toda mi vida vivi una vida donde fui despresiada y sola pero ahora que e renacido en la hija de un duque disfrutaré esta segunda oportunidad como hija mimada del duque William valtorian
NovelToon tiene autorización de aylustar para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
capitulo 9 sentimientos
Mary se quedó helada cuando Elena le sostuvo la muñeca, su mirada seria y firme la obligó a retroceder.
—Basta, Mary —dijo Elena con voz baja pero cortante—. Los niños no necesitan más gritos.
Mary cerró la boca con fuerza, sus labios temblaron de rabia contenida. Sin responder, tomó a Sophia de la mano y salió del patio con pasos secos.
Elena, en cambio, soltó un suspiro y se giró hacia Anton y Alexander, que aún estaba temblando. Se agachó junto a ellos para asegurarse de que los dos estuvieran bien, mientras Astrix balbuceaba en los brazos de Anton, ajena al drama, pero irradiando ternura.
—Ya está… —susurró Elena, acariciando el cabello de Alexander—. Están conmigo, todo va a estar bien.
Astrix, aún en brazos de Anton, dejó de balbucear y miró fijamente a Elena. Había algo en la forma en que defendió a Alexander y cómo calmaba todo con solo estar allí. Sus ojitos brillaban, como si entendiera más de lo que parecía.
La bebé extendió sus bracitos hacia Elena y soltó un balbuceo dulce:
—E…na…
Anton rió bajo. —Parece que le gustas.
Elena tomó a Astrix con suavidad, acomodándola contra su pecho. La niña se aferró a su vestido y sonrió de oreja a oreja, como si hubiera encontrado un refugio seguro.
—Eres tan chiquita y ya me miras así… —murmuró Elena con ternura, acariciándole el cabello—. Qué valiente vas a ser.
Y en ese momento, Astrix soltó una risita alegre, convencida de que aquella mujer
merecía toda su pequeña admiración.
Elena seguía sosteniendo a Astrix, quien la miraba como si fuese su nuevo ejemplo a seguir. La bebé no paraba de sonreírle y balbucear cada vez que la veía, como si solo existieran ellas dos.
En ese momento, William con el ceño fruncido, acompañado de Opera, el marqués Thurder. La presencia de ambos hombres llenó el lugar con un aire pesado.
William se quedó helado al ver cómo su hija estaba en brazos de Elena, riendo con un cariño que él había esperado recibir. Su mandíbula se tensó.
—Veo que Astrix está muy… apegada a ti, Elena —dijo con una voz fría, aunque en sus ojos ardía el enojo.
Opera, en cambio, observó la escena con interés y una media sonrisa.
—Parece que la niña sabe reconocer la fuerza y la bondad, incluso a tan corta edad —comentó, cruzándose de brazos.
Elena, notando la tensión, acarició la cabecita de Astrix y habló tranquila:
—No es malo, William. Los niños buscan calor donde lo sienten… y Astrix no deja de mirarme así, como si me hubiera escogido.
Astrix, como si quisiera recalcarlo, soltó un balbuceo alto y claro:
—E…le…na…
William apretó los puños. Opera lo miró de reojo con cierta ironía.
—Ya ves, Valtorian, tu hija tiene carácter. No se deja imponer ni por ti.
El silencio se volvió denso, mientras Astrix reía sin preocuparse de nada, disfrutando de la atención que todos le daban.
William observó a Astrix en brazos de Elena, con esa sonrisa brillante que él tantas veces había querido ver dirigida hacia sí mismo. Su corazón se apretó, pero esta vez no dejó que la amargura lo dominara.
Con una sonrisa suave, casi triste, dijo en voz baja:
—Espero que algún día también me mires así, Astrix… que puedas confiar en mí como lo haces con ella.
La bebé giró la cabeza, dejando de jugar con el cabello de Elena, y fijó sus ojitos en su padre. Lo miró en silencio, seria por un instante, como si entendiera cada palabra. Luego palmeó el aire hacia él y balbuceó un sonido sin forma, pero cargado de intención.
William soltó una pequeña risa, conmovido.
—Eso me basta por ahora —susurró.
En lo profundo de Astrix, la voz adulta de Victoria pensó con ironía y dolor:
"Nunca tuve un padre que se quedara a mi lado… . Pero William… no sé si pueda amarlo como debería, aunque desee confiar en él."
Astrix volvió a reír y escondió la carita en el hombro de Elena, como si confirmara ese lazo especial que había formado con la mujer. William, aun así, mantuvo la sonrisa, decidiendo esperar el tiempo que hiciera falta.
Mary cerró con fuerza la puerta de su habitación, los labios tensos y la mirada llena de rabia. Caminó de un lado a otro, su vestido arrastrándose con un ruido áspero que reflejaba su estado.
—¡Maldita familia valtorian ! —escupió con furia-son gente inmunda
Se dejó caer frente al espejo, donde la vela iluminaba apenas su rostro endurecido por los años y la ambición.
—Crié a Elena… la preparé para ser reina, para estar al lado del rey. ¡Para brillar! —susurró con un tono que se quebraba entre frustración y odio—. Pero ella, tan distraída… tan inútil… desperdició todo lo que hice.
Mary apretó los puños con fuerza. Una sonrisa amarga se dibujó en sus labios.
—Y una noche… tú, William valtorian, me arrebataste mi plan. Esa debilidad tuya, ese capricho… y de ahí nació Alexander.
Golpeó la mesa con rabia contenida.
—¡Ese niño iba ser mi orgullo, mi victoria! Vivira a través de él, aunque me cueste todo.
Pero su rostro se ensombreció aún más cuando un pensamiento atravesó su mente.
—Y entonces apareció esa mocosa… Astrix. Una simple bebé que ya amenaza con deshacer lo que tanto construí. —Su voz se quebró con un odio frío—. No lo permitiré.
Mary apagó la vela con un gesto brusco, quedándose en la oscuridad, su odio creciendo como una sombra que solo esperaba el momento de atacar.
William estaba con Elena en eso Mary apareció con paso firme, la frente en alto y el gesto endurecido. Sus ojos se clavaron en William primero, pero al ver a Astrix en brazos de Elena, apretó los labios con un claro disgusto.
—Qué ironía… —dijo con voz seca—. La hija de una simple sirvienta en brazos de la duquesa, como si perteneciera a este mundo.
El silencio cayó en el salón , Elena miró confundido y William frunció el ceño, atento.
Mary continuó, cada palabra afilada como un cuchillo:
—Recuerdo bien aquellos tiempos. Yo hice todo lo posible para que Elena destacara frente al duque, para que al menos una de nosotras quedara bien parada. Pero ella… —señaló a Elena con una mueca amarga— siempre fue tan distraída, tan… suave, que jamás logró resplandecer como debía.
Elena bajó la mirada, dolida pero sin perder la calma. No respondió de inmediato; apretó un poco más a Astrix contra su pecho como si la protegiera del veneno de esas palabras.
William tensó la mandíbula, con ganas de intervenir, pero Mary seguía hablando con dureza:
—Y ahora, mírala. Criando a la hija de una sirvienta como si fuera suya. Eso es lo que te diferencia de mí, Elena… yo nunca me habría rebajado.
Astrix balbuceó en ese momento, como si protestara, William se adelantó un paso, dispuesto a enfrentarse si era necesario. Elena, sin embargo, levantó la mano para detenerlo.
Con una calma inesperada, miró a Mary a los ojos y respondió con serenidad:
—Tal vez por eso yo tengo lo que tú jamás tendrás, Mary: el cariño sincero de un niño.
Elena acarició la cabecita de Astrix, que se acurrucó confiada contra ella, mientras Alexander, con ojos encendidos, se abrazaba a la falda de su madre.
Mary frunció los labios, dolida y enojada, pero no pudo replicar.
✨ Dato corto:
Elena, la mamá de Alexander, a veces parecía demasiado dispersa en las reuniones: olvidaba fechas, perdía cosas o se distraía con el mínimo detalle. Muchos lo veían como simple descuido, pero en verdad ella cargaba con TDAH, algo que la hacía parecer despreocupada… aunque en el fondo era más sensible y observadora de lo que los demás creían.
su padre es noble así que no se compara
llamarlo papá así el da ella da sería juntos para el pobre corazón
de William jajaja que adora a su hija aunque es divertido verlo celos pero ahora sí esa mustia no pudo que alaben a esa mustia igual a ella por lo menos alegro a su hermano