El dolor de una traición, arranca de raíz el amor que sientes por alguien especial, pero también te destruye lentamente, pero la determinación con que la enfrentes, será la clave para seguir adelante y no dejarte derrumbar.
Acompáñame a conocer la historia de Feray Yilmaz, su historia de fuerza y resiliencia, te va a enseñar que después de una traición, todo sanará.
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CAPITULO 9
Terminé mi jornada laboral un poco tarde, y salí a tomar el autobús que me dejaba en la parada cerca a mi casa, por poco olvido las compras para los hijos de Levent, tuve que devolverme a sacarlo del casillero, cuando salí, ya el último autobús había pasado, no tenía más opción que irme en taxi, aunque me saldría un poco costoso.
Le hice la parada a varios autos, pero ninguno se detuvo, a esta hora es complicado, ya que muchos salen a disfrutar de la vida nocturna, algunas gotas de lluvia comenzaron a caer.
- No puede ser peor mi suerte, por favor, no vayas a llover cielito lindo-- rogaba en voz alta, de repente escuché el sonido de un claxon, guíe mi vista y allí ví a mi doctor, me llamó con su mano, yo me acerqué.
- Hola, ¿que haces tan tarde por acá?-- preguntó.
- Salí un poco tarde del trabajo, estoy esperando un taxi-- dije.
- sube, si quieres te llevo a tu casa, va a comenzar a llover y sería muy malo si te enfermas -- comentó, yo miré para todos lados a ver si veía un taxi, pero nada, todos pasaban a gran velocidad.
-No quiero ser una molestia, además, no sabes dónde vivo -- le dije.
- recuerda que tengo tu historial médico, por ende también tengo tu dirección, y yo vivo por esos lados, un poco antes, pero no me haría daño manejar un kilómetro de más, me sentiría culpable si te dejo acá -- sonreí al escuchar sus palabras.
- Está bien, por hoy aceptaré, mis padres deben estar muy preocupados -- comenté.
Me subí a su auto, puse las bolsas de las compras en el posa pies y comencé a jalar el cinturón de seguridad, pero estaba atorado, el se dió cuenta de mi lucha y se acercó con rapidez y sin previo aviso, sentí su respiración muy cerca a mi mejilla, yo giré mi rostro por la sorpresa, quedando nuestros labios a escasos centímetros, nuestras narices se rozaron levemente, haciendo que tomaramos distancia.
- Lo siento, te quise ayudar, ví que estabas teniendo problemas con el cinturón --
- No te preocupes, yo no me di cuenta que estabas ahí, te moviste muy rápido-- hubo un silencio incómodo.
- me voy a poner en marcha, pronto estaremos en tu casa-- fue lo último que dijo antes de avanzar, yo solo asentí.
Después de un rato en carretera, llegamos a mi vecindario, le fui indicando dónde vivía, por más de que le insistí que podía dejarme en la parada, insistió en acercarme, no tuve más remedio que aceptar su ofrecimiento.
Ya íbamos llegando cuando ví a alguien parado en la esquina de mi calle -- ¡Detente!-- logré decirle a Emir, el se detuvo enseguida, me miró y luego vio hacia donde yo estaba mirando.
- ¿El no es el esposo de la Doctora Sarcoglu?-- Yo asentí y bajé la cabeza.
sin decirme nada, dió reversa y nos saco del callejón, condujo a un lugar más apartado, se detuvo y tomó mi mano entre las suyas.
- Dime que es lo que está pasando, prometo no juzgarte-- me dijo, yo lo miré y la vergüenza me invadió.
- Juro que no sabía que estaba casado -- fue lo único que atiné a decir.
- ¿O sea que esa es la razón, por la que cambiaste de médico? -- concluyó y yo asentí.
- si, ese día, en mi cita lo supe todo --
- ¿y piensas seguir con él? Lo digo porque hoy te vi el anillo de promesa -- yo sonreí con amargura.
- Todo es parte de un plan, obviamente ya no quiero nada con él, me engañó durante mucho tiempo, y ahora cargo con una culpa que no me pertenece, pero que de manera indirecta estoy lastimando a alguien más, Irem me pareció una gran mujer, se ve tranquila, amable, además se nota que ama a Khan, yo también lo amaba, pero esto que hizo, es imperdonable -- dije.
- ¿y le piensas contar a la doctora?-- yo lo miré y negué.
- No, o no por ahora, ella también está embarazada de ese infeliz, si le digo, podría pasarle algo a ella y a su bebé, de verdad... Yo no soy mala... Yo no sabía nada -- dije y solté en llanto, sin preguntarme me jaló hacia su pecho y me dejó hundir mi cara en el, su camisa comenzó a empaparse por mis lágrimas, intenté apartarme, pero el no me dejó.
- Se lo que estás intentando hacer, pero no te preocupes, son solo lágrimas, eso no va a dañar mi camisa, tu solo llora lo que quieras llorar-- intensifique mi llanto, me di cuenta que no había tenido el tiempo de soltar estos sentimientos reprimidos.
Mi celular comenzó a sonar con insistencia, lo saqué de mi cartera y era el, comparti la mirada con Emir, el me hizo señas de responder, yo contesté y lo puse en altavoz.
📱- Hola cariño, estoy cerca de tu casa, pero no te he visto llegar, ¿ya saliste del trabajo?-- tragué el nudo que se había formado en mi garganta.
📱-Ya voy en camino, hoy tuve que hacer un papeleo en la tienda y salí más tarde de lo normal -- le comenté tratando de sonar tranquila.
📱- Entonces me iré para que puedas llegar a descansar, quería saber cómo te había ido en la cita y como estaba nuestro bebé --
📱- todo va muy bien, no te preocupes, ve a descansar, otro día hablamos -- le respondí.
📱- Está bien mi cielo, te amo, descansa tu también -- me dieron muchas náuseas en ese instante.
📱- yo igual, conduce con cuidado -- tuve que aguantar las ganas de mandarlo a la mierda, a dónde pertenece.
Colgamos la llamada y de nuevo, todo quedó en silencio.
- No me sorprende que te hayas enamorado de él, sabe utilizar las palabras muy bien, ¿cuánto llevas con el?-- preguntó de la nada.
- habíamos cumplido 4 años hace un poco más de dos meses, según mis cuentas, ahí quedé en embarazo, en estos momentos de lo único que no me arrepiento, es de mi bebé, el no tiene la culpa del padre que le tocó -- dije con sinceridad.
- Que buen pensamiento tienes... si te soy sincero, en estos momentos estoy pensando mucho en la doctora, ese tipo es un desgraciado-- atinó a decir.