Lana es una chica soñadora. Tu imaginación te lleva a lugares inimaginables. Te pierdes fácilmente en tus telenovelas favoritas. Un giro en el camino del destino la lleva a un lugar inimaginable.
Una comedia llena de misterios y giros.
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Capitulo 9
"¡Ay! ¡Qué terrible migraña! Esta resaca promete ser fuerte. ¿Cómo voy a enfrentar el trabajo?" — Lana murmura en sus pensamientos.
"Pensé que habría pasado de mal en peor, pero aparentemente el coche que vi fue solo producto de mi imaginación, porque si fuera real, estaría muerta ahora. Y, al parecer, estoy más viva que nunca. ¿Será que soy una supermujer?" — Bromea consigo misma, intentando levantarse, pero algo la mantiene firmemente en su lugar.
"¿Pero qué diablos está pasando aquí? ¿Dónde demonios estoy? ¿Por qué no puedo moverme? ¿Y qué calor infernal es este?" — Lana se da cuenta de que está envuelta en una especie de saco suave y húmedo. Al intentar moverse, se da cuenta de que el saco se estira y luego vuelve a la normalidad, obligándola a quedarse encogida en posición fetal, con la cabeza entre las piernas.
"¡Oh cielos, ¿fui secuestrada? ¿Será que alguien descubrió que pronto seré famosa y ya quiere pedir rescate incluso antes de que tenga dinero? ¡Qué mala suerte la mía!"
Lana comienza a entrar en desesperación. Además de no poder liberarse de esa bolsa elástica, todo a su alrededor está envuelto en oscuridad y pegajosidad. El miedo comienza a apoderarse de la joven profesora.
"Deben estar planeando algún tipo de experimento loco conmigo, manteniéndome atrapada en esta especie de globo. ¡Dios mío, necesito encontrar urgentemente una forma de escapar!"
Lana comienza a debatirse frenéticamente, buscando desesperadamente una salida de ese extraño globo. Finalmente, logra posicionarse de manera más adecuada, cuando de repente, una pequeña luz aparece y voces a lo lejos comienzan a ser escuchadas. A pesar de que el sonido parece estar amortiguado, es evidente que alguien está gritando.
"¡No puedo seguir por allí, mis secuestradores deben estar allí! ¿Qué tipo de atrocidades le están haciendo a esa mujer para que grite tanto? Necesito encontrar otra salida", piensa Lana para sí misma, tratando de darse la vuelta y evitando moverse hacia la luz.
De repente, Lana siente a alguien agarrar su cabeza y jalarla fuera de ese lugar. Ella grita y trata desesperadamente de agarrarse a cualquier cosa, pero es en vano. Todo allí es liso y resbaladizo, dificultando su resistencia.
Asustada, la joven profesora se encuentra ahora en una situación desesperada. El miedo la mantiene con los ojos cerrados, mientras las lágrimas recorren su rostro y los gritos angustiados resuenan, pareciendo ser en vano. Un frío intenso recorre su cuerpo, y es entonces cuando se da cuenta de que está completamente desnuda. Lana comienza a gritar aún más fuerte, consumida por el desespero.
Lana percibe que la mujer ya no grita más, y un pensamiento terrible surge en su mente: "¡Dios mío, la han matado, y la próxima seré yo!"
Incapaz de abrir los ojos debido al miedo abrumador, Lana lucha durante unos minutos hasta que el cansancio se apodera de todo su cuerpo. Sintiéndose débil, finalmente se rinde y su conciencia se desvanece, sumergiéndose en la oscuridad.
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"¿Qué me han hecho? ¡Me siento tan pequeña e impotente!" — Una tristeza abrumadora comienza a dominar a Lana, y lágrimas silenciosas caen de sus ojos aún cerrados.
Una voz suave, casi celestial, susurra algunas palabras incomprensibles en los oídos de Lana. Pronto, ella siente que está siendo levantada, como si estuviera en brazos de alguien. Llora, pero gradualmente se calma, envuelta por una sensación de calidez y tranquilidad que se apodera de todo su cuerpo.
"¡Debo haber muerto y estar en los brazos de Dios ahora!" — Lana piensa, resignada.
Después de calmarse y sentirse segura, Lana finalmente logra percibir el delicado perfume de flores silvestres en el aire. Escucha a los pájaros entonando sus canciones con alegría y siente el viento acariciando las copas de los árboles, produciendo aquel sonido típico del campo. No muy lejos, también puede escuchar el suave murmullo de un pequeño río corriendo cerca.
"¡Esto realmente es el cielo!" — Lana concluye, maravillada por la serenidad a su alrededor.
Decidida a finalmente abrir los ojos y observar el entorno a su alrededor, Lana se sorprende al ver la figura que la sostenía.
"¿Dios, usted, es mujer?" — Lana pregunta, perpleja por la belleza de esa figura frente a ella. Una mujer con cabello largo y pelirrojo, piel blanca rosada y ojos púrpura que rebosan emoción cuando se fijan en Lana.
— ¡Por fin te has calmado, mi pequeña! ¡Todo está bien ahora! — la mujer habla, con su voz dulce y llena de ternura.
— ¿Ella se despertó? — pregunta una voz masculina.
"¡Reconozco esa voz!" — Lana piensa para sí misma al escuchar la voz del hombre.
— Sí, cariño. Ven a ver, abrió los ojos.
El hombre se acerca y finalmente Lana puede verlo. Era alto y muy guapo, con la piel bronceada, cabello azul oscuro casi negro y ojos rubí intensos.
— ¡Chiquilla, te costó trabajo despertar! — el hombre dice con una sonrisa dulce, mirando a Lana.
"En el cielo, solo hay belleza," reflexiona Lana para sí misma, observando a las personas a su alrededor. "Pero... reconozco esa voz y ese rostro, ¿de dónde?"
"¡Uah! ¡Qué sueño! Me siento agotada. Extraño, pensé que en el cielo no habría cansancio..." El sueño finalmente vence a Lana, y se sumerge en un sueño profundo.
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Más tarde, cuando Lana finalmente despierta, se da cuenta de que la noche ya ha caído y la luna baña su ventana con una luz intensa, iluminando todo a su alrededor. Lana intenta moverse una vez más, pero es en vano; su cuerpo parece no obedecer a sus órdenes. Ella mira a su alrededor y ve que está rodeada por rejas.
"¿En el cielo existe prisión? ¿Qué hice para merecer esto?" — Lana se pregunta, desconcertada.
Horas pasan y Lana continúa su lucha por moverse, pero todo es en vano. Su cuerpo está exhausto y el hambre comienza a consumirla desde dentro.
"¿Qué hago ahora? No puedo moverme, ¿cómo voy a pedir comida?" — Lana se lamenta, sintiéndose impotente ante la situación.
Ella intenta llamar a alguien, pero se da cuenta de que hasta su lengua parece pesada, negándose a obedecer sus órdenes, lo que la deja aún más frustrada y desamparada.
Lana comienza a sentir una tristeza abrumadora, un intenso deseo de llorar. Sus ojos se humedecen, y se deja llevar por las emociones que la consumen.
"Nunca fui de llorar así, me siento tan sensible. ¿Será que en el cielo las mujeres tienen su menstruación? Creo que estoy en mi ciclo", piensa Lana entre lágrimas.
De repente, al lado de la reja, el hombre de antes reaparece. Él extiende los brazos y suavemente sostiene a Lana en su regazo, caminando con ella a través de la oscuridad hacia otra habitación.
— Buaaá, buaaaá, buaaá... — Lana sigue llorando, sollozando entre lágrimas, hasta que finalmente se da cuenta de algo extraño.
"¿Eh, por qué estoy llorando como un bebé?" — se pregunta, confundida.
— ¡Mi pequeña, debes tener hambre! — dice la hermosa mujer, que había aparecido antes, al tomar a Lana en sus brazos, con un gesto de ternura y cuidado.
Lana se siente confundida, con mil pensamientos corriendo desordenadamente por su mente. Intenta poner todo en orden cuando es sorprendida por la mujer, quien saca uno de sus pechos de la blusa y lo acerca al rostro de Lana.
"¡¿ESTÁS LOCA, MUJER?! ¡CÚBRETE!" — Los pensamientos de Lana son abruptamente interrumpidos por la escena ante ella.
— Ella es bastante escandalosa. Jajaja, — comenta el hombre, sonriendo.
"Claro, ¿estás viendo lo mismo que yo? ¡No quiero probar eso!"— Lana intenta hablar, pero su voz sale como pequeños balbuceos. Indignada, comienza a llorar y finalmente la mujer pone el pecho en la boca de Lana.