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Seducido Por Una Ladrona.

Seducido Por Una Ladrona.

Status: Terminada
Genre:Completas / Contratadas / Amor-odio
Popularitas:2.9M
Nilai: 4.6
nombre de autor: Eliana Mendez

Richard Ford, el Ceo de Industrias Ford, es un hombre acostumbrado a tener el control, nadie le dice que no, pero todo cambió cuando aquella pelirroja de ojos azules se atravesó en su camino robando una de sus pertenencia y aunque la ha buscado por cielo y tierra para castigar su insolencia, su paradero es todo un enigma. Lo que desconoce Richard, es que será ella quien toque a su puerta en busca de un empleo, luego de eso podrá recuperar el sueño, o tal vez esta vez le roben algo más valioso... su corazón.

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Maratón 2.

— Señorita, es hora de irnos. Son sus próximas palabras, luego toma la botella y se levanta yo intento hacer lo mismo, pero mi cuerpo pierde un poco de estabilidad y caigo nuevamente sobre la silla, lo miro apenada y él sonríe ampliamente mientras tiende su mano, la tomo y es difícil explicar la sensación que recorre mi cuerpo, no sé si siente lo mismo, pues su sonrisa desaparece gradualmente y su ceño se frunce ligeramente mientras su mirada penetrante se cierne sobre la mía, me levanto con cuidado rompiendo con el trance que segundos atrás me tenia cautiva. Salimos del lugar, intento soltar su mano, pero no me lo permite.

— No queremos que caiga, ¿o sí?

— No, no me gustaría caer. — Contestó en un susurro. — Al llegar al estacionamiento, su conductor abre la puerta para ambos, mi jefe espera en que yo sea la primera en subir y lo observo dar indicaciones al conductor, luego sube.

— ¿A dónde vamos?

— A un lugar donde podremos beber de esta botella tranquilamente.

— De acuerdo, pero luego me lleva a casa, no puedo tardar.

— ¿La espera su novio? — Su voz se hace fría.

— No es eso...

— Olvídalo, no es algo que me importe. — Me interrumpe con estas palabras. Después de un rato llegamos a un apartamento ubicado en una de las zonas más exclusivas de la ciudad. — El conductor baja y nuevamente, abre la puerta, mi jefe baja y nuevamente me tiende la mano, esta vez no dudo en tomarla, aquella sensación se vuelve a repetir.

— Gracias. — Le digo al conductor, este asiente y sube nuevamente a la camioneta y se aleja, supongo que va a estacionar el vehículo.

— No entiendo, ¿por qué me trae a un apartamento? — Pregunto luego de meditar la situación.

— Ya le dije, aquí estaremos más tranquilos. — Entrecierro los ojos y lo miro. — No se preocupe, no pasará nada... nada que usted no quiera. — Voy a refutar, pero se dirige a grandes pasos hacia la entrada, y yo tratando de mantener el equilibrio trato de seguir el paso.

— Bonito, me gusta.

— Que bueno que sea de su agrado.

— Creo que con todo el dinero que debió invertir, es del agrado de cualquiera. — Agrego detallando cada parte de aquel lugar.

— Claro, es por eso que le gusta, porque imagina cuanto debe costar. — Su voz una vez más se hace fría, y sus ojos dejan ver ese filo peligroso que es característico de él. — Aun así le resto importancia a su comentario. Se acerca a un gran vitral donde hay gran variedad de bebidas, pero me doy cuenta de que no hay de la botella que segundos atrás ha dejado sobre una mesa. Toma dos copas y vuelve por la botella, mientras sirve en ambas copas me habla.

— Por favor siéntese, quiero que esté cómoda.

— Gracias. — Tal como lo pide me siento en un sofá grande y de color negro, del que compruebo, es mejor que mi cama.

Se acerca, me entrega una copa y luego se sienta a mi lado, y aunque hay suficiente espacio, la tela de su fino pantalón roza mi pierna, no puedo evitar mirarlo. — ¿Vive aquí? — Pregunto sin saber de qué otra cosa podremos hablar.

— No, solo vengo ocasionalmente.

— Entiendo. — Mis dedos golpean ligeramente la copa, es algo incómodo.

— Hay algo de lo que me gustaría hablar, Chanel.

— ¿De qué?

— Usted me gusta. — Mis ojos se abren abruptamente y agradezco no haber tenido vino en la boca, de lo contrario, habría sido vergonzoso la escena que hubiese protagonizado.

— Que... ¿Qué ha dicho? creo que escuché mal.

— He dicho que me gusta. — Gira su cuerpo, acomodando una pierna sobre el sofá para mirarme mejor, mi vista continúa al frente, no me atrevo a mirarlo, pero él toma mi mentón y suavemente gira mi rostro el cual debe estar totalmente rojo, debo parecer un tomate en contraste con mi cabello. — Me gusta mucho... — Lo próximo que siento son sus labios sobre los míos, no puedo responder, mi capacidad de reacción se ve reducida al límite cuando sus labios se hacen un poco más exigentes en búsqueda de una respuesta, intento decir algo, pero él aprovecha el momento para introducir su lengua en mi boca y es justo cuando su mano se posa sobre mi espalda baja que mis labios reaccionan respondiendo a sus exigencias. Descubro que me encantan sus labios, la humedad de sus besos, mis manos viajan a su cuello y acomoda su pierna, para lograr acomodarme en el sofá y quedar sobre mi cuerpo que en este momento no tiene voluntad propia, su mano cambia de lugar y viaja a mi pierna para levantar lentamente mi vestido.

— Es muy rápido... no por favor.

— ¿Por qué? Si ambos lo deseamos. — Dice mientras besa mi cuello.

— No, yo no soy así, es muy pronto.

— Por supuesto, usted no es así, ¿cuánto me va a costar?

— ¡Suel... Suélteme! — Lo empujo con todas mis fuerzas, él se hace a un lado y vuelve a su puesto, como si nada hubiese pasado. — ¡Es un estúpido! ¿Quién se cree para tratarme así? — Le digo acomodando mi vestido ya de pie. — Saco mi celular y pido un taxi desde la aplicación, desafortunadamente el más cercano está a quince minutos. Él estúpido solo guarda silencio y me observa, con desinterés.

— Vamos, no te hagas la difícil, si no quieres solo tienes que decirlo, ¿pero hacer un escándalo de algo normal?, yo quiero algo y le ofrezco pagar por ello. — Dice mientras se pone en pie y camina hacia dónde estoy e intenta besarme nuevamente, espero a que se confíe y sin pensarlo dos veces con la palma de mi mano y haciendo uso de todas mis fuerzas golpeo su rostro, el cual se gira, producto del impacto.

— No se moleste en despedirme, esa fue mi carta de renuncia, hay algo que necesito más que un empleo y es mi dignidad intacta, esa no se vende. Con permiso señor, no fue para nada un gusto trabajar con usted. — La borrachera la mando al diablo y me apresuro a abandonar aquel apartamento de los infiernos.

— ¡Chanel, deténgase, es una orden! — Aprieto mis puños de pie frente a la puerta.

— No recibo ordenes de un patán, arrogante y abusador como usted, adiós.

1
Ramo Villalba
Bueno
Rosa Martinez
Richard no da paso sin huarache
Stella Maris Ruarte
💓
Rosa Martinez
puras excusas
Rosa Martinez
hermosos
Rosa Martinez
las mentiras no son buenas
Rosa Martinez
buen inicio
Juani Martinez
Bueno
Mirian Lovera
A Mariam la tiene escondida el viejo Ford. Cual será el interés del viejo no hace nada por nada.
Mirian Lovera
Por favor no podría caerle a Mariam un rayo por lo menos y freirle el cerebro.
Mirian Lovera
Jajaja Jajaja ese Larry feroz es atrevido perverso y sabe lo que quiere. Desde Venezuela.
Mirian Lovera
Seguro su galán entra por la ventana y se lo quita de enzima de un puñetazo.
Marlene Loja
te felicito escritora, me encanto tu novela de principio a fin..bendiciones y sigue adelante escribiendo ..me gusta tu inspiracion y lo candente ...uffff que calor...
Mirian Lovera
No me parece Raiza no debió ayudar a Richard ya que ella no sabía aún pq estaba molesta.
Marlene Loja
Excelente
Mirian Lovera
Y se la comió.
Griset Brito
venezuela, griset un abrazo 🤗
Carmen Boggiatto
gracias Autora, corta pero hermosa , bendiciones
Carmen Boggiatto
Pobre Larry, tenía a su enemiga muy , pero muy cerca!!!!
Carmen Boggiatto
/Smug/
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