además de conquistarte con su voz. ¡Ahora no somos nada, no tengo derecho a reclamarle! Me explicaba a mí misma, mientras abría la puerta. Además, no era el momento, necesitaba liberarme y echarlo

_ Yo.. estaba intentando olvidarte _ se justificó cuando entramos a hacia mi habitación

_ no necesito explicaciones, no somos nada _ me arrodillé a buscar la llave en mi armario y él, tuvo que hacer lo mismo.

_ intenté estar con ella, para olvidarte no viste que es igual a ti, pero no eres tú

_ ¡no quiero escucharte Manuel! Ya no estamos juntos. No necesito saber con quién te acuestas y con quien no. ¡O con cuantas!_ maldita sea ¿dónde carajos está la llave?

_ ¿estás segura? Porque parecías muy celosa hace un momento

_ ¡pues percibiste mal!_ espete conteniendo mi enojo desarmando mi ropa.

_ no estuve con nadie desde que nos separamos Yanelis. Lo intenté y no pude. Mi cuerpo solo te quiere a ti _ susurró muy cerca y el panal de abejas en mi estómago luchaba por el dominio. Sabía que esto ocurriría, era mi debilidad, mi talón de Aquiles, el hombre que más amé y amo en mi vida

_ ¡Ya te olvidé, deja de hablar del pasado! En minutos te irás de aquí y nos veremos en la boda de Briget y quizás en alguna reunión o cuando nazcan sus hijos

_ entonces, ¿por qué tienes este consolador con mi nombre en él?_ preguntó y giré a mirarlo, estaba sonriente, sacudiendo esa silicona color beige que tenía su nombre! ¿Por qué le puse su nombre?!

_ ¡Dámelo! _ exclamé acercándome a él. Se puso de pie y lo seguí, estábamos con las esposas, era imposible que se escapara mucho tiempo, además con mis tacones era más alta

_ ¿lo usas recordándome? _ movía esa cosa de un lado a otro

_ ¡eso era cuando aún estábamos juntos! No se puede borrar el nombre _ mentí

_ qué extraño ¡Nunca necesitaste esto conmigo! Además, ¡no lo vi antes y sabía hasta cuantos conjuntos de ropa interior tenías!_ se alejó una vez más, burlándose de mí. Odiaba esa sonrisa presumida

_ ¡por favor! ¡Tú no sabías nada de mí!

_ tu prometido, ¿sabe sobre esto? Yanelis ¿te vienes pensando en mí, no es así?_ sí, ¡Jamás lo voy a admitir en voz alta!

_ ¿sabes qué? Quédatelo, úsalo con esa policía, ven aquí, para buscar la llave _ caminé hacia mi armario, pero me jalo hacia él, choque contra su pecho

_ ¿estás celosa?_ murmuró mirando mi boca

_ ¡no!_ lo empujé para alejarlo; se aferró a mi cintura y terminamos en la cama, con mi cuerpo sobre el suyo

Inútilmente, intente levantarme. Él, no me lo permitiría, sostuvo mis caderas y acabé sentada a horcajadas sobre sus muslos, mi falda había subido hasta mi cintura. No sabía donde quedó el consolador, tampoco me importaba porque sus ojos lujuriosos me prometían mucho. Sin dejar de mirarme comenzó a acariciar mis piernas terminando de levantar mi falda, por completo. Jadee ante la sensación. No lo impedí. Yo lo quería, yo lo deseaba.

_ ¿por qué hiciste nuestro juego con ella? _ murmuré, mientras sus dedos desprendían mi camisa sin dejar de mirarme a los ojos

_ lo intenté, quería olvidarte. Fue inútil, mi miembro no reaccionó. ¿No escuchaste lo que dijo? “Te deseo suerte” Dijo eso, porque no cumplí _ mi camisa quedo abierta y su mano acaricio mis pechos sobre el sostén blanco _ Yanelis mi cuerpo solo reacciona contigo. Te extraña a ti _ sostuvo mis caderas y las movió sobre su intimidad. Me rendí al sentir su dureza _ ¿lo sientes? Ya está listo para ti, con verte así vestida, reaccionó, quiere sentirte _ sus manos continuaron recorriéndome, hasta llegar a mi intimidad _ ¿vas a negarme que te ocurre lo mismo?_ preguntó sentándose _ ¿no me quieres en tu interior? _ sus labios tocaron mi cuello y fueron bajando, desarmándome, descendió la copa de mi sostén y paso su lengua por mi pecho, mordisqueando

_ Solo esta noche _ gemí _ y mañana haremos de cuenta que esto nunca pasó

_ como ordene oficial _ respondió antes de acercarse de forma lenta hasta mis labios _ soñé tantas veces con este momento.

Con la mano que tenía esposada, sostuvo mi cabeza, yo hice lo mismo. Nos miramos varios segundos para después besarnos, de forma lenta, como si esto fuera un sueño para los dos. Los dedos de su mano libre ingresaron en mi humedad, los movió como él sabía que me gustaba, sin dejar de besarme. En menos de cinco minutos me vine en su mano y gemí en su boca. Esta vez era él, en mi cama conmigo, no era un sueño

_ ¡te amo Yanelis! _ murmuró cuando yo estaba recuperándome de lo que me hizo, sin dejar de observarlo. Nos cambió de posición con suavidad, subiendo encima

Mi camisa estaba abierta, aun así, no podía quitármela y él tampoco podía sacarse ese enterizo. Me quitó la ropa interior. Como pudo bajo el cierre delantero de su disfraz que le iba enorme, para guiar esa parte de su cuerpo a mi centro.

_ ¡Manuel! _ jadeé, sintiendo como ingresaba de manera lenta, mientras su boca besaba mi cuello

_ ¡te extrañé mi amor! _ susurró con la voz excitada _ ¡no te imaginas cuanto! Finalmente, te tengo para mí, nunca te dejaré ir _ atrapó mi boca y comenzó a moverse, besándome, acariciándome

Nadie más que él, podía darme este placer haciendo dos cosas al mismo tiempo, balanceándose al ritmo dentro de mí. ¡Se movía tan bien! ¡Se sentía tan bien!

_ ¿te gusta? _ asentí, mirándolo, él sonreía, mientras me llenaba una y otra vez _ es mejor mi piel que ese maldito juguete, ¿no es así?_ volví a asentir y aceleró _ te pertenezco mi amor solo a ti, soy solo tuyo

_ te amo _ dejé escapar cuando me venía por segunda vez.

_ ¡lo sé mi amor! ¡Sé que me amas a mí! Estas con ese imbécil únicamente por su dinero, a quien amas, ¡es a mí!_ afirmó al terminar besando mis labios de nuevo. En ese instante comprendí, que había cavado mi propia tumba.

Manuel

Estábamos desnudos, cubiertos por una sabana rosada. Era su color favorito. Anoche, después de hacerlo, encontramos las llaves y nos quitamos las esposas, quiso echarme, sin embargo, volví a atacarla con mi boca en su piel. Cualquier protesta o excusa que intento usar, la descarte a besos y caricias. La hice mía otra vez. Continuamos una vez más en la ducha, su voz se repetía en mi cabeza “te amo”. Había dicho que me amaba no solo una vez, sino varias, yo sonreía como idiota, enloqueciendo más. Me amaba.

Miré mi celular, eran las doce y treinta de la tarde. Decidí sacarnos una foto. ¡A partir de ahora la iba a recuperar, era mía! Sonreí observando la imagen. El timbre sonó y ella se sentó en la cama sorprendida, con el torso desnudo, con esas preciosas víctimas de la gravedad, llamándome. Se levantó de repente y comenzó a colocarse un conjunto de ropa interior color rosa de encaje, que le quedaba magnífico yo, ya tenía ganas otra vez. El timbre sonó de nuevo. Sus ojos se posaron en mí

_ ¡mierda! ¡Es mi prometido! ¡Hoy debíamos salir a cenar! ¡Vístete y espera aquí! ¡No quiero que te vea!_ me levanté

_ ¿después de lo que hicimos me sales con eso? ¿Dónde está la mujer que me gritaba te amo anoche? _ se colocó un vestido del mismo color ajustado, ¡pinche preciosura!

_ ¡no existe! ¡Eso fue anoche! Te lo dije solo esta noche y mañana haremos de cuenta que esto nunca pasó

_ ¡sí! Lo dijiste. El problema es que paso ¡y muchas veces! Por cierto _ Grité furioso _ No fue un simple acoston me amas ¡No me dijiste, te amo una sola vez Yanelis! Lo hiciste varias veces y ahora ¿te irás con tu prometido? ¿Acaso eres una zorra que se acuesta con uno diferente cada noche?_ volteó mi mejilla de una bofetada. ¡Me la merecía! Eso no quita el hecho de que sigo sin entender por qué está empeñada en alejarse de mí

_ ¡Si soy una zorra y tu un niñito cobarde!_ fue al baño mientras el timbre volvía a sonar.

_ ¿cobarde? ¿Me crees cobarde?_ gruñí siguiéndola

_ lo eres _ exclamó girando hacia mí con furia _ un cobarde que prefiere seguir en zona segura con su mami que madurar

_ anoche te demostré lo adulto que soy y lo disfrutaste

_ ¡Manuel, que seas bueno en la cama no significa que seas un hombre maduro! Preparado para tener una familia y yo no voy a competir con tu mami otra vez, para ver a cuál de las dos eliges para amamantarte _ me cerró la puerta del baño en la cara

Podría hacer de cuenta que esto no paso. ¡En la madre! No lo iba a hacer. La forma en que se derretía anoche en mis manos, quiero que se repita el resto de mi vida, haré que se rinda. Me puse los calzoncillos, ese güey que tocaba el timbre por cuarta vez, debía saber que ella, ya no seguiría con él, no después de lo de anoche. Abrí la puerta

_ buen día _ exclamé sonriente _ pasa ¡por favor!

El cabrón era modelo cualquiera lo preferiría a él, era alto perfecto musculoso; sin embargo, era a mí a quien Yanelis amaba y ahora estaba seguro