Dulce Villana - El Retorno De La Mariposa.

Cap9

El día de la fiesta había llegado. La casa del primer ministro estaba adornada con su mejor gala. Se podía notar la opulencia a simple vista y los invitados hacían gala de sus mejores trajes y joyas. Todos los presentes eran simpatizantes y seguidores del príncipe Sebastián. 

-Lila, ya entiendo el motivo de la invitación para estar presente en este lugar-. dijo Elizabeth mientras recorría con sus ojos el salón de fiesta de la mansión.

-¿A qué se refiere señorita?

-Este lugar, sólo mira alrededor.. ¿no te parece demasiado ostentoso?. Está claro que Sebastián quiere obtener más apoyo. Casi todos los presentes son gente que apoya a ese bastardo. Y es muy probable que yo, siendo la prometida de su hermano e hija del gran general, haga el intento de ponerme de su parte de alguna manera, y si no puede estoy segura de que tratará de eliminarme como siempre lo hace con todo lo que no le sirve, o no puede controlar-, explicó Elizabeth en voz baja a Lila.

-Ahora entiendo, muchos de los presentes tienen negocios turbios de acuerdo a una investigación que hice hace un tiempo atrás. Aquel hombre-, dijo Lila señalando con la cabeza, -con el que está hablando el príncipe, está metido en la venta de esclavos ilegales y a la trata de personas. Secuestra jovencitas para prostituirlas o venderlas. Es así como se hacen de mucho dinero. Tenía planeado matarlo-, terminó de decir Lila aquello algo molesta.

-Veo que sabes mucho Lila. ¿Aún tienes toda esa información? La lista de nobles metidos en esos negocios puede ser de mucha utilidad.

-Así es. Lo obtuve hace unos meses atrás, aún estaba pensando en cómo utilizarlo. Pero mentiría si te digo que no quiero matarlos a todos. Especialmente aquel que te mencioné, iba a envenenarlo pronto porque es asqueroso lo que hace con las jovencitas antes de venderlas-, volvió a decir molesta Lila.

-Te pagaré Lila. Dame esa información, ya sé qué hacer con ella y mi guapo prometido va a ayudarme-. Eli sonríe al recordar a Nicolás y lo que pasó hace unos días atrás. 

-si planea destruirlos, te los regalo. La lista es suya- dijo Lila y volvió a hablar luego de mirar a un lado, -Señorita, el príncipe Sebastián está viniendo en nuestra dirección.

Elizabeth abre el abanico que tenía en la mano para cubrir medio rostro. Quería disimular el asco que le daba ese hombre. Tenía que mantenerse serena y no recordar todo lo que le hizo. - tengo que aguantar y hacer una buena actuación - pensó Elizabeth.

-Es un honor tener la presencia de la hija del gran general en esta pequeña fiesta - dice Sebastián con una brillante sonrisa mirando de pie a cabeza a Elizabeth.

-El honor es todo mío, alteza-, dijo ella mientras hacía una leve reverencia con la mano libre y seguía cubriéndose con el abanico de mano. - aunque debo agregar que fue inesperada la invitación. ¿Puedo preguntar a qué se debe que me hayan invitado? No somos cercanos y mucho menos conocidos, príncipe Sebastián.

-Eso me dolió lady Elizabeth. Somos conocidos. Le recuerdo que nos conocimos el otro día. Y esperaba que pudiéramos conversar y hacernos, como le digo, un poco más cercanos-, dijo Sebastián con una sonrisa ladina en el rostro.

-Es usted muy gracioso, alteza. Por cierto, felicidades por su compromiso, ahora ya es oficial y en 2 meses será un hombre casado, debe estar muy enamorado de su hermosa prometida, por cierto, ¿dónde está? Me gustaría darle mis felicitaciones también-. comentó Elizabeth con una sonrisa sarcástica. 

-Se debe estar terminando de arreglar. Llegará pronto-, dice Sebastián mientras bebe una copa de vino. 

Mientras tanto en la habitación de Layla, ésta se encontraba tirando todo lo que encontraba. Estaba furiosa ya que había visto a Sebastián teniendo intimidad con una de sus doncellas, en su propia casa, en su cara.

-Tú, ven aquí -  dice Layla señalando a una de las doncellas que estaban en la habitación, asustada y con la cabeza baja se acerca, -encárgate de limpiar ésto-, dice Layla señalando el lugar. -Y ustedes dos, deben deshacerse del cuerpo de esta zorra - dijo señalando el cuerpo que yacía en el suelo, era esa doncella que estaba teniendo intimidad con su prometido hace una hora atrás.

Layla se había encargado de matarla. En la mansión era bien conocida el temperamento de la joven dama, caprichosa, egocéntrica, mala, básicamente una bruja sin escoba, o así era como todos los empleados pensaban pero no sé atrevían a decir nada por el miedo que le tenían.

Después de dar esas órdenes, salió de la habitación y se metió a otro, tenía que retocarse el maquillaje y cambiar el vestido que había sido salpicado con la sangre de aquella doncella que mató recientemente.

Una vez lista bajó al salón, y para su disgusto al posar la vista en su prometido, vio a éste coqueteando con otra mujer. En ese momento Sebastián estaba hablando con Elizabeth. 

-María, ve y averigua quién es esa mujer que está con mi prometido - le dijo a su doncella principal. 

-Cómo ordene mi señorita - dijo la doncella alejándose..

Minutos después vuelve para darle la información diciendo... -mi señorita, aquella dama es la hija del gran general. Hay rumores de que es la prometida del hijo de la emperatriz, el príncipe Nicolás. Pero son solo rumores ya que no se hizo nada oficial aún.

-Eso fue rápido, ¿quién te dió la información?- Preguntó Layla. 

-Mi señorita, como usted me indicó anteriormente, me hice cercana a uno de los guardias del príncipe Sebastián, y justamente él lo está acompañando esta noche. Fue fácil obtener información de él.

-Buen trabajo, tendrás un aumento a fin de mes. Vamos, es hora de saludar a la zorra que está robando la atención de mi prometido-, dicho eso, ambas bajaron al salón para ir a dónde se encontraban Sebastián y Elizabeth.

Lila había visto de reojo a las dos mujeres hablando antes de bajar al salón, conocía a la hermana de Elyana, ya que muchas veces estuvo tentada a acabar con ella después de que Elyana le contara su historia, así que quiso conocerla y una vez la vio desde lejos. Elyana nunca quiso venganza en ese tiempo. Pero ahora era diferente. Discretamente Lila se acercó a Elizabeth para susurrarle algo a lo que Elizabeth solo asiente mirando disimuladamente a Layla que bajaba por las escaleras. 

Elizabeth vio que se estaban acercando, por lo que intencionalmente se acerca a Sebastián, y en un tono coqueto y una sonrisa le dice - es una lástima que ya esté comprometido, asumo que debe serle fiel a su amada, ¿no es así? - dicho ésto, con el abanico que tenía en mano da golpecitos al pecho de Sebastián para luego volver a alejarse.

-Un compromiso es solo eso, un compromiso, si hay mejores opciones, siempre se puede cambiar. Soy un príncipe, puedo elegir-, respondió Sebastián.

Layla había visto la interacción entre ambos, y logró escuchar lo que dijo Sebastián. La rabia que sentía era evidente en su rostro, hoy debía ser el mejor día de su vida, pero terminó encontrando a su prometido teniendo intimidad con su doncella, y ahora estaba ahí hablando de su compromiso de manera tan casual, como si no importara en absoluto. Escuchar a Sebastián diciendo aquello era realmente vergonzoso, un golpe a su orgullo.

- no importa si tengo que deshacerme de todas las perras que llamen tu atención Sebastián, pero el trono de emperatriz será mío- pensó Layla al llegar y saludar a ambos. 

-Cariño, estás aquí. Te estuve buscando. ¿Puedo saber quién es la dama que te acompaña?- preguntó Layla mientras agarra del brazo a Sebastián.

- Ella es Lady Elizabeth, la hija del gran general del imperio. Lady Elizabeth, ella es mi prometida Layla, la hija del primer ministro-. Sebastián hizo las presentaciones, y aunque le molestaba el agarre de Layla no la apartó, ya hablaría con ella después y dejaría las cosas en claro de una buena vez.

-Permítanme darles mis felicitaciones, hacen una hermosa pareja. Espero la invitación para la boda. Y, es un gusto conocerla señorita Layla-, dijo esto Elizabeth como una sonrisa. 

-El gusto es mío Lady Elizabeth. ¿Usted tiene esposo o algún prometido? Una dama con su belleza, dudo que esté sola.

Eran evidentes los celos de Layla. Elizabeth solo sonrió y le dijo -Quizás, aún no es algo seguro. Por ahora, y hasta nuevo aviso puedo decir que sigo siendo soltera-, dicho aquello, abre su abanico para cubrirse el rostro de nuevo, quería reírse de lo patética que se veía Layla, era imposible para ella fingir sus celos y enojo. Para Elizabeth eso era divertido de ver. 

Sebastián estaba incómodo en ese momento, así que decidió invitar una bebida a ambas mujeres, así que se acercó a una mesa que estaba cerca para agarrar 2 copas. Mientras él hacía ésto, Layla no pudo controlarse y se acercó a Elizabeth para susurrarle -mantente alejada de mi prometido, o serás otra de las zorras que enviaré bajo tierra  para alimentar a los gusanos. 

Elizabeth solo sonrió y en eso llega de nuevo Sebastián, ofreciendo las bebidas a ambas mujeres. Eli acepta la copa dando las gracias. 

-Me gustaría hacer un brindis, por ustedes dos. Espero que sean felices. Permíteme decirle a su alteza que su prometida además de bella, es graciosa. Tiene mucha suerte. Ahora sí me permiten, debo retirarme. Solo vine a saludar, pero no puedo quedarme. Tengo una reunión importante a la que asistir. Espero verlos pronto.

Elizabeth se retira del lugar con Lila. Una vez dentro del carruaje no pudo evitar reírse de la situación. Conociendo a Sebastián dejará pasar la actitud de Layla. 

-Lila, parece que no todo es amor entre esos dos. Será divertido jugar con ellos.

-Ely, debes ser cuidadosa. Recuerda que estás comprometida.

-Casi olvidé eso. Ya me ocuparé de eso más adelante. Dime Lila, ¿pudiste comprobar lo que te pedí hace unos días?

-En efecto, los cuarteles de entrenamiento secreto del bastardo, siguen en el mismo lugar.

-Muy bien, es hora de hacer algo con eso. 

De regreso a la mansión, en su habitación Elizabeth se estaba alistando para dormir, Lila se había retirado. Cuando ya estaba sola dijo...

-Sal de una vez, déjate ver. No creas que no me di cuenta que me estuviste siguiendo toda la noche. No creí que mi prometido fuera tan controlador y celoso-, habló Elizabeth y con una sonrisa ladina se dió la vuelta para encontrar a Nicolás sentado en su cama.