Bernardo García de 45 años recibió un diagnóstico de salud que lo hace reflexionar sobre su vida así que toma la decisión de regresar a su país de donde se marchó hace 15 años y reconectar con María del Pilar Jiménez de 45 años su exesposa de la cual se divorció intempestivamente hace de 22 años debido a su inmadurez y a la intervención de terceros, ambos descubren que aún existe mucha química entre los dos así que la curiosidad los incita a tener una cita todos los días miércoles de cada semana ¿Podrán estos exesposos revivir la llama de la pasión que alguna vez los unió?
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Capítulo VIII: Primera cita parte 2
Había llamado a un taxi porque no me gusta conducir de noche, así que subí a este ignorando las protestas de mi hijo
-Leticia me preocupa que alguien se quiera aprovechar de mi madre – Dijo Armando con preocupación
Armando se sentía el hombre de la casa y por eso siempre quería cuidar de su madre, el problema es que Maripily aún era una mujer joven y hermosa y no le faltaban pretendientes
-Tu mamá es una mujer muy conservadora, así que probablemente se trate de una cita de negocios
Leticia era una mujer muy astuta y sabía que su suegra tenía una cita esa noche y que ese hombre era muy importante porque de lo contrario no se habría esmerado tanto en lucir tan hermosa
-¿Tú crees? – Preguntó Armando con dudas
-Estoy segura de que se trata de eso
-Entonces vamos a esperar a que regrese – Insistió Armando
-Cariño es mi momento seguro del mes – Respondió Leticia con picardía
Tanto Armando como Leticia aún no querían tener hijos, así que este era el momento del mes en el cual ambos podían ser más desenfrenados sin riesgos
-Supongo que mamá va a estar bien – Dijo Armando
Leticia sonrió porque su prometido era un hombre muy inteligente, pero también muy lujurioso, así que era fácil para ella manipularlo, por suerte ella era una buena persona y en especial quería a Maripily como a su propia madre
-Claro que va a estar bien – respondió Leticia
Las preocupaciones de Armando debido a la cita de su madre fueron hechas a un lado en ese momento, aunque era un hijo muy filial, no dejaba de ser un hombre y realmente amaba a Leticia
-¿Adónde vamos? – Preguntó el taxista
Me sentía un poco nerviosa cuando subí a ese taxi, por suerte el conductor era una persona muy amable y durante todo el trayecto conversó de forma amena conmigo, aunque estaba un poco preocupada porque el taxi se dirigía a las afueras de la ciudad
-Rara vez hago servicios por esta zona – Admitió el taxista
Yo me preguntaba por qué Bernardo me citó en un lugar tan apartado y exclusivo, pero a pesar de nuestras diferencias del pasado sabía que él nunca me haría daño
-Ya llegamos – Me dijo el taxista
El auto se detuvo frente a una propiedad muy sencilla a pesar de estar ubicada en una de las zonas más exclusivas de la isla
-Gracias – Respondí con un poco de ansiedad
Antes de que pudiera enviarle un mensaje, Bernardo me estaba esperando en la entrada del lugar
-Bienvenida Maripily – Dijo Bernardo
Era la primera vez que estábamos a solas después de 15 años, y me sentía un poco nerviosa, cuando entré a su casa admiré la decoración porque era simple, pero a la vez muy acogedora
-Recuerdas la regla de mi casa – Dijo Bernardo con un tono de voz muy seductor
Bernardo odiaba que las personas caminaran con sus zapatos de la calle por su pulcro piso así que siempre pedía que se los quitaran, me agaché para quitarme los zapatos, y me puse un par de zapatillas de mujer de color rosa, me enderecé y sentí como me sujetaba de la cintura y me apoyaba contra la pared y me daba un apasionado beso en los labios
-¿Tienes hambre? – Preguntó Bernardo
Asentí con el rostro porque además había un olor a comida tan apetitoso que sería tonto de mi parte rechazar la comida
-Espero que la comida sea de tu gusto – Dijo Bernardo
Estaba sorprendida porque ignoraba que Bernardo ahora era tan experto en la cocina porque en el pasado era un completo inútil
-Todo se ve muy bien – Dije con sorpresa
Bernardo sirvió la comida la cual consistía principalmente de frutos del mar y todos estaban cocidos a la perfección, además de que eran mis favoritos
-Espero que sean de tu gusto – Dijo Bernardo
Mientras comíamos la deliciosa cena la conversación entre ambos fluyó fácilmente, no me di cuenta de que en todo momento mi copa nunca estuvo vacía
-Esto es una verdadera sorpresa – Dije sin contenerme
-¿A qué te refieres? – Preguntó Bernardo con curiosidad
-A qué ahora te gusta cocinar – Respondí con honestidad
-Aunque no lo creas, he cambiado mucho en estos años – admitió Bernardo
Maripily se preguntaba del porqué no lo hizo antes, esperó por tanto tiempo por esto que ya se había resignado, ella se sentía un poco mareada porque había tomado un poco de vino durante la cena así que cuando dijo que se iba Bernardo no estuvo de acuerdo y la cargó al estilo princesa y al saber que estaba en sus brazos que me sentía me colgué de Bernardo apoyando mi cabeza de sus hombros mientras se dirigía al baño
-Pili bebiste demasiado vino – Dijo Bernardo con resignación
La mano de Bernardo se deslizó por mi espalda y su voz estaba cargada de deseo mientras esbozaba una sonrisa, pero con una ternura muy sutil que era difícil de detectar, sus dedos acariciaban cada centímetro de mi columna vertebral haciéndome estremecer
-¿Qué voy a hacer contigo? – Preguntó Bernardo con picardía
Me colocó sobre el tocador del baño y me dio besos a lo largo de mi cuello, el dobladillo de mi vestido se levantó un poco y toqué su entrepierna, mientras sus besos me dejaban sin aliento
-No te pongas nerviosa – Dijo Bernardo con amabilidad
Bernardo bajó cierre de mi vestido y este se deslizó como la seda dejando al descubierto la parte superior de mi cuerpo, amontonándose en mi cintura, sus besos iban desde mi cuello hasta mi clavícula y continuaron bajando
-Maripily abre las piernas – Dijo con lujuria
Bernardo empujó mis rodillas hasta separarlas y luego sostuvo mis tobillos haciendo que lo rodeara con mis piernas
-Bernardo vas muy rápido – Protesté débilmente
Le pellizqué el brazo muy fuerte porque me sentía un poco abrumada debido a su pasión, además recordaba que en el pasado a la hora de hacer el amor era más pausado
-He esperado mucho por esto – Murmuró Bernardo
Se escuchó una fuerte carcajada y eso suavizó el ambiente, y me encontré cautivada al observar su hermoso rostro, aunque no tuve tiempo de reflexionar sobre mis sentimientos porque en ese momento sentí una pasión desbordada y con cada embestida de Bernardo en mi interior no podía dejar de jadear y gritar de puro placer y lujuria, no sé cuánto tiempo bailamos esta danza, pero al terminar ambos estábamos sudorosos y con la respiración entrecortada y el tocador estaba hecho un desastre, Bernardo besó mi frente sudorosa
-Deberíamos darnos un baño – Sugirió Bernardo
Me sentía tan agotada en ese momento que apenas podía moverme, así que negué con la cabeza
-No quiero – Respondí con reticencia
-Está bien – Dijo Bernardo
Bernardo me observó con amabilidad e intentó convencerme un par de veces, luego me cargó con gran facilidad y me llevó al área de ducha donde hicimos el amor nuevamente y al final todo estaba tan desordenado que era insoportable, y había agua por todo el lugar
-No te preocupes, yo lo limpio más tarde – Dijo Bernardo con una sonrisa
Bernardo me colocó su albornoz y al acercar mi nariz la prenda conservaba su olor el cual recordaba muy bien debido a que siempre usó la misma fragancia
-¿Huele mal? – Preguntó con diversión
-No, simplemente huele como lo recordaba
Bernardo usando solo unos calzoncillos me rodeó con su cuerpo y estaba pensando en que nuevamente insistiría en hacer el amor y estaba a punto de rechazar cuando se dio cuenta de que tenía una toalla en su mano para ayudarla a secar su rizado cabello
-Veo que no has cambiado este hábito – Dijo Bernardo con amabilidad
Cada movimiento de Bernardo era justo como lo recordaba o mejor aún y en todo momento yo intentaba pretender que solo se trataba de sexo casual, quise regresar a mi casa en taxi, pero él no estuvo de acuerdo, así que subimos a su camaro del 69
-Veo que finalmente pudiste comprarlo – Dije en tono de broma
La expresión de orgullo en el rostro de Bernardo era muy graciosa, pero me alegraba que pudo comprar el auto de sus sueños, era un buen hombre y muy trabajador cuyo defecto era ser un felpudo cuando se trataba de su madre y su hermana
-¿Nos vemos el próximo miércoles? – Preguntó Bernardo
Aunque podía negarme, no podía negar lo que sentía por mi exesposo, así que asentí con el rostro y estuve de acuerdo con vernos el próximo miércoles
Virginia sinvergüenza mantenida ingreida creías que Armando te tenía miedo mira nada más te hizo pasar por loca jajajaja ese hijo de Maripily y Bernardo se las trae.
Abigail a ti tampoco te irá bien y peor será cuando sea por unos meses tu hijo será condenado y la sorpresa 😮😮😮 que te llevarás es saber que tu hija se fue con su padre
Por fin Bernardo está haciendo algo bueno ignorar a su madre que es más insistente e intensa que estar sentada encima de un erizo vieja fastidiosa.
Armando eso es tener y conservar buenas amistades que siempre que necesiten estarán para ti.
Rebeca por fin saliste de esa casa donde nadie te tomaba en cuenta y te humillaban
Pobre Rebeca deberías irte antes de que lleguen los mantenidos ahórrate el disgusto y las humillaciones a la que te someten.
Pero ya no más le cortaron el suministro de dinero veremos qué reacción tendrá Virginia al saber que Damián y Abigail están detenidos.
Damián comienza tu caída y más atrás Abigail eso pasa por solapar y consentir tanto a un hijo.
Virginia no te imaginas que Bernardo te cerrará el grifo de dinero que te daba y más que Rebeca le mando los papeles de los excesos que tienes.
Por fin Rebeca saldrá de ese yugo de tu madre y abuela para mudarte con tu padre y no depender de esas mantenidas de sanguijuelas.