EN OTRA VIDA

DYLAN SALVATORE

Dos días durmiendo en el sillón y siento que mi nuca se va a desprender. No he dormido bien. Estela lleva dos días haciendo su intento por seducirme y ya no sé que hacer para mantenerla lejos. Lo más probable es que pronto duerma en el baño.

De tanto tiempo que tengo para pensar se me vino una idea que pienso ejecutar ¿Y si estudio en el extranjero? Seguro ella va a querer andar como una garrapata, Pero por lo menos en otro sitio puedo ser yo mismo, evitarla hasta donde se pueda.

La hora de la cena era algo así como un ritual sagrado donde era la única vez que todos los integrantes de esta familia nos sentamos a comer juntos, me puse de pie al terminar. No podía dar un paso atrás.

— Padre, quiero hablar contigo de algo. ¿Podemos hablarlo en tu despacho? — le dije un poco nervioso.

Siendo honesto, creo que mi padre es un poco más flexible que mi madre. Aunque a veces pierde la razón y le cuesta mucho controlar la ira.

— Claro hijo, vamos.

— ¿Qué le vas a decir a tu padre? — mi madre me miró con esos ojos que daban un poco de miedo. Ella quería controlar todo, a mí padre y a mi. Ella creo que somos parte de su propiedad privada.

— Sobre mis estudios universitarios. Necesito un consejo, mamá.

Y como siempre la metiche de Estela opinando dónde no se le ha pedido nada.

— Dónde vayas, yo voy. Y aquel soy tu esposa, lo que tú estudies y dónde lo estudies, yo también lo haré.

— Está bien. Solo que si nos casamos por un bienestar en común, enfócate. No necesito distracciones ni espectáculos.

— Así es hijo. Vamos. Siento que pronto serás todo un hombre de negocios.

Llegamos al despacho. Cerré la puerta.

— Ya que estoy a las puertas de la universidad y pronto seré quien dirija tu empresa y mantendré unida a ambas familias, necesito estudiar en la mejor universidad. Aún no tengo una opción definida, pero se que usted puede aconsejarme.

— Eso me gusta que trates de centrarte y sentar cabeza. Creo que entre las mejores escuelas de negocios del mundo, London Business School es una buena opción.

— Entonces quiero estudiar ahí.

— Voy a hacer los trámites y te digo cuando viajas. ¿Y Estela viaja contigo? — sentí que esa pregunta me ponía a prueba.

— Para mí está bien. Siempre y cuando no sea una distracción para mí formación. Ahora sé que lo que más te importa y nos importa es la empresa. Así que haré todo por el bienestar de nuestros intereses.

— Realmente estás queriendo madurar— mi padre sonrió.

— Me retiro padre.

Salí del despacho un poco nervioso pero feliz. Subí al cuarto y aproveché un poco la cama. Estiré mi espalda que me dolía por dormir mal. Estela entró.

—¿Qué hablaste con mi suegro?

— De nada que te importe.

— Dónde vayas, yo voy.

— Estela, ¿Por qué crees que nos casamos?

— Por qué yo te amo.

— No. No fue por eso. Aparte de que me obligaron a casarme contigo, y aclaro que no te amo. Nos casamos porque querían hacer un imperio de poder, recuperar las acciones que tus padres tenían y hacer resonar las empresas. Así que esto es como una estrategia comercial. Así que voy a estudiar para continuar con el legado de mi padre y espero que tú sientes cabezas y hagas lo mismo. Por mi parte, no habrá nada sentimental o sexual contigo.

—Yo sé que fue por interés. Pero yo quiero que te enamores de mí. Quiero un hijo tuyo. Si tan solo me dieras un hijo, te dejaría en paz.

— Los hijos no son juguetes. Además, apenas tenemos 18 años, yo no quiero un hijo contigo.

— Por inseminación artificial, no me importaría.

— Me dejarías en paz. ¿Estás segura? O esa será la nueva forma de mantenerme atado. Voy a pensarlo, pero no prometo nada porque en mis planes no está el formar una familia contigo.

— No entiendo por qué no me amas.

— No es entender. Uno no decide a quien amar. Me levanto de la cama y me voy a mi sofá tan reconfortante — le sonreí.

Una semana después estaba viajando con Estela a Londres.

Ni loco daré pase a estar esclavizado con esta loca. Un hijo con ella jamás.

Mientras iba sentado en el avión, viendo las nubes que parecían algodón, vino a mis pensamientos Lucía. Me hubiese gustado viajar con ella a Londres, a Italia, Francia y España.

Añoré sus besos y su cuerpo. Aunque la única vez que estuve con ella fue una mezcla de placer con dolor, lo repetiría una y mil veces más. Mi corazón se agita cada vez que recuerdo ese momento que para mí es sagrado.