Ella sabia que no era lo correcto pero quería olvídarlo. Un noche ¿Que podría suceder?
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Sábado
Hora de levantarme, hoy es un día que se trabaja menos, así que saldré temprano y pasaré a comprar algunas cosas para regresar a casa. Espero que el Director no esté molesto. Me sentí protegida en el día de ayer. Quizás fue mi imaginación, pero gracias a él pude superar ese momento doloroso. No se que sucede, es tan cómodo estar cerca de él.
Se quedó reflexionando en la manera de como el director la había sostenido dos veces y sintió como su piel se erizaba.
- Deja de imaginar cosas. Solo fue amable. Bueno es hora de ir a trabajar.
Salió de su casa y se dirigió a la empresa. Cuando llego a su oficina que estaba prácticamente dentro del despacho del Directo, se percató que ya estaba ahí.
Tenía una camisa celeste con pantalón negro, y uno de los botones de la camisa estaba desabrochado.
- Buenos días, director.
- Buen día, Rocío.
- Necesito que te acerques y revises estos documentos.
Rocío se acercó al escritorio para poder organizar los documento y archivarlo. Se dio cuenta del botón desabrochado, observando como su cuello se asomaba. Rocío trago grueso, le dio una sensación de calidez. ¿En su mente decía, Que me pasa? ¿Deja de pensar cosas? ¡Pervertida!
Sin darse cuenta, mostró una sonrisa coqueta.
- Que te sucede, te siente bien.
- Sí, disculpe, me siento bien. Solo que recordé algo. Veo que le gustan las cabañas.
- Sí, me encantan. Alguna vez as estado en alguna cabaña.
- Si, una ves.
- ¿Disfrutó?
Rocío se Ruborizó.
- Sí, fue muy lindo estar en esa cabaña. Hizo que me relajará.
- Te gustaría volver a visitar alguna vez esa cabaña.
- Sería grandioso
Dante casi se deja llevar por la conversación, pero no podía hacer eso. Continuaron organizando papeles.
- Creo que debería bajar a almorzar.
- Bueno comeré algo y subiré para seguir con mi trabajo. ¿ No bajará a comer?
- No tengo mucha hambre.
Rocío bajo el ascensor hasta la cafetería. Se sentó al lado de otras secretarias que había conocido.
- ¿Cómo te va con el Director?
- Muy bien, es muy amable y me trata bien.
Todas se sorprendieron, porque sabían que a pesar de todo el Director tenía un mal genio.
- Quizás es amable porque conseguir una buena secretaria en este tiempo es difícil.
- Pero No se le quita lo guapo que es.
- Lo elegante
Rocío sonrió con los comentarios. De pronto todas vieron que salía el Director del elevador.
Se dirigió a la cafetería y pidió algo de comer. Mientras tanto ellas siguieron conversando. Dante se sentó al lado de su compañero Jean.
- ¿Cómo te va con tu nueva secretaria?
- Bien, es muy responsable.
- Notó algo diferente...
- Es tu imaginación.
- No te creo, pero bueno no te vi tan relajado desde la última vez que hablamos en el bar. Así que me alegra que estés bien.
Ambos siguieron conversando. En la otra mesa Rocío se levantó y bajo las escaleras para llegar al Jardín donde se relajaría un rato. Dante notó cuando se levantó y a donde se dirigió. Así que termino de comer y se levantó, dirigiéndose también al mismo lugar. Cuando llego al sitio observo como Rocío miraba a la distancia.
- ¿Qué piensas?
Rocío se asustó y perdió un poco el balance haciendo que Dante la sostuviera con su mano. Ella se soltó rápidamente y resistió para no caerse, permaneciendo de pies nuevamente.
- Solo me asusté.
- Soy tan feo así
Dante sonrió y Rocío se ruborizó. Ella estaba nerviosa y su pulso estaba acelerado.
Ambos conversaron un poco. Al rato se dirigieron de nuevo a la oficina a seguir con el trabajo acumulado.