Beatriz Salinas, conocida como Bea, asume con entusiasmo la vida; sin embargo, pronto su vida cambiará de un momento a otro y una vorágine de emociones, sentimientos y acontecimientos la podrían llevar a conocer al verdadero amor.
Bea desconoce que tras ella existe una persona obsesionada con acabar con su existencia; y que la vida perfecta que creía tener se puede desmoronar en cualquier momento.
¿Podrá Bea liberarse de quien quiere lastimarla?
¿Podrá Bea reconocer el amor de su vida en medio del caos que se avecina?
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8. El chico de ojos azules
Bea está esperando afuera del automóvil de Kevin, cuando lo ve salir de la residencia de la familia Correa con cara de pocos amigos, y los formularios en las manos, los cuales ha apretado tanto que se encuentran arrugados; Bea traga saliva, eso no puede significar algo bueno para el caso que están llevando y quizás esté en grave problemas, algunas abogadas de la firma se burlaban de ella, que con esa apariencia de barbie nadie la iba a tomar en serio y solo traería problemas; ya se imaginaba los comentarios que iba a recibir.
- "Sube al auto", dijo Kevin, sin expresión en el rostro.
- "En verdad lo siento", manifestó Bea, con clara preocupación.
- "Sube", insistió Kevin, está vez si se podía notar algo diferente en él.
Bea subió al vehículo rápidamente, podía notar la incomodidad en los ojos de Kevin, quien arrancó de inmediato, Bea respiró profundo.
- "Sé que lo hice mal, pero...", manifestó Bea.
- "No estoy molesto contigo; ese caso de por sí no era algo complicado, pero Adrián insistió que tú participaras, no es la primera vez que trabaja con esa familia, así que debe saber como es cada uno de sus integrantes, incluido ese tal Roberto; acaso no sabe que debe proteger a sus trabajadores si espera su lealtad y compromiso. Bea jamás ocultes lo que ocurre, uno da su mejor trabajo por el cliente, pero nunca sacrifica su dignidad, recuérdalo", expresó Kevin.
- "Lo sé, he tenido tanto miedo de fracasar, que creí que no debía dar problemas; prometo mejorar ese aspecto. Lamento si te metí en problemas", dijo Bea. A Kevin no le gustaba verla con esa expresión de vergüenza en el rostro, se dice que si sigue con esa actitud algo temerosa, no podrá con el trabajo encomendado.
- "Bea tienes el carácter, lo sé, y debes tenerlo en cada cosa que haces, si sabes que estás en lo correcto, no dudes, también me catalogaron como superficial desde que empecé en la firma y me costó mucho hacer que primero vean mi trabajo, antes que cualquier otra cosa; tu debes mostrar tu profesionalismo, más aún en estas incomodas situaciones. ¿Tienes otra muda en la oficina o te llevo a tu casa para que te cambies?", inquirió Kevin.
- "Ya se está secando, cuando lleguemos estará completamente seca. Gracias por el saco, te devuelvo cuando lleguemos a la oficina", respondió Bea.
- "Como quieras", manifestó Kevin, con la indiferencia de siempre.
Bea no podía tener un concepto definido de Kevin, lo que tenía claro es que era un excelente abogado, muy acusioso y capaz de evaluar velozmente los escenarios de cada caso, sin embargo, en su vida personal parece un completo despreocupado; según lo que Bea conocía de él, aunque en líneas generales podías decir que era mayormente cortés, eso no significaba que no tuviera su arranque de indiferencia total, como si se encerrara en su mundo.
Por otro lado, Ara Park estaba ordenando su carro de curas para pasar por las habitaciones de los pacientes del piso donde le han designado trabajar; estaba completamente emocionada y quería hacer muy bien su trabajo; ya había ido a varias habitaciones, apuntando los signos vitales de los pacientes y dándole medicamentos a quienes lo necesitaban según horario, cuando la enfermera principal la llamó.
- "Quédate un momento, el médico más guapo del hospital va a visitar al siguiente paciente y quiero acompañarlo, quizás hoy sea mi día de suerte", dijo la enfermera principal, ajustando mejor su vestimenta.
Ara solo le dio el carrito y encogió los hombros, sus otros colegas le habían advertido que la enfermera principal era bastante coqueta, que últimamente estaba embelesada con un joven neurólogo y que estaba muy emocionada porque se había enterado que recientemente había terminado con su novia, creía que era la oportunidad para que el galeno se fijara en ella. A Ara realmente no le importaba nada de eso, pero le incomodaba que eso pueda afectar su trabajo.
En ese momento, se abren las puertas del ascensor, y apareció Edward Safra, con aquellos hermosos ojos azul cielo con los que mira detenidamente, la enfermera principal se apresuró en acercarse.
- "Doctor, la paciente ya está lista, lo acompaño, lo que necesita me dice", dijo la enfermera principal con zalamería.
- "Gracias", expresó Edward, y siguió de frente.
Mientras avanzaban miró por un pequeño lapso a Ara, como quien intenta reconocerla, la joven enfermera se había dado cuenta que era el mismo hombre, a cuya novia le había caído la bolsa de compras de su amiga Bea, además que Beatriz le había contado la llevó a su casa luego de descubrir la infidelidad de Bruno
Su amiga había querido saber dónde podría encontrarlo para devolver la chaqueta que le había prestado. Ara se apresuró en mandarle un mensaje a su amiga "sé dónde puedes encontrar al chico de ojos azules que andabas buscando".