Anya es una joven modesta, inocente y alegre que fue criada por su tía después de que su vida se viera sacudida por la trágica perdida de sus padres, sin embargo, eso no era lo único, ya que el destino le tendría otra mala pasada.
Se suponía que buscaba tener un futuro feliz, tranquilo; sin embargo, nunca creyó que su vida terminaría atada de la forma menos pensada.
¿Podrá ser feliz?
¿Podrá conocer lo que es el amor?
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capítulo 10
Bastian quiso saber más de ella, pero, Anya a pesar de tener carácter también era una chica tímida e incapaz de expresarse con las personas que no eran allegadas, en ocasiones cuando sentía tristeza bloqueaba las lágrimas impidiendo que salieran, pero con Bastian era diferente, sentía que se conocían de toda la vida y algo en su corazón le decía que él era una buena persona.
— sabe una cosa, usted es la segunda persona con la que yo he hablado más tiempo, la primera y única es mi amiga Alice, ella es la que sabes más de mí que cualquier otra persona.
— eso me alegra mucho, quiere decir que estás confiando un poco.
— si, y no sé por qué le permití acercarse, me refiero a que me cuesta mucho entablar una conversación con personas desconocidas, de hecho nunca lo hago, creo que soy muy tímida supongo que fue por el tiempo que duré en el internado.
— ¿y como fue tu infancia? ¿Recuerdas a tus padres?
— si, los recuerdo, mi madre era la mujer más especial del mundo, nunca la miré enojada, siempre tenía una sonrisa en su rostro, y mi padre, mi padre amaba la naturaleza, recuerdo una frase que siempre decía, que los seres humanos somos desagradecidos y no valoramos el aire que respiramos, la tierra que nos da de comer y el agua que da vida, me lo decía todo el tiempo, no le gustaban las grandes ciudades porque tenían mucha contaminación.
— y tenía razón, ¿a qué edad te enviaron al internado?
— a los ocho años mi tía decidió que yo no era parte de su familia, pero a pesar de todo lo que me hizo, yo le estoy agradecida por enviarme a ese internado porque ahí recibí la mejor educación que no todos pueden tener, soy de las personas que aprovecha las oportunidades, mis padres no están y no tengo familia, pero soy privilegiada por tener vida y respirar todos los días, por estar sana y así poder hacer las cosas que deseo en la vida, si estoy en este mundo es por algo, creo que cada uno de nosotros venimos con un propósito, claro, para unos se les hace más fácil, para otros más difíciles.
— así es, al final del día todos venimos y vamos al mismo lugar, tú eres la chica más fuerte que he conocido, nunca antes había visto una persona con ganas de vivir, de realizar sus sueños, y estoy seguro de que lograrás todo lo que te propongas.
— ¿y usted que me dice de su vida? Yo le he contado mucho.
— pues que te puedo contar, yo nací aquí, pero mi abuelo y mi padre son nativos de Bulgaria, y nos dedicamos a la fábrica de vinos, y soy hijo único y el segundo nieto de mi abuelo, estudié negocios y cursé la carrera de artes visuales, cuando cumplí los veinticinco años mi padre enfermó después de años de lucha murió hace una semana.
— lo siento mucho, no quise recordar su pérdida.
— no te preocupes, es otra cosa que tenemos en común, una herida que sangra.
Anya se sintió fatigada y procedió a preguntarle dónde dormiría.
— ya me quiero dormir, ¿dónde lo haré?
— quédate en la habitación, yo dormiré en el sofá.
— no, yo dormiré en el sofá, no lo quiero incomodar.
— y encima te preocupas por mí después de todo.
— no me preocupo por usted, es solo que no estoy acostumbrada a dormir en casas desconocidas, y más sola con un hombre que no conozco.
— claro, oye quedamos en que confiarías, yo te voy a hacer daño, lo prometo, quédate en la habitación y si sientes desconfianza puedes pasarle llave a la puerta.
— ¿de verdad me cree tonta? Seguro que tiene una copia.
— no, no creo que seas tonta, al contrario, me gusta que seas inteligente.
— bien, me iré a dormir, hasta mañana.
— si necesitas algo me avisas, ¡Ah! Por cierto, puedes dejar de hablarme de usted. Anya se fue a la cama no antes de pasarle llave a la puerta y rodar el sofá de la habitación para colocarlo detrás de la puerta, Bastian sonreía solo al oírla cuando lo rodó, como estaba cansado se durmió de inmediato, a la media noche se despertó al oír los gritos de Anya en la habitación, desesperado por entrar y averiguar lo que le pasaba no podía abrir la puerta, le tocaba y llamaba, pero Anya no contestaba, cómo pudo forzó la cerradura y logró abrir rodando el sofá desde afuera, al entrar Anya estaba en el piso con las manos en el pecho, sudaba y tenía el ritmo cardiaco acelerado y tenía dificultad para respirar.
— ¡Ayuda!, ¡ayuda!, No puedo respirar, voy a morir, voy a morir, repetía Anya una y otra vez, Bastian se inclinó para estar a su nivel y puso sus manos en ambas mejillas levantando su rostro para que lo mirara.
— está bien, está bien, mirame, estás teniendo un ataque de pánico, mirame y cuenta conmigo, vamos, 1-2-3-4-5-6-7-8-9-10.
Anya lo seguía contando detrás de él hasta calmarse, sintiendo después náuseas.
— creo que voy a vomitar, no me siento bien. Dice Anya, Bastian de inmediato la llevó al baño ayudando a sostener su cabello mientras ella vomitaba, después de lavar su rostro le trajo agua ella tomó un sorbo mientras todavía sus manos temblaban.
— ¿ya te sientes mejor?
— si, un poco, gracias.
— ¿por qué te pasó?
— desde que recuerdo, siempre he sufrido pesadillas, por las noches recuerdo todo lo que me ha marcado revivo lo mismo todas las noches, pero lo que me pasó nunca antes me había pasado, pensé que moriría.
— fue un ataque de pánico, generalmente pasa cuando vives traumas, de seguro pasó porque te traje a la fuerza, y tu sentido de supervivencia se activó, sientes miedo y ansiedad.
— sí, siento miedo, mucho miedo.
— no tiene por qué sentir miedo, ya te he dicho que no te haré daño.
— me siento exhausta, volveré a dormir, pero no quiero estar aquí, dormiré en la sala, dice Anya, Bastian accedió y la ayudó a recostarse, se quedó velando sus sueños toda la noche, de vez en cuando acariaba los cabellos rubios de Anya, sintiendo pena por todo lo que ella había tenido que vivir y prometiéndose a él mismo que siempre la cuidaría, Anya se despertaba por momentos y miraba a Bastian, por primera vez se sentía protegida y inconscientemente se dormía de nuevo.