Un viejo enemigo altera la paz y tranquilidad que Bonnie construyó cuando se mudó, ella y su madre están más unidad luego de saber que su hija estuvo apunto de morir. Los amigos de Bonnie, están en constantes discusiones para saber si la buscan o no. Theo y Jia se encuentran con Bonnie e intentan sabotearla. Samantha (Samuel) esta decidida a buscar de nuevo a Bonnie y ganar de su confianza, no quiere volver a perderla.
NovelToon tiene autorización de Corinne Palmer. para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Oportunidad.
—Gracias por recibirme, Bonnie, hace mucho tiempo que quería hablar contigo. —Habló mientras se sienta en el sofá.
—¿Qué haces aquí, Matheo? — regente, nerviosa y tímida.
—Supe por alguien más que estabas aquí. —Sonríe.
—Tendré que hablar con Vanessa. — sugerí con sarcasmo. — ¿A qué has venido? —
—Bonnie, quería pedirte perdón… —Me siento enfrente de él. —Supe lo que Jia y Julia te hicieron … —
—Y no necesito, tus condolencias, porque es obvio que tú y esas dos lagartijas niponas están juntos. — Protesté.
Me siento indefensa y débil, y la llegada de Matheo fue como si me tiraran agua helada en el cuerpo. Las palabras de Lan Fen resonaron en mi cabeza, sobre buscar un poco más de información y mantener la calma si por esas casualidades algunos de ellos aparecen en la puerta de mi casa.
Teniendo en cuenta que me mudé de país, fui para que no me encontraran. Primero, Samantha, luego Jia y Julia y ahora , es el colmo, pero desearía que Brandon estuviera aquí para sentirme mejor.
Entre el silencio y la manera en que Theo me mira, hace que me sienta incómoda en mi propia casa.
—Quiero pedirte, que me des una oportunidad, Bonnie. — expresó.
—¿Por qué debería? —Cuestione.
—Porque yo no sabía, lo que Jia y Julia te habían hecho y, ahora que lo sé, quiero reconciliarme contigo. — aclaró, sonriéndome.
—Tendré que pensarlo. —
La conversación entre Theo acabó mucho más rápido de lo que pensaba. Cuando Theo se fue, observó un auto negro con vidrios polarizados, estacionado al otro lado de la calle, de mi casa. Suspiró sabiendo de quién proviene ese auto.
Reviso la heladera y la alacena, buscando algo que pueda comer, pero no encuentro nada para en medio del comedor. Decido volver a la habitación, buscando algo cómodo que ponerme. Abro la ventana, para sentir la temperatura siendo verano, opte por ropa comoda y que no me cubriera tanto.
Desordené mi armario, y encontré una falda de color negro con una abertura en la pierna derecha, con botones plateados como decoración y una remera corta de color bordo, que me llega hasta las costillas, unos zapatos sin tacón y mi morral, en donde guardé todo lo necesario, para salir de compras.
Solté mi cabello con ondas y lo removí un poco, me maquillé con una sombra rosa pálida y en los labios un gloss rojo, dando la impresión de que tengo los labios carnosos.
—Debería vestir mejor, más seguido. — expresé.
Miro mi celular, lo dejo sobre la cama y salgo. Cruzo por la puerta principal y no hay nadie en la calle. Camino a la parada de autobús, y llamando la atención de algunas personas, que están sentadas y otras paradas. Murmurando entre ellos, que ya sé lo que murmuran.
El autobús llegó, me subo buscando un asiento, pero no hay ninguno. Me quedé parada, sujetándome del respaldo de un asiento, esperando a llegar a mi parada.
Luego de 20 minutos, aprieto el timbre y bajo, mirando la tienda en donde hay mucha gente. Caminando por el costado del estacionamiento, miro los autos y me arrepentí en no traer el mío.
Detrás de mí, escucho que alguien me llama por mi nombre y volteo para ver a Lan Fen, corriendo hacia mí.
— ¡Bonnie! - llegó hasta mí, pero casi sin aire. — Creo que es el destino, que nos encontrarámos. —
—¿Cómo se encuentra doc.? - sonrió, y caminó a su lado. — Lo siento por lo de hoy a la mañana. —
—Tranquila, Kuan-Yin siempre fue así… desde que nuestro padre se enteró de que está enamorada de su secretaria. — reveló, a los cuatro vientos.
—Entiendo, eso puede ser muy abrumador para tu familia. — entramos a la tienda y agarró un carrito de compras.
—Supongo que hoy no podré invitarte a cenar. —Desvió la mirada, agarrando jugo de naranja.
—¿Qué le parece mañana a la noche? — sugerí mirándolo.
—Perfecto, paso a buscarte a las nueve, a tu casa. — le sonrió, de manera coqueta.
La compañía de Lan Fen, fuera del consultorio, no es tan malo. Tiene sus controversias, pero es un chico lindo y se puede hablar, sin tener que remover el pasado.
Se ofreció a llevar a mi casa y acepté. En el camino hablamos hasta de lo que me pasó el día de ayer con Samantha. Aunque sea privado, siento que puedo ser directa y real, pero soy la única que habla, me siento un lorito que no puede cerrar el piquito.
Cuando llegamos a mi casa, me bajo del auto y bajo las bolsas. Recibiendo de su ayuda, para bajar las bolsas. Nos despedimos y entro a mi casa, mientras lo veo marcharse.
Durante la tarde solo esperé a que apareciera alguien con quien hablar, que no sea Samantha o Theo, pero nadie apareció. La noche cayó sobre el cielo y me preparó para dormir, cargué mi celular y me acuesto en mi cama, enciendo la televisión para ver alguna película.
Me visto con el pijama, para estar cómoda y mirar lo primero que encuentro en la televisión. Recostada sobre la cabecera de mi cama, enciendo mi celular para saber si tengo algún mensaje de Kuan-Yin o de Mei-Mei. Y si definitivamente tengo mensajes, llamados pérdidas, y no solo de ellas dos, sino que también de Samantha.
En algunos mensajes parecía estar regañándome, enfadada. Rio y me levanto de la cama para cocinar algo.
El haber salido corriendo de la cafetería hoy en la tarde, me dejó un muy mal sabor de boca. Enciendo un parlante pequeño, para escuchar música y cocinar, a mi manera.
...♫Te tengo to' pa' mi (Mmh)...
...'Toy segura que tú no te quiere' ir (No, no)...
...Dice: "Toki, mami,'toy puesto pa' ti" (Ay)♬...
Corto cebolla, zanahoria y lo pongo a cocinar mientras tomo vino. Muevo mis caderas lentamente y sensuales, bailando solo para mí.
Pensando en las dos veces en las que me toqué pensando en Samantha.
...♫Espérame desnudita que esta noche no te dejo dormir, ah...
...Bésame, que este pussy es tuyo (Pussy)♬...
No soy la mejor bailarina, pero sé que si Mei-Mei estuviera aquí, se uniría a mí y sería todo un descontrol. De seguro lo que menos haríamos sería cocinar, pero hoy no la vida muy concentrada, como antes. Se supone que hoy Kuan-Yin, hablaría conmigo, sobre ese tema, pero no se dio.
...♫Tú eres mi papi, lo digo con orgullo (Rrah)...
...Tus ojos, tu boca, tus besos me pertenecen...
...Papi, tú eres mi refugio♬...
...♫Yo no quiero perderte, tú eres mi buena suerte...
...Mi polvo mágico, soy adicta a tocarte♬...
Terminé una botella de vino blanco y abro una segunda, supongo que voy a terminar embriagada, y al final no cocinaré nada. Como la última vez, de la arrocera me sirvo el arroz, y miro las verduras con la carne, y solo tomé la botella de vino y me voy al sofá.
...♫Me puse lip gloss Dior pa' besarte...
...Tengo las uña' larga, papi, quiero aruñarte (Miau)♬...
Me tiré sobre el sofá y estiró mis piernas sobre la pequeña mesa, bebo de pico de la botella, bebiendo casi la mitad. El sonido del timbre, hace que deje la botella en la mesa.
Me acomodó mi pijama para caminar a la puerta y tambaleándose llegó. En el camino me golpeo contra la mesa, el respaldo del sofá. Agarró el picaporte y el timbre volvió a sonar, miró por el ojo de la puerta.
Truncó la frente y abro la puerta viendo a Samantha, parada mirándome con una bolsa con comida me cubrir la boca de manera graciosa y me alejo de la puerta.
—Vuelve el perro arrepentido, con el rabo entre las patas y el psicólogo partido. — hable, apuntándole. — ¿Que quieres? —
—Me preocupe luego de que te fuiste de la cafetería y sin decir nada. — deja la Bolsa sobre la mesa y mira la cocina.
—Bueno ya me estas viendo y... — me sujeto de la mesa, para no caer al suelo.
—¿Bonnie estas ebria? — me sujeta del brazo.
—Si y... — la apartó.
—Ve a dormir, te lastimarás. — ordenó, sacándose el saco y arremangándose las mangas de su camisa.
—¡No! — ella gira su cabeza para mirarme.
—¿Qué? —
—Tú vete a dormir, yo quiero seguir tomando. — vuelvo a sofá, agarro la botella. — Tú haz lo que quieras. —
La música continúa pasando, con cada tema que bailó, caigo al suelo al chocarme con algo que está cerca, Samantha limpia mi desorden en la cocina.
Por un momento lo perdí, en mi campo de visión como la mejoría de las cosas al caminar, hasta chocar contra la columna que divide la sala del comedor, caigo al suelo sobando mi frente por el gran dolor que me produje yo misma.
La voz de Samantha, hace que mis neuronas reaccionen, pero al estar bajo el control del alcohol, es inútil. Ella me ayuda a levantar, y me lleva por el pasillo todo oscuro hasta el baño, no pude resistir y terminé vomitando, Samantha me sujeta del pelo para que no lo manchada con mi vómito.
Termino por desmayarme, en el suelo.