ATENCIÓN!! Si aún no haz leído "Prisionera Del Ruso" Te invito a que lo hagas antes de continuar esta lectura ya que esta es una continuación que abarca la vida de Diego Manssiani.
Un hombre con el corazón roto, aferrado a un amor imposible que no ha podido dejar atrás.
Una mujer dispuesta a todo por el bienestar de su familia.
¿Fue un simple robo lo que los unió o sus destinos ya estaban entrelazados?
NovelToon tiene autorización de Lilith James para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Pequeño Accidente
Según lo que me dijo Rita, Agatha siempre es la última de todos los empleados en retirarse a dormir, ya que se queda a inspeccionar que todo esté en orden, además de que solo regresa a su habitación en la noche. Por lo que después de instalar mi pequeño obsequió tuve que esperar hasta muy tarde en la noche para ver el resultado y por fortuna, Agatha es la única de todos los empleados la cual reside en una de las habitaciones de la casa.
Casi me quedo dormida al pie de la escalera esperando escuchar la reacción de Agatha cuando un golpecito en mi cabeza me sobresaltó.
—¡Auch! ¿Qué...?— Diego terminó de bajar los escalones, se sentó junto a mí y se cruzó de brazos mientras levantaba una interrogante ceja.
—¿Qué haces aquí a esta hora?
—Solo estoy esperando...— Probablemente se enoje si le digo e intenté impedirlo. —Nada, tan solo no podía dormir— Sus ojos se deslizaron por mi rostro hasta mi busto y recordé que estaba en pijamas. Rápidamente, cerré muy bien mi bata haciendo que él desviara la mirada avergonzado.
—No deberías estar a estas horas sola en medio de la oscuridad— ¿Lo dice porque aun no confía en mí? Pero como culparlo, hace a penas dos días intenté robar su casa.
—Iré a acostarme en un momento...
—¡AHH! ¿QUIÉN HIZO ESTO? ¡AYUDA!— oh fuertes gritos que son como música para mis oídos.
Diego se puso de pie y corrió de inmediato al cuarto de Agatha y por supuesto que lo seguí, no planeaba perderme en acción mi pequeño e inocente plan.
Llegamos a la habitación la cual se encontraba con la puerta abierta y Agatha en medio de esta completamente empapada y cubierta de estiércol.
No aguante las ganas de reírme y solté una carcajada que hizo que ella detuviera su cadena de maldiciones en ruso que a penas y si lograba entender y me diera una mirada de odio que tan solo dejaba a relucir su lado completamente malévolo que siempre trata de ocultar.
—Tú...tú lo hiciste— Intentó caminar hacia mí, pero resbaló con el agua en el piso y tuvo que sostenerse de la cama para no caerse. —Maldita ladrona, no sabes con quién te estás metiendo.
—Lo siento, Agatha, pero no sé de qué estás hablando.
—Iré a buscar algo con que limpiar todo este desastre— Diego salió corriendo sin saber muy bien que hacer y nos dejó solas.
—Puedes hacerte la inocente, pero a mí no me engañas. Sé que tú lo hiciste y me vengaré por esto.
—Adelante, haz lo que quieras. Sé que eres una mierda, y no lo digo porque huelas literalmente como una, más bien es por esa jodida personalidad que tienes. Así que, si decides hacerme algo o alguno de los demás empleados ten por seguro que otro pequeño accidente como este será el menor de tus problemas— Esto le enseñará a mantenerse a raya por un tiempo, pero si aún con esto no aprende entonces tendré que tomar medidas más extremas.