NUESTRO SECRETO

Eran las 10 de la mañana cuando Nicki llegó en un taxi a la casa de su amiga.

Emilia salió apurada, ya estaba lista desde temprano. Estaba muy emocionada por ese viaje.

Ambas chicas se dirigieron al aeropuerto para encontrarse con sus jefes.

Emilia optó por un traje cómodo y elegante de color rosa para el viaje, con zapatos color nude.

Cuando llegaron al aeropuerto sus jefes ya estaban esperándolas.

-Por aquí, señores. El avión está por despegar. -hablo el copiloto.

Emilia notó que su jefe estaba algo incómodo y decidió preguntarle.

-Se encuentra bien, jefe?

-Sí. Claro. Solo... Solo subamos a ese avión.

Cuando todos abordaron el avión despegó.

Emilia se sentó junto a Matteo, ya que debía informarle acerca de lo que harían cuando lleguen a París.

Vittorio, Noah y Nicki, por el contrario, se sentaron al fondo del avión para divertirse durante el viaje. El avión ya estaba en las alturas cuando Emilia volvió a notar la incomodidad de Matteo. El muchacho comenzó a respirar agitado y a sudar… Parecía un ataque de pánico. La chica comenzaba a preocuparse.

-Matteo, te encuentras bien? - Pregunto Emilia susurrando.

-Y-yo...

Emilia lo giró y lo abrazó por la espalda y apretó su pecho.

-Tranquilo. Respira... Inhala, exhala. Estás sufriendo un ataque de pánico.

Matteo comenzó a mejorar su respiración y Emilia lo recostó contra su pecho mientras le acariciaba el cabello.

-Cálmate. Tranquilo. Estoy aquí. Todo está bien…

Luego de unos minutos Matteo se recompuso.

-Por favor no se lo digas a nadie. -Le dijo.

-No lo haré. Tu secreto está a salvo conmigo. -dijo ella sonriendo con complicidad.

Matteo le devolvió la sonrisa y se acomodó en su asiento para dormir el resto del viaje. Emilia siguió pensando en ese momento. La calidez de su piel, la suavidad de su pelo. Su voz calmada. ¿Acaso el accidente de sus padres le provoca esto? ¿Qué tanto sufrirá este hombre?

Esos pensamientos no la dejaron en paz por el resto del viaje.

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El avión aterrizó en París y al llegar, un auto los llevó a su hotel. Ya en el mostrador de entrada, Matteo dijo:

-Tengo reservaciones a nombre de Matteo Duncan.

-Buenas noches. Déjeme observar. -respondió la secretaria en tono alto coqueto.

Los chicos siguieron esperando.

-Aquí tiene Sr. Duncan, sus llaves. Las habitaciones están en el tercer piso del hotel. Cualquier cosa que necesite, no dude en avisar. -Dijo ella, guiñándole un ojo.

-Que descaro. -Exclamo Emilia susurrando. Matteo alcanzó a oírlo y la observo elevando una ceja. Mientras que Emilia evadió su mirada.

-Gracias señorita. -dijo él en tono desafiante.

Le entrego las llaves a cada uno de sus compañeros y acotó:

-Los espero mañana a las 7 a.m en el comedor del hotel para desayunar y llegar puntuales a la reunión. Demás esta decirles que no lleguen tarde a desayunar. Todos asintieron y se dirigieron a sus habitaciones.

Las habitaciones de Emilia y Matteo estaban enfrentadas, mientras que las demás, estaban más separadas.

-La veré mañana Emilia.

-Hasta mañana Sr. Duncan.

...****************...

Emilia estaba sorprendida de la belleza de la habitación. Se dirigió al baño, lleno la bañera, agregó sales y se tomó una larga ducha relajante. Luego se puso sus bragas, seco y peinó su cabello con delicadeza, se aplicó sus cremas y se dirigió a la cama.Mañana sería un día muy importante.

Por la ventana de su hotel, podía admirar la belleza de París.

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Antes de subir al avión, Matteo no paraba de pensar en cómo sería el viaje. Hacía tiempo que no subía a un avión y había olvidado comprar su pastilla para dormir durante el viaje.

Luego del accidente de sus padres no lograba subirse a un avión sin medicarse. Los aviones le daban pánico, pero no podía negarse a subir, pues... Los negocios requerían a un jefe capaz y que pueda estar presente en todos los eventos. De lo contrario, que pensarían las personas y sobre todo los empleados de la compañía si su jefe no es capaz ni siquiera de subirse a un avión?

Por más que Matteo intento mantener la compostura, su pánico fue más grande.

Cuando Emilia se sentó a su lado, Matteo suspiró. No podía creer que ella estaría presente en el peor momento del viaje. La chica debía informarle sobre unos puntos para las reuniones, pero Matteo no tenía cabeza para eso.

Cuando el pánico comenzó a actuar, Matteo sintió unos brazos a su alrededor y una voz tranquilizadora. Sintió que de a poco el miedo se iba. No podía creerlo. Era la primera vez que alguien lograba eso en él.

-Por favor no se lo digas a nadie. -le pidió a la chica avergonzado.

Cuando logró calmarse. Decidió girarse y cerrar los ojos para dormir por el resto del viaje.

Sin embargo, solo cerró sus ojos sin entender lo que pasaba. Una sensación de miedo se apoderaba de él. ¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué se sentía tan tranquilo a su lado? ¿Por qué tenía esa necesidad de quedarse en sus brazos para siempre?

¿Qué estás haciendo conmigo Emilia Megceza?, pensó. Será que ella comenzaba a importarle más de lo que él quería?

Esta es mi idea de Matteo... Sin embargo, quiero que cada uno se imagine a los personajes de la historia. 😆