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EL DUCADO DEL SOL ISABELLA

EL DUCADO DEL SOL ISABELLA

Status: Terminada
Genre:Equilibrio De Poder / Malentendidos / Matrimonio arreglado / Diferencia de edad / Fantasía épica / Edad media / Completas
Popularitas:1.4M
Nilai: 4.9
nombre de autor: Lia

Isabella es la hija del Duque Lennox, educada por la realeza desde su niñez. Al cumplir la edad para casarse, es comprometida con el Duque Erik de Cork, un hombre que desconoce los sentimientos y el amor verdadero.

NovelToon tiene autorización de Lia para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPÍTULO 9 ARREGLADOS PARA LA BODA

El reino entero estaba de fiesta. Tanto la nobleza como los plebeyos tenían la oportunidad de ver al héroe del reino, el gran favorito del Rey.

Todos susurraban que el monarca sobrestimaba al Duque más que a su propio hijo. Las horas habían transcurrido con la lentitud de una tortuga, y ya solo quedaba una hora para el gran evento.

El Duque Erik se encontraba en una de las habitaciones reales, un lugar de lujo y opulencia que contrastaba con su espíritu indómito. Estaba de pie frente a un ventanal, con la mirada perdida en el horizonte. Vestía un traje de gala blanco, el uniforme de caballería que en su pecho ostentaba las distinciones militares, una historia de batallas y victorias. De una de sus hombreras colgaban cordones dorados que se entrecruzaban en su pecho hasta su cintura, como un adorno de un general victorioso. Su espada, reluciente y afilada, colgaba de su cintura, y sus manos estaban cubiertas por guantes blancos que le daban una sutil delicadeza, una elegancia que parecía fuera de lugar en él. El traje, inmaculado y solemne, no lo vestía a él, sino que él le daba vida, con su porte y la luz propia que emanaba de su cuerpo. Solo estaba allí, esperando el momento inevitable.

La novia, Isabella, había sido llevada al palacio al mediodía para ser embellecida. Los reyes se habían asegurado de que el matrimonio fuera como una boda real, un espectáculo para toda la nación.

Isabella parecía una muñeca de porcelana, una obra de arte. La manga de su vestido rompía todo protocolo de vestimenta de la nobleza; no eran abultadas, sino ceñidas a sus hombros y cortas.

Debajo, llevaba una prenda que moldeaba su figura desde el pecho hasta las caderas, dándole una silueta de ensueño. Desde su cintura, una amplia falda abullonada caía con la gracia de una princesa de cuento de hadas. Un velo de encaje caía sobre su rostro, y sus manos estaban cubiertas por hermosos guantes de seda. Su cabello, largo y brillante, le daba un toque mágico, como si estuviera envuelta en un aura de belleza y gracia.

Por primera vez, Isabella sentía que su corazón palpitaba con fuerza, un tamborileo que resonaba en sus oídos. Sus manos temblaban, una sensación desconocida para ella.

Siempre se había caracterizado por su compostura y tranquilidad, pero el solo hecho de saber que estaría en medio de todo el reino en el gran salón estaba creando un caos en su mente y corazón.

Sus pensamientos fueron dispersados por la llegada de su hermana Antonia, quien había entrado en la recámara después de que los sirvientes le avisaran de que Isabella estaba lista.

Antonia, al ver a su hermana tan bella, se acercó y se hincó ante ella. Tomó sus manos y las besó, abrazándola con la fuerza de un amor que había permanecido en silencio. Colocó su cabeza sobre la falda abultada de su vestido y lloró amargamente, un llanto que venía de lo más profundo de su corazón.

Ya no podía contener más su tristeza y el dolor que sentía por su hermana. Se sentía culpable por no haberle preguntado antes si deseaba seguir su corazón, por no haberle dicho que no tenía que llevar esa carga sola.

Antonia era solo un año menor que Isabella y había aprendido a conocer la imposición de la nobleza a través de su hermana, desde los siete años, cuando le arrebataron la niñez para sumergirla en libros y clases doctrinales. Sentía que su hermana había sido sacrificada en beneficio de su familia.

Isabella, desconcertada, observaba a su hermana llorar. Nunca la había visto así, ni siquiera cuando era reprendida.

El llanto de Antonia agitó su ya turbulento corazón. Amaba a sus dos hermanas con un amor silencioso que rara vez expresaba, ya que sus ocupaciones no le permitían compartir con ellas. Sentir que su dolor era la causa de la tristeza de sus hermanas hacía que su corazón se sintiera débil.

Antonia se secó las lágrimas con un pañuelo de encaje. "Que la felicidad toque las puertas del Ducado del Sol, hermana," le dijo con voz temblorosa.

"Que el cielo te recompense por tu sacrificio y seas feliz. No olvides que siempre estaré aquí para ti... Si me llamas, caminaré hacia ti. Si gritas, correré hacia ti sin dudarlo." Antonia se levantó, limpió las lágrimas que quedaron en su rostro y le dijo a su hermana con una sonrisa forzada: "Nuestros padres quieren darte su bendición y esperan afuera. Les pedí que me permitiesen estar un momento a solas contigo. Si demoro más, se preocuparán."

Antonia se dio la vuelta para salir, pero Isabella la detuvo. "Hermana, no estés triste. Estaré bien, confía en mí. No dejes que tu frágil corazón sienta culpa por mi causa."

"Hermana, ¿podré ir a visitarte?" preguntó Antonia, una chispa de esperanza en sus ojos.

"Claro que sí, siempre serás bienvenida," le contestó Isabella.

Los padres de Isabella, junto con la hermana menor, ingresaron en la recámara. Sus ojos se maravillaban por la belleza de su hija mayor. Le dieron sus bendiciones, recordándole que la mansión Lennox siempre tendría las puertas abiertas para ella.

Su madre, la Duquesa, cuyo dolor por la boda era evidente en sus entrañas, no pudo contenerse. "No tenías la obligación de casarte con el Duque de Cork. Nuestra familia siempre ha sido de sangre noble. ¿Qué necesidad había de bajar nuestro estatus, hija?"

"¡Qué estupideces habláis, mujer, en este día tan importante para Isabella!" respondió el Duque Lennox, exasperado.

"Tú sabes bien que ella pudo haberse negado y solicitado casarse con el Príncipe Miler," continuó la Duquesa, "pero decidió hacerlo con un plebeyo que, aunque ostente ser duque, su sangre siempre será sucia." La Duquesa sentía una gran pérdida al ver que los años de preparación de su hija se iban a desperdiciar en un hombre que, a sus ojos, no era digno de ella.

"Calla, mujer, no sea que tus palabras lleguen a oídos de la realeza, o peor aún, al duque, y este nos corte la cabeza por tus imprudencias," agregó el Duque Lennox, su voz un murmullo de molestia.

Antonia, agotada de escuchar una y otra vez las mismas discusiones, se interpuso. "Padres, este no es momento de discutir entre vosotros. No preocupéis a nuestra hermana mayor. El carruaje espera para ser llevados al gran salón, donde el novio nos espera." Antonia se acercó a su hermana, la tomó de la mano y le dijo: "Vamos, hermana, no prestes atención. Es hora de irnos."

Isabella se levantó del tocador y besó el dorso de la mano de sus padres. "Papá, mamá, gracias por preocuparse por mí, pero estoy bien. Quiero que todos sepan que estoy bien. Así que, por favor, acompañadme a la iglesia para unirme ante Dios a mi futuro esposo."

Su madre la abrazó, pensando que su hija no comprendía la gravedad de lo que decía. Pero Isabella había elegido su camino, y no había marcha atrás.

La familia del Duque de Lennox salió de la habitación real y se dirigieron hacia las afueras del pequeño palacio que hacía parte de la casa de la realeza.

La novia subió junto a su padre al carruaje real y el resto de su familia en el segundo, que, en un paso lento y majestuoso, se dirigió hacia el gran salón, donde el héroe del reino la esperaba.

...^^Autora^^...

...Gracias por el apoyo de sus 👍...

1
Yessica Moreno
es la única que lo tranquiliza
Yessica Moreno
y lo dice con tanto orgullo, solo es un metido
Olga Lidia Leal
excelente, muy hermosa, gracias
Ceecee
excelente historia, corrige la ortografía y será de 5 estrellas
Ceecee
volvió a llamarse vernart
Ceecee
mercenarios 😕
Adeilis
La historia es muy interesante, me gusta mucho
Ceecee
Dios hay que adivinar que palabra quieres decir, deberías revisar antes de publicar, la historia es buenísima y se daña con tantos errores
Ceecee
embargaran 🫣🫣
Ceecee
la inteligencia de esta protagonista no la he visto hasta ahora 😕
Ceecee
este Bernard se llamaba diferente 🤣🤣🤣🤣
Ceecee
mercenarios, parece que has descuidado tanto ortografía como redacción
Ceecee
asfixiando
Ceecee
cuando es una pregunta debes colocar signo de interrogación. ??
Ceecee
por qué de pronto tantos errores de ortografía
Ceecee
parece que Antonia fue la que recibió una mejor educación para ser esposa del duque
Escorpiona Saucedo
el principito blandnegue que nos tuvo los pantalones para luchar por la mujer que supuestamente ama y se la pasa de metiche queriendo ser el tercero 🤣🤣
Sara Rojas Retamal
ojalá Isabella se replanteara y aprenda a defenderse , a pelear y ayudar al duque con posibles maleantes y fuera más empoderada
Sara Rojas Retamal
como fue educada como un hombre espero también haya sido preparada en defensa y manejo de la espada para cuidar su ducado
Ingrid coromoto Bracho
felicidades me encantó esperando la segunda parte de la historia
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