ENCANTO SOMBRÍO

Se sintió como un sueño.

Rápidamente me hice ilusiones patéticas que para nada iban acorde a mis pensamientos.

“¿En qué estaba fallando como una demonio?”

La tentación estaba frente a mis ojos.

Tengo que admitir que físicamente él me atraía.

Ya no había manera de negarlo.

Kael… un chico gentil pero frívolo quien me mostró hospitalidad de buena manera mientras yo pensaba en tentarlo.

«¿Quedarme a dormir? ¿Esta hablando en serio o solo está jugando conmigo?»

Pensé que no era mala idea.

Sonreí sutilmente ante su propuesta.

—¿Te estás dando cuenta lo que eso significa? —le pregunté pícaramente.

Él negó con una expresión inocente.

—…Un chico más joven que yo me está invitando a quedarme a dormir…¿qué podría salir mal? —musité.

—¿No te gusta la idea?

«Que tan inocente puede ser con esa cara de póker.»

—No es eso, simplemente me pregunto si dormiremos en la misma cama ja  ja ja.

Se produjo un silencio incómodo entre los dos.

Tal vez pensé que Kael reaccionaria de una avergonzada o quizás se molestaría conmigo y se retrataría, pero cuando escuché su respuesta casi quedé paralizada.

—Seria incómodo dormir en la misma cama ya que es individual y apenas mi cuerpo entra; tú dormirás en la cama y yo tenderé una colchoneta en el piso para dormir allí.

«¿Entonces si la cama fuera más espaciosa…si hubiera sido posible dormir juntos?»

No sé en qué rayos estaba pensando.

Suspiré en silencio.

Traté de no sentirme intranquila, así que recogí los platos y vasos llevándolo al fregadero.

Esos nervios eran definitivamente por algo más que todavía desconocía.

Después de unos minutos, Kael tendió su cama improvisaba.

No me gustaba la idea de que dormiría él en el piso ya que se sentía un clima fresco.

Claro que me ofrecí dormir en el piso pero él se negó.

Me acomode en su pequeña cama.

«Es verdad, sería incómodo dormir los dos juntos.»

No pude evitar oler su sábana y almohada; tenía impregnado su olor a él.

Las ganas de abalanzarme hacia a él eran inevitables.

La lluvia seguía sin dar tregua.

En la penumbra apenas lograba ver a Kael.

Quise darle las gracias por ser amable conmigo pero por la lluvia, dudé que me escuchará.

No sé en qué momento me quedé dormida.

Tampoco sabía a qué hora eran.

Pero al sentir algo pesado sobre mi cuerpo, una respiración caliente hurgando en mi cuello y unas manos subiendo por mi abdomen… abrí los ojos en par.

Quedé atónita al ver qué era Kael.

Su cuerpo abracandome por completo y su respiración resoplando como una bestia enfurecida.

Desde luego que pensé que era un sueño.

Tal vez estaba soñando con él.

Sin embargo cuando sus manos frías se posaron en mi cuello, fui consciente que no era un sueño.

Podía escuchar la lluvia y  ver los relámpagos.

No sabía que estaba pasando.

Ni siquiera entendía porqué él se encontraba encima de mí.

Al siguiente segundo, sus manos estrujaron mi cuello.

Me apretó con una fuerza impresionante que patalee.

Reaccioné demasiado tarde.

«Esta sucediendo otra vez… ¿Por qué carajos me está atacando?»

¿Acaso intentaba matarme?

No pude decir ninguna palabra.

El aire me faltaba y sentí que en cualquier momento perdería la consciencia.

Desde luego que me sentí patética.

Siendo una demonio no podía con la fuerza de un humano.

No obstante, en lo más profundo de mi interior no deseaba lastimarlo.

Además no sabía si él era consciente o no.

Tenía que quitármelo de encima cuanto antes.

«Si no hago nada… va a matarme.»

No moriría fácilmente, pero mi cuerpo resentiría las consecuencias.

Entonces no tuve de otra.

Agarré con fuerzas sus muñecas teniendo la mayor cautela para no lastimarlo.

—K-Kael… ya… basta… —dije con la voz entrecortada.

Justo cuando sentí que podía respirar y él perdía fuerzas en los brazos, lo empujé con mis piernas y lo lancé al piso.

Jadeé.

Me quedé en la cama por unos segundos hasta que recuperé el aliento.

Encendí la luz.

Me levanté de la cama con las piernas temblorosas.

Kael estaba tirado en el piso.

Por un segundo creí que se había golpeado la cabeza.

Sin embargo él estaba completamente dormido.

—¿Qué carajos acaba de pasar?

Mi cuello dolía.

Quise despertarlo y preguntarle por qué diablos me estaba ahorcando pero dormí plácidamente que decidí dejarlo pasar.

«¿Acaso es sonámbulo y no lo sabe?», me pregunté.

Lo acomodé nuevamente en la colchoneta.

Al menos agradecí que no me rompiera la ropa como aquella vez.

Apagué la luz y volví a la cama.

Lo mejor que hice fue quedarme en una esquina y ponerme en guardia por si volvía atacarme inesperadamente.

No dure mucho despierta.

El sueño me venció y dormí hasta que amaneció.

Exactamente eran a las seis de la mañana cuando el golpeteo de la puerta me despertó.

Atisbé que Kael dormía como una piedra.

Al ver qué no despertaba y tampoco quise despertado, me tomé el atrevimiento de ir a ver quién era.

Al abrir la puerta tenía frente a mis ojos aquella chica de pelo castaño; la misma que creí que era novia de Kael.

Ella me lanzó una mirada escrupulosa.

De mi parte, la miré imponente.

Sentí que no le caí bien desde que la vi junto a él.

“Tampoco me agradaba en lo absoluto.”

—¿Buenos días?

—Hola. Buenos días. —le respondí con una enorme sonrisa.

Ella no sonreía en lo absoluto.

—¿Dónde está kael?

Sin pena le respondí que él estaba durmiendo, pero al parecer ella no le gustó la respuesta.

—¿Durmiendo? ¿Pasaste la noche con él?

Era mi oportunidad para preguntar a ella misma si eran novios.

Tal vez Kael mintió y ellos eran algo más que amigos.

Suspiré.

—Si. —simplemente respondí.

—Ja. Veo que fue una “noche loca”; deberías tener más pudor. Por lo que sé eres mayor que él.

¿Noche loca?

La verdad es que no entendía sus palabras que sonaron a acusaciones.

Pero no me quedé callada.

—¿Pudor? Ya sé que soy mayor, por lo tanto deberías respectar a sus mayores.

—Como hare tal cosa cuando te metes con jovencitos.

—Un momento; no sé que ideas te estás haciendo pero no levantes falsos.

No iba a tolerar su mal trato.

Entonces Kael se despertó.

—Irina, ¿con quién estás hablando…?

La chica no espero a que yo respondiera entró al cuarto casi empujándome.

—Hola Kael. He venido a verte.

Su voz melosa no pasó desapercibida.

En un segundo su actitud cambió.

—¿Qué hace una mujer aquí?

Pude escuchar claramente lo que le susurró a Kael.

«Es mejor que me vaya.»

Mientras ellos dos se susurraban, tomé mi celular para irme.

Tenía que llegar al departamento antes que Stolaz estuviera allí.

—Ejem. Kael lo siento pero ya tengo irme. Voy a trabajar.

—Esta bien.

La chica me miró con recelo.

Su novia o no, era demasiado irritante verlo con ella.

—Ah. Y luego pasaré por mi ropa. —le dije antes de irme.

Eso solo enfureció a la chica.

De todos modos no podía llevarme la ropa húmeda en las manos, así que me fui de allí con la ropa puesta de Kael.