16 extraños han sido abducidos para ser parte de un juego mortal, a manos de un fanático peligroso quién quiere recrear los escenarios macabros de sus series de terror y thriller favoritas ¿quién sobrevivirá a las reglas absurdas del autoproclamado Señor Cornamenta?
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Primer descubrimiento de cadáver
La noticia cayó como un balde de agua fría para cada uno de los integrantes de ese grupo de personas. Sol muerta ¿Cómo había sucedido?
–¡¿Estás seguro de lo que estás diciendo?! –Inquirió Sky, con los ojos llenos de lágrimas y suplicantes de que aquella no fuese una verdad.
–Sky, –reverberó la voz de Blonde de forma ahogada– ¡esto es un maldito baño de sangre!, ¡No hay forma alguna de que se encuentre todavía con vida!
–¡¿Será que pueden abrir esta condenada puerta de una buena vez?! –Se escuchó de nuevo la voz de Lilith, tan distante, que adquiría un tono fantasmal.
–Creo que será mejor que bajemos todos a la sala de mantenimiento. En cualquier momento va a sonar el anuncio de descubrimiento de un cuerpo, y nos va a tocar realizar una investigación –expresó Julio, en un tono frío, pero con la mirada ausente.
No hubo necesidad de repetirlo una vez más. Neo les sugirió tomar las escaleras de emergencia para llegar más rápido a la escena, y así, las 10 cabezas se apersonaron al lugar, nerviosos y con miedo de enfrentarse con la cruda realidad. La puerta de la sala ya se encontraba abierta, dejando escapar el pestilente olor a carne descompuesta. Blonde se encontraba rascándose la cabeza, pensativo, a un lado del cuerpo. Mientras, Tyrone se encontraba en cuclillas, tomándole el pulso a una irreconocible Sol. La cabina del ascensor se podía comparar con un matadero. Había sangre salpicada en las paredes y el techo, pero el panorama era muy distinto fuera de este. La sala de mantenimiento se encontraba tan pulcra cómo siempre, y los únicos rastros de sangre que habían eran las pisadas que arrojaban un camino hasta Lilith, que se había apoyado contra una pared.
–No está muerta –la escucharon decir.
Aquella afirmación parecía una mala broma. Sol claramente había sido víctima de un asesinato salvaje. Su cuerpo estaba infinitamente cubierto de sangre, tanto, que era imposible creer lo contrario.
–Es cierto –reconoció Tyrone– aún respira.
Neo no lo podía creer. La chica debía estar tan mal herida, que no entendía cómo era que había sobrevivido a un ataque como ese.
–¿Cómo se dieron cuenta? –inquirió Sky, con el rostro ligeramente verde, ocultando la parte inferior de su cara con el dorso de su muñeca. Tenía una expresión de genuino asco.
–No sonó el anuncio –comentó Lilith, quién se mantenía con los brazos cruzados, mirando las manchas de sus propios pasos.
–No logro identificar la herida que provocó este desangramiento –anunció Tyrone, quién revisaba minuciosamente a Sol con su linterna– Me atrevería a decir que es posible que esta sangre no sea de ella –se puso de pie– creo que sería más fácil si la limpiáramos a ella, pero me temo que eso va a comprometer la escena.
–Espera –se llevo Blonde la mano al mentón– tengo una idea. Neo, trae tu cámara.
El joven Neo había olvidado por completo la Kodak que tenía guardada en el buró de su cuarto. Entendiendo el mensaje de Blonde, se dio prisa en buscarla. La cámara fotográfica era moderna, y tenía un puerto USB por dónde se podía conectar a una computadora o laptop. Neo intentó tomar las fotos justas para evitar que la batería de su cámara se agotara rápido. 6 shots fueron suficientes para registrar la sala adecuadamente.
Uno de los detalles más extraños dentro de esa habitación era el hecho de que el manojo de llaves perdido se encontraba colgado en una de las perchas: 4 de los ascensores, 1 de la entrada principal, y la última de la sala de empleados. Anexadas a ese manojo, también había 3 llaves que, por contener una etiqueta, cada una de diferente color, debían ser de los cuartos de huéspedes. “ENFJ”, “ESFP” e “ISTJ”, eran las siglas grabadas. Esmeralda rápidamente reconoció la llave de Olivia, que era la verde. Sky notó que la amarilla era la de Sol.
–Entonces esta –señaló Lilith la llave azul– debe ser la que abre la habitación de Arturo por descarte.
Neo no estaba seguro de qué podría significar eso. Saber que Sol estaba viva era un alivio, pero eso no disminuía su preocupación por saber qué había pasado con los otros dos miembros. Blonde tomó en brazos a Sol y la sacó de ese infierno rojo.
–Será mejor recostarla en el sofá dentro de la salita de empleados –sugirió esmeralda– aquí hay unas toallas limpias con las que podemos asearla. Y también podemos usar la llave del fregadero.
Cuando Sky tomó la perilla para ingresar a la salita, esta no cedió. Por alguna razón extraña, estaba trabada.
–¿Qué…? –alcanzó a decir ella.
–¡Apártate! –le ordenó Lilith, haciéndola a un lado con su brazo. Luego se dirigió a Neo– enciende tu cámara.
Neo no supo cuándo la pequeña mujercita había cogido el manojo de llaves. La vio introducir la que pertenecía a esa puerta y desbloqueó el seguro. Nadie se esperaba lo que vendría después. Al abrir la puerta, la figura de Olivia les recibió, recostada en el sofá con los ojos cerrados. Sus manos extrañamente cetrinas descansaban sobre su pecho, y el pañuelo con el que solía ajustar su cabellera, cubría ahora su cuello como si de una bufanda se tratara. Parecía un Ángel hermoso descansando en la hora su siesta.
Fue en ese momento que el anuncio de descubrimiento de cadáver retumbó en cada zona del hotel.
–¡Atención! Se ha descubierto un cuerpo en la salita de empleados. Pronto se dará inicio a un juicio para hallar al culpable.
La voz alegre y mecánica del señor Cornamenta contrastaba con el horrible sentimiento de miedo que surgía en cada célula del cuerpo de Neo. La alarma se había disparado justo en el instante que habían abierto la puerta. A menos de que la ensangrentada Sol hubiese fallecido repentinamente, no cabía dudas que la chica inconsciente en frente de ellos yacía sin vida.
–¡Neo! –le sacudió Lilith la manga de la camisa– ¡Neo, la cámara!
Pero su voz ahora sonaba muy distante. Aquello no tenía sentido. Olivia no podía estar muerta. Simplemente, no podía. Eso era inaudito, impensable. Ella, que se había encargado de alimentarlos, de ayudar en lo que su humana capacidad le permitía y poco más allá… ¿Cómo podría…? ¿Por qué…? Sin siquiera saberlo, ya su vista se encontraba borrosa por las lágrimas.
–¡Lo haré yo!
Alguien le había arrebatado de las manos la cámara, pero ya ni eso le importaba. Se llevó las manos a las sienes y se dejó deslizar contra la pared hasta quedar sentado en el suelo. No era el único que lloraba. Esmeralda gritaba angustiada, tratando de acercarse al cuerpo de su amiga, pero Colbalt la sostenía fuertemente mientras la recostaba contra su pecho. Los flashes continuos eran un hórrido recuerdo de lo que estaba pasando, y decidió ocultar su cara entre sus rodillas.
–¡Vamos! –le dijo una voz femenina, quién también se había pasado su mano sobre su hombro– salgamos de aquí.
Se dejó llevar por Sky hacia fuera, en el pasillo. Ella le limpio las lágrimas con sus pulgares y luego le ofreció un abrazo. Era reconfortante para él, pero supuso que ella también lo necesitaba. Al fin y al cabo, había sido un duro golpe para la mayoría. Neo no sabía qué pensar. Era más que consciente de que debía controlarse y poner su atención en la investigación, pero no estaba seguro de ser capaz de soportar revisar el cuerpo por él mismo ¿Quién en su sano juicio atacaría a un alma tan noble como la de Olivia? Era absurdo.
Todavía con los ojos bañados en lágrimas, pudo ver desde el fondo del pasillo se acercaba la silueta de una persona de morado. Úrsula, quién no había estado con ellos cuando descubrieron a Sol en el elevador, se estaba acercando. Era extraño. Neo estaba seguro de que en todo ese tiempo habían hecho bastante jaleo, ¿Por qué no había aparecido hasta ese momento?
–¿Quién ha muerto? –preguntó ella secamente.
–Olivia –respondió Sky con dureza– ¿Dónde estabas?
–No es de tu incumbencia –le respondió la de morado con petulancia, y se adentró en la sala de mantenimiento.
Inusitadamente, un coro de alaridos cargados de horror inundó el espacio. Desde su posición, ninguno de los dos podía ver lo que estaba sucediendo. Tuvieron que ingresar de nuevo a la sala y apartar a algunos de sus compañeros para visualizar mejor lo que les había hecho gritar de esa manera. Lo que Neo tenía frente a sus ojos era incluso peor que descubrir que su amiga había sido asesinada: en el suelo, rodando por debajo de la mesa, se encontraba la cabeza cercenada de Olivia. Era más de lo que Neo podía soportar, y terminó vomitando sobre sus zapatos.
La estática de los altavoces, en ese instante, fue un previo aviso de que el Señor Cornamenta se dirigiría a ellos.
–Supongo que ya están todos los que deben estar aquí –comentó animadamente el Cornudo, a través de la pantalla del único televisor en el cuarto, con su voz aguda y chirriante– ENTP, te has tomado tu tiempo para llegar aquí. Cualquiera diría que no querías venir –rió– y eso que yo esperaba que tú, más que nadie, estuviese emocionada cuando sucediera.
–¡Cállate, Imitador de porquería! –espetó Úrsula con amargura.
–Como sea –carraspeó el anfitrión– sólo quería decirles que durante su investigación, todas las salas y cuartos de la planta baja y primer piso van a estar accesibles para todo público.
–¿Qué más? –demandó la bruja.
–¿Qué más de qué? –respondió el cornudo con sorna– eso era todo lo que les iba a decir. Bueno, también que tienen toda la tarde para realizar sus averiguaciones.
–¿Dónde están las fichas con la información básica del asesinato? –volvió a indagar Úrsula, fastidiada.
–¿Las qué de qué cosa? ¡Ja! –se burló el Señor Cornamenta– ¿Por qué exactamente iba yo a proporcionarles un reporte con todos los datos cruciales? Eso es trabajo de ustedes y de nadie más. A las 6 los esperaré en el lobby. La asistencia es obligatoria. O si no…–se pasó el dedo índice por el cuello de un extremo al otro.
Después de que la imagen se apagara en el televisor, fue Úrsula quién tomó la palabra.
–Este tipo dijo que estábamos aquí los que debíamos estar, pero no estoy viendo a la otra mole –dijo mirando el cuerpo bañado en sangre de Sol, y luego empezó a chasquear los dedos mientras trataba de recordar el nombre– ¡Arturo! ¿Dónde está él?
–Él también está desaparecido –explicó Tyrone– todavía no lo hemos encontrado.
–Si el cornudo no lo tomó en cuenta es: o porque también está muerto, o porque es físicamente incapaz de llegar a esta sala ¿Dónde lo vieron la última vez? –Su tono inquisidor se asemejaba al de una reina mandando sobre sus súbditos.
–El debía estar en la misma habitación que Sol –se cruzó el moreno de brazos.
–De acuerdo –se dirigió a él – ya que estás más activo, necesito que me acompañes para comprobar el cuarto de <
Y así, sin dar más explicaciones, salió del cuarto con premura. Tyrone la siguió casi de forma inmediata, mientras que Cobalt dudó un poco antes de avanzar, y caminó vacilante detrás de ellos.
–¿Quién se cree ella? –preguntó Violeta indignada.
–Ya tomé algunas fotos al cuerpo –comentó Lilith, rompiendo el hielo– Neo, no las borres. Te debe quedar la mitad de la batería, por cierto.
Neo no quería tener nada que ver con lo que al cadáver de Olivia se refería, pero entendía que necesitaba integrarse. Todos debían hacerlo. La conmoción seguía latente en las caras de sus compañeros, y nadie parecía querer moverse de su lugar. Lilith debió notarlo, porque decidió tomar la palabra.
–No soy buena consolando, así que no lo haré. Sólo les diré que en un caso como este, es importante que todos nos ocupemos en resolver este misterio. Alguien mató a esta chica, y es posible que esté presente en esta habitación. Llorar y lamentarse no la va a traer devuelta. No me malinterpreten –se llevó la mano al pecho– sólo quiero que dejen su emocionalidad para después del juicio. Ahorita, lo que nos debe importar es descubrir quién le hizo esto, porque son nuestras vidas las que están en juego.
–Lilith tiene razón –dijo Sky, pareciendo recobrar el espíritu– Lo que le ha sucedido a Olivia es realmente triste, pero más triste es lo que nos va a pasar a nosotros si no damos correctamente con el asesino.
Con eso dicho, Sky volvió a organizar los grupos. Esmeralda y Rosa se quedarían con Sol para asearla, aunque Blonde les tuvo que ayudar a transportarla a la cocina, lejos del cadáver de Olivia. Igual que al inicio, terminaron Blonde, Lilith y Neo quedando en un mismo equipo. A petición de Neo, los tres decidieron marcharse de ese lugar. Sin perder un segundo, Lilith los informó de sus pequeños hallazgos mientras examinaba la escena. Lo primero que resaltó fue el hecho de que la cabeza de Olivia había sido cauterizada con un método desconocido hasta el momento para ella. Neo sintió un escalofrío al oírla describir los detalles, y por mucho que quisiera dejar de oírla, se forzó a si mismo a anotar en su libreta las pistas que ella les estaba proporcionando.
El siguiente lugar al que decidieron investigar fue, claramente, el cuarto de Olivia. Sin embargo, antes de llegar al umbral de esa habitación, no pudieron evitar distraerse con otro descubrimiento perturbador: también habían encontrado a Arturo, inconsciente, en el cuarto de Sol, con una profunda herida en su cabeza. Su lesión no había sido lo suficientemente grave como para matarlo, pero lo cierto era que no despertaba por más que intentaran reanimarlo. El arma utilizada para noquearlo de manera tan salvaje había sido el kit de emergencias de Sol. La caja metálica tenía una senda abolladura justo dónde se concentraba más la sangre.
Neo desconocía la identidad del asesino, pero si de algo estaba seguro, era que el que había provocado todo ese daño era un verdadero animal.