Son tantas las lágrimas que he derramado en mi vida, que mi corazón se volvió de piedra. No me juzguen, soy Marina y ésta es mi historia.
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El Perdón
Raymundo sabía que pasaba, la pequeña cayó enferma. No en vano había estudiado medicina en su juventud. Aunque no era su especialidad dedujo que su cuerpo hizo una crisis.
Lo emocional y físico se unieron y colapsó. Sufrió una Somatizacion.
Fueron varios días que estuvo con temperatura de cuarenta grados. Deliraba mucho, llamaba a sus perros. Lloraba en silencio. Y ellos estaban pendientes acostados bajo la cama. Se trataba de levantar y hablaba de escapar.
--Maldita mujer, hubiera sido mejor que la abandonara en una iglesia. Pero no... la castigaste desde que nació.
-- Porque? Que te hizo ella? una pequeña inocente.
--Ni lo peor que te hubiera pasado en la vida justifica la tortura que la hiciste vivir.
--Pero he visto tantas cosas en mis sesenta y ocho años, que no dudo que lo pagarás, mujer del demonio.
Traté con varios medicamentos que tenía y no mostraba mejoría alguna.
Debía tomar otras medidas, debía contactar a Pepito y ver cómo llevarla a un hospital.
Me senté a su lado cambiando sus paños helados y entendí que su dolor era tan grande que se estaba consumiendo. Debía reconocer que se estaba muriendo.
La medicina ya nada podía hacer por ella, solo esperar un milagro, pero yo ya no creía en ellos.
Y le hablé a Él. Hacía muchos años que no le pedía nada. Había perdido la fé cuando se la llevó. La rabia hizo que dejara todo de lado y viví aquí solo y alejado del mundo. Creyendo que viviría sin sobresaltos esperando la muerte.
Hasta que caminando fuera del Edén me encontraron esos desgraciados y me raptaron. Luché contra ellos no solo físicamente también mentalmente. Me negaba a morir, fueron días que me maltrataron, y gozaban haciéndome sufrir.
Ya había perdido la esperanza de seguir viviendo y orgulloso no le pedí nada a Él. Pero ahora y después de varios días..... tengo miedo de perderla.
Odio verla así, sufriendo y escapando de su pasado de horror.
Apareció como un ángel, no me veía, pero yo si a ella, desde abajo divisaba la poca luz que el bosque me permitía, parecía un ser de otro mundo, creí que Él me había perdonado y venía a buscarme.
Pero no, era ella.
Estas semanas han sido las mejores. Cuando ya no había porqué vivir, llegó a mi vida como un destello de luz. Dando claridad y alegría a mi monotonía. Me volví importante para ella. Lo sabía, veía admiración en su mirada y esa sensación me gustaba. No quería perderla
Como pude me arrodillé y le pedí
--Señor, no me la arrebates de mi lado. Ella llegó a mí, dando esperanza.
-- Mi Dios perdóname por todo lo que te ofendí, por atentar contra mi vída, por ofender a mis padres y por abandonar a una buena mujer y dejar todo por una que no valía nada. Reniegue de tí, por ella y lo pague muy caro. Pero...
--Marina es como una pequeña piedra de oro, por fuera, se ve rústica, pero por dentro esconde un alma maravillosa y una fuerza superior que brilla sin necesidad de pulirla.
--Te prometo que si la sanas seré su mentor o lo que ella quiera. No permitas que se apague su vida. Así como a mí me ayudó, se que ella tiene tanto que dar.
--Dale una oportunidad, déjala que sea feliz, se que ahora lo está. Solo es una niña. Si quieres un sacrificio, llévame a mí.
--Te lo imploro mi Dios.
Me levanté y me senté a su lado, esperando...
Al otro día la fiebre había disminuido. Cada dos horas la alimentaba con un preparado, receta de mi abuelo Francisco.
Al parecer Él me había perdonado.
--Don Raymundo debe ir a descansar, ya me siento mejor.
Abrí mis ojos y ahí estaba ella, demacrada pero feliz acariciando sus perros.
El milagro se había producido. ...
--Bienvenida Marina
--Estuviste varios días enferma. Cómo te sientes?
--Con mucha hambre y necesito un baño, no huelo bien.
La ayudé a ir al baño y después de cenar me dijo que tuvo muchos sueños.
--La ví, a ella, estaba horrible, ya no siento miedo, me dió tanta rabia, recordaba episodios de todo lo que viví. Luego lo veía a usted y corría y corría, ella trataba de alcanzarme, pero yo era más rápida. Usted me abría los brazos y yo me refugiaba ahí.
--Lo lamento, por todo lo que lo hice trabajar, cuidándome. Espero servirlo por todo lo que me a dado.
--Marina no tienes que servirme nada. Tu eres libre y yo te apoyaré en todo. Y no hace bien odiar, te lo digo por experiencia propia. Debes tratar de olvidarte de tu pasado.
--No puedo, desperté odiando todo de ella. Cuando sea grande, me gustaría verla y que ella viera que no fuí como ella. Que pude lograr ser alguien en la vida.
Gracias don Raymundo por aceptarme a su lado con mis perritos. Quizás dónde estuviera si no nos hubiéramos encontrado. Capaz que ella, Luis y su hijo me hubieran capturado.
--Nombraste a ese hombre muchas veces, quien es él?
--Es el chulo de Yvonne.
--Los odio, me da tanto asco.
--Quiso....abusar de ti ?
-- No. quería convertirme en el reemplazo de ella.
--Yo ....lo lastimé, por eso tuve que escapar sino me hubiera matado o metido presa de por vida.
--Pero como podías tu hacerle algo a un hombre ?.
Así fue como ella me contó lo que le hizo al asqueroso ese.
La desesperación de verse atacada y de ver cómo lastimaba a sus perros la convirtieron en una justiciera.
Ésta niña era única.
Pero lo importante es que ya no estaba sóla, ahora tenía a alguien que la protegiera y ojalá no se aparecieran, porqué yo se las cobraría todas.