Maite es una chica de quince años que se enfrenta a una dura decisión, dejar a su sobrino en un orfanato, o cuidarlo como si fuera su hijo.
Un incidente con una cartera haría que su vida cambie de un día para otro, provocando no solo una nueva oportunidad de trabajo para que mejorar su condición de vida, al igual que el niño que la llama mamá, sino que también hará que cruce caminos con un hombre que tiene mucho que ver con él.
No obstante, sus personalidades y formas de ser son tan opuestas que el llevarse bien será algo difícil.
¿Podrá surgir al más allá que solo la conexión que los une con respecto a su hijo?
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Capitulo 10
De camino a casa Patricia le pregunta a Maite que hará el fin de semana.
— Voy a visitar el orfanato. — Responde ella. — Hace mucho que no voy, y les prometí ir seguido.
— Perdóname, es mi culpa por obligarte a tomar tantas clases.
— No es su culpa. Es mía por no ser tan inteligente.
— Los profesores me han dicho lo contrario.
— Me alegra que piensen bien de mi. — Ambas ríen.
—¿Y usted qué hará el fin de semana?
— Yo me voy a Cancún con mi esposo. Hace mucho que no pasamos tiempo de calidad. Necesitamos relajarnos.
— Usted y el señor Leandro hacen una hermosa pareja.
— Lo sé. Desde que lo ví en la universidad quedé cautivada con el. Y me propuse conquistarlo. No fue muy difícil, el también se interesó en mi rápidamente. Aunque siempre pensé que lo nuestro no iba funcionar.
— ¿Por qué? — Maite se sorprende.
— Soy dos años mayor a el. Terminé la universidad primero y temi que mientras no lo vigilaba se podía enamorar de otra.
— Pero no sucedió.
— Por suerte no.
— ¿Y cuánto llevan casados?
— Cinco años.
— ¿Y no van a tene hijos?
— No podemos. Él es estéril. Pero lo amo y no soy capaz de dejarlo.
— Entiendo. Es esa clase de amor que se sobre pone a todas las cosas.
— Exactamente. Por favor. No le digas a nadie sobre lo que te dije. Mi familia y la suya son los únicos que saben.
— No tiene que pedirlo, no me atrevería a divulgar su información.
— Gracias.
...
Al día siguiente Maite se levanta más tarde de lo habitual, ella sale y se encuentra con Leandro en el pasillo.
— Buenos días señor.
— Buenos días Maite. Pensé que ya te habías ido al orfanato.
— Mi hijo no se quiso levantar temprano. ¿Y usted qué hace aquí? Yo lo hacía en el aeropuerto.
— Patricia canceló el viaje.
— ¿Por qué? — Ella se siente cómo una tonta. — Perdón. No quise ser entrometida. — Maite se arrepiente de haber preguntado.
— No lo eres. A ella le surgió algo del trabajo. No es la primera vez que cancelamos un viaje. — Leandro parece entristecer.
— Lo siento.
— No es tu culpa. Es culpa de nuestras agendas apretadas.
— Espero que esas agendas apretadas no interfieran con su alimentación.
— Ella se fue sin desayunar. Salió muy temprano.
— ¿Usted ya desayunó?
— Aún no. Por el viaje, le dijimos a la cocinera que se tomará el día. Saldré a comer por ahí.
— Si usted quiere yo puedo preparar el desayuno.
— No te molestes.
— Tengo que hacerlo para mi hijo y para mí, no me afecta hacer uno más. Si quiere también preparó uno para la señora Patricia. Usted se lo puede llevar al trabajo, así pasan más tiempo juntos.
— Esa es una buena idea. ¿Harías eso?
— Claro que sí.
— Muchas gracias Maite. Me voy a cambiar, para visitar a mi esposa.
— Claro. — Leandro se va a su habitación y Maite baja a la cocina. Prepara cuatro desayunos y pone uno en una lonchera. Los otros los sirve y llama a su hijo. Daniel baja corriendo y se sienta en su silla emocionado. — Amor come despacio. — Le pide Maite.
— Si mami. Está bien.
— Dani. Buenos días. — Saluda Leandro.
— Buenos días tío.
— ¿Esté es mío? — Le pregunta a Maite.
— Si. Espero que le guste.
— Se ve delicioso. Muchas gracias.
— No tiene que agradecer. Puse el desayuno de la señora Patricia aquí. — Ella le entrega la lonchera.
— No se cómo pagar tu amabilidad.
— No tiene por qué.
...
Una hora después Maite y Daniel ya están camino al orfanato. Los niños los ven llegar y salen a recibirlos. Maite se toma su tiempo para abrazar a cada uno.
— ¿Por qué no habían venido? — Preguntan algunos.
— Tenía mucho trabajo. Pero ahora ya me adapte y seguro podré venir con más frecuencia.
— Ojalá que si. Todos te extrañamos Maite. — Menciona una pequeña niña.
— La van a sofocar. — Dice la directora al verlos con Maite. — Me da gusto verte.
— A mi también. — Ambas se abrazan.
...
Leandro visita a Patricia en la empresa, ella está dando vueltas de un lado para el otro.
— ¿Amor que haces aquí? — Ella se sorprende con la visita.
— Te traje el desayuno. Leandro le muestras la lonchera con una sonrisa.
— Gracias. No debiste molestarte.
— No es molestia. Quería pasar más tiempo contigo.
— Amor sabes que cuándo estoy así de ocupada, no me gusta que estés aquí.
— Yo...
— Ahora preferiría estar sola. — Leandro se siente un poco mal. — Te juro que terminó ésto y nos vamos a dónde tú quieras.
— Déjalo. Espero que para comer si tengas tiempo. — Leandro pone el desayuno sobre la mesa.
— Amor por favor no te enojes.
— Está todo bien. Es obvio cuáles son tus prioridades. Te veo en casa.
...
En otra parte de la ciudad, David no deja de pensar en la cena tan extraña que tuvo con Maite, se ríe al recordarla, pero luego, de nuevo los gestos de ella le parecen muy similares a los de su primer amor, su sonrisa, esos ojos azules, el cabello lacio. Ese rostro con pecas hermosas.
"¿Por qué Maite se parece tanto a ti Andrea.? ¿Y por qué después de tantos años sigo llevando tu recuerdo en mi cabeza.? — El se levanta de su cama y camina por su departamento. Se detiene en una gran ventana, desde la cual se ven muchos edificios de la ciudad. También un parque donde antes llevaba a su querida novia. "Nunca debí enamorarme de ti. Ese fue mi peor error. Ahora me preguntó que fue de tu vida."
siempre dije q Patricia se traía algo.
creo mentiras para q su hermano dejara a Carolina no le importaron los sentimientos de el. Ella es una manipuladora y todo lo hace a su conveniencia. tal como sus padres