Corro cansada y ya sin fuerzas la verdad es que ya no puedo más estoy completamente agotada y casi desmayada los golpes aún me arden, pero lo tenía que hacer nos separamos mientras huimos y después de un rato me doy cuenta de que al menos que nos separemos nos van a atrapar, corro al bosque y veo a la persona frente a mí, niega, pero después de mucho discutir le entrego algo seguro y escapa mientras que sigo distrayéndolos miro a la nada sonriendo satisfecha, porque solo alguien que sabe que es vivir la traición de parte de dónde menos lo esperas sabe lo que es proteger y cuidar a la única persona que sí estuvo allí.
Yo solía ser una princesa de esas que viven en una burbuja y quieren todo lo que pide, una chica que creía tener su vida perfecta, una joven que creía en un príncipe, en un cuento de hadas en el amor bonito, pero después de solo conocer el dolor te aferras a una rosa que sabes que aunque te va a pinchar quieres tener su aroma, o con el fuego que es asombroso pero te quema
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pruebas parte dos.
Odette.
Al salir del baño voy a la cama y me acuesto, entonces miro al ruso parado frente a mí mirándome con... ¿Lástima, dolor, amor? Creo más la primera que las demás.
—Qué sucede, por qué me miras así — le pregunto a Alekc.
—No quiero que sigas, ya basta, querías demostrar que podías, lo hiciste, ya detén todo, luego me vuelvo a casar y ya— dijo y lo miré fijamente.
—Entonces seguiré de esclava o me dejarás ir.— pregunté y se acercó quedando a tan solo centímetros de mis labios.
—Tú seguirás así como estás, como mía, como mi esposa— dijo y nuestros labios colisionaron, el deseo nos consumió y por muy adolorida que estaba, yo estaba aún más urgida por tenerlo dentro de mí, deseaba sus besos en mi cuello, sus labios en mis pechos, su lengua en mi intimidad lo deseaba como nunca deseé a nada.
Subí quedando encima de él y me deshice de mi ropa mientras retiraba su camisa y besaba su pecho muy bien esculpido, seguí besando su abdomen y sus oblicuos, besaba su perfecta V, me enloquece verlo retorcerse de placer, ver sus caras cuando beso sus partes me vuelve loca, lo deseo y por mucho que me odie quiero a este demonio.
Me levanta para comerme la boca y luego abre mis piernas y acaricia mis labios íntimos con sus dedos, juega con ellos dándome masajes circulares con su pulgar, este hombre me saca lo dulce y lo delicada y deja a esta pervertida capaz de querer a su verdugo.
—Eres hermosa y eres mía, mi conejita, mi pequeña y valiente conejita.— dice mientras me arremete una y otra vez con su enorme miembro dentro de mí, haciéndome jadear de placer, y el dolor que pueda sentir se hace maravilloso solo porque es el quién me lo da y sí, soy una masoquista sin remedio, pero está es mi vida ahora y la voy a disfrutar
Grito su nombre una y otra vez, lo muerdo cuando logro aferrarme a su cuello y lo siento tan profundo que el enorme grito me delata, anunciando que volví a rebosar de placer por su causa.
— conejita, quieres descansar hoy, podemos hacerlo o no vayas más— pide y creo que este hombre o sufre de bipolaridad o simplemente juega con mi cabeza.
—Quiero seguir siendo tu esposa y soportaré lo que sea por ti— digo y nos vemos a los ojos, esos ojos que tanto me desarman.
—Solo porque lo prometí — digo y me río.
—Sí, claro, eso ni tú te lo crees, mi conejita bonita— dijo y nos besamos como bobos.
—Hagamos algo, olvidemos todo, ¿sí? Olvidemos mi venganza, mis azotes, mis desplantes y seamos una pareja normal.— dijo y mis ojos se abrieron.
—De verdad lo dices en serio Alek— pregunté sorprendida.
—Es en serio, conejita, no más pasado, no más Jimena y aunque me duela, el tema de mi hermana queda zanjado.— dijo y me besó, mis ojos se abrieron como ojos de colegiala enamorada.
—Iré a enfrentar mis deudas y quiero seguir siendo tu esposa, así después de las pruebas estaremos mejor, ¿qué dices?— le pregunto haciendo un puchero que él besa.
—Digo que las cosas se harán como quieras, digo que me tienes hechizado y haré lo que mi esposa diga, pero hoy solo seremos nosotros, mañana que sigan las torturas — dice y niego riendo.
—No... Hoy seguirán las pruebas y en la noche disfrutaremos nuestro matrimonio, que te parece — pregunto pasando mi dedo por su pecho y este niega.
—Conejita hechicera, ¿qué me hiciste?— preguntó y alcé los hombros de forma inocente.
Bajo de la mano de mi esposo y mis ojos se cruzan con los de Jimena, quien me mira con desprecio y odio, camino altiva, hasta llegar al centro de dónde están todos, el líder de la orden se para frente a mí y habla.
—El día de hoy deberás aguantar torturas como si quisieran sacarte alguna verdad, la verdad será el nombre de tu esposo, si lo dices pararemos y podremos darte otras dos oportunidades más, ya que estos hombres son muy despiadados y siempre sueltan el nombre y a veces ha habido que darles una cuarta oportunidad.— dice y da la orden para que me acompañen a una habitación oscura que tiene un enorme espejo enfrente como una ventana, comienzan dos hombres a golpearme y a preguntarme el nombre de mi esposo y luego de varias horas, varias torturas, de haberme puesto electricidad y haberme arrancado las uñas de mi mano derecha lo miro y cuando el sujeto pregunta de nuevo el nombre contesto.
—Me estás hartando bastarda, ¿cuál es el nombre de tu esposo?
—Mi esposo se llama Williams Levy y el tuyo— dije con ironía y este me abofeteó aún más fuerte, volvió a colocarme electricidad y después de tanta tortura entraron los del consejo y me sacaron, estaba irreconocible.
—Jamás habíamos tenido en esta prueba tanto tiempo, hoy descansarás y las demás serán luego, desde ya le digo que es un honor, que usted sea la esposa de nuestro líder.— dice el líder de la orden y me siento honrada y adolorida, sí que pueden ser unos hijos de puta.
Camino hasta donde debería estar Aleksander, pero no lo veo ni a él ni a Jimena, entonces sigo sola, pero Antuan camina a mi lado y me ayuda.
—Angelita por qué seguir con esta locura, tú no le debes nada a nadie, por favor ya basta.— dice y me lleva a mi habitación donde camino hasta el baño, una vez Antuan se va, me hundo en la tina con todo y ropa, estoy adolorida cansada y ya casi no puedo, pero terminaré con cada prueba, ya que este mundo no es de cobardes.