En la ciudad de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, una serie de desapariciones misteriosas aterra a la comunidad. A pesar de los esfuerzos de la policía local, las víctimas desaparecen sin dejar rastro. Héctor Ramírez, un detective experimentado, es llamado para investigar. Mientras avanza en su pesquisa, descubre que las desapariciones están conectadas por una serie de pistas inquietantes que parecen ir más allá de lo criminal. Atrapado en un misterio que desafía su comprensión, Héctor se enfrenta a fuerzas que no pueden ser explicadas por la lógica. A medida que el caso avanza, la atmósfera de la ciudad, cargada de historia y superstición, se convierte en un campo de juego para lo sobrenatural.
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28 de Marzo 2024
Bitácora del Inspector Héctor Ramírez
Han pasado siete días desde el último avance en la investigación. La situación ha dado varios giros inesperados, y aunque las respuestas siguen siendo limitadas, los nuevos interrogatorios nos han dejado con más información para analizar. Hoy, finalmente, pudimos interrogar a Carlos Gutiérrez, quien, después de haber estado hospitalizado durante más de una semana, ha sido dado de alta. La tensión en el aire era palpable, ya que nos encontramos ante un joven que, aunque herido y aparentemente inocente en cuanto a la muerte de Mariana, aún era uno de los principales sospechosos.
Carlos llegó acompañado de su madre, quien, visiblemente preocupada, insistió en que su hijo estaba sufriendo mucho por lo ocurrido. La madre parecía no comprender la gravedad de las acusaciones que aún pesaban sobre él, pero Carlos, por otro lado, se mantuvo firme durante todo el interrogatorio.
Comenzamos con las preguntas más básicas: su paradero el día de la desaparición de Mariana, su relación con la joven, y cualquier detalle que pudiera ayudarnos a esclarecer los hechos. Carlos admitió que sentía una atracción por Mariana, algo que ya sabíamos a través de sus compañeros y de las declaraciones de la propia Mariana. Sin embargo, lo que nos sorprendió fue su respuesta cuando le preguntamos sobre el día en cuestión, el 11 de marzo.
Carlos, sin perder la compostura, insistió en que no había visto ni seguido a Mariana ese día. Afirmó que, en lugar de eso, estuvo con su familia celebrando el cumpleaños de su madre. Su rostro permaneció impasible mientras decía esto, pero sus palabras tenían peso. Según él, su madre y varios familiares pueden confirmar que pasó todo el día con ellos. Esta coartada, si se verifica, podría exonerarlo de cualquier implicación directa en el crimen, ya que él asegura que no estuvo en los alrededores de la plaza donde Mariana desapareció.
La coartada de Carlos fue corroborada por la familia, quienes confirmaron que el joven había estado en casa durante toda la tarde y parte de la noche, celebrando el cumpleaños de su madre. Los detalles del evento, como la comida, las visitas de familiares, y el hecho de que varios de ellos estaban presentes en la fiesta, parecen coincidir con lo que él ha dicho. Las pruebas apuntan a que, en efecto, Carlos no estuvo cerca de Mariana en el día de su desaparición, lo que nos deja con más preguntas que respuestas.
Carlos se mostró firme en que, aunque había tenido una atracción por Mariana en el pasado, jamás le haría daño. Durante el interrogatorio, repetía una y otra vez que no tenía motivos para involucrarse en la desaparición ni en la muerte de la joven. Sus respuestas fueron coherentes y no parecía estar evadiendo ninguna pregunta, aunque no pudimos obtener más detalles que confirmaran sus palabras al 100%.
Lo que más me desconcierta es el hecho de que Carlos se mantiene tan firme en su inocencia, incluso cuando la situación parece indicar que el caso podría involucrar a alguien más. No niego que su coartada parece sólida, pero algo en mi instinto me dice que aún hay algo más que no hemos descubierto.
Mientras finalizábamos el interrogatorio, Carlos pidió que se le dejara en paz, asegurando que no podía entender por qué su nombre seguía siendo relacionado con algo tan horrible como la muerte de Mariana. Aunque sus palabras parecían sinceras, la evidencia aún no es suficiente para descartarlo completamente como sospechoso. Puede que esté diciendo la verdad, o tal vez, esté ocultando algo más grande.
Al final de la entrevista, decidí no presionar más por el momento. Carlos fue liberado y se fue acompañado por su madre, pero la incertidumbre persiste. La investigación sigue abierta, y aunque su coartada parece sólida, sigo teniendo mis dudas.
Lo que más me inquieta ahora no es tanto si Carlos es culpable o no, sino lo que podría haber detrás de su conexión con Mariana y el verdadero motivo por el cual alguien estaría dispuesto a acabar con su vida de una manera tan brutal. La pista del acosador, el simbolismo encontrado en la escena del crimen, todo sigue apuntando a algo más grande.
Seguimos buscando respuestas, y aunque hoy parece que hemos dado un paso atrás, siento que estamos más cerca de llegar al fondo de este misterio. Pero por ahora, la verdad sigue eludiéndonos.
