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El Señor Oscuro Y La Gran Bruja De La Calamidad

El Señor Oscuro Y La Gran Bruja De La Calamidad

Status: En proceso
Genre:Romance / Demonios / Brujas / Ángeles / Mujer despreciada / Secretos de la alta sociedad
Popularitas:2.7k
Nilai: 5
nombre de autor: IsaacZero

En una época donde la alta sociedad, la reputación y las apariencias determinan el estatus de las personas, una joven Baronet se inscribe a la escuela más prestigiosa donde la crema y nata de la sociedad se reúnen para forjar a los futuros nobles y gobernantes del reino. Ahí tendrá que sobrevivir a los abusos y humillaciones de sus compañeros para ganarse un lugar dentro de la alta sociedad y recuperar el honor de su familia que ha sido pisoteado desde hace tres generaciones.

Pero sus planes podrían verse afectados con la repentina aparición de fenómenos paranormales y eventos más allá de la comprensión humana, que asolan la institución. Y que aparentemente iniciaron el mismo día que conoció a un conde atractivo, de figura galante y atractivo sobrenatural.

¿Qué misterios ocultan sus ojos carmesíes y su cabello negro como la obsidiana?, ¿será nuestra protagonista capaz de sobrevivir entre las fauces de dos bestias hambrientas?, ¡échale un vistazo a esta historia de romance y terror!

NovelToon tiene autorización de IsaacZero para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 7: Una Sombra Familiar

Cuando Lisa abrió los ojos se encontró bastante confundida y extraviada. Ella estaba en medio de los pasillos de lo que parecía ser la academia Edem, pero todo a su alrededor estaba arruinado y desolado. Era como si 100 años le hubieran pasado por encima a la prestigiosa institución. Sus paredes estaban agrietadas, húmedas y mohosas. Las baldosas de cuarzo blanco estaban hechas añicos y habían charcos de lodo en su camino, era como si un huracán hubiese pasado por el lugar. Y los candelabros que alguna vez deslumbraron en los pasillos, ahora se esparcían a lo largo de un camino tenebroso y sombrío, cuya única luz provenía de los agujeros en el techo.

A como pudo se tragó el miedo, y se puso en marcha a través del caos que la rodeaba, y tuvo la sensación de que alguien la estaba siguiendo, pero siempre que se giraba de golpe para confrontar al perseguidor, no lo encontraba. Su paranoia aumentaba con cada segundo que pasaba, y el sonido del constante goteo líquido que se filtraba por el techo tan solo empeoraba su ansiedad.

– Otro sueño raro, *suspira* esto me recuerda a esas historias de terror que mi abuelo nos contaba para asustarnos. –Lisa sujetó su cabeza con euforia mientras se sacudía de un lado a otro– ¿Por qué me pasa todo esto?, he vivido una pesadilla durante los últimos días. Vivo con el miedo constante de ver sangre en cada vuelta, en cada esquina, en cada pasillo, en cada salón y en cada habitación. Tengo miedo hasta de dormir porque últimamente he tenido horribles pesadillas con sombras que se burlan de mis desgracias, y que esperan con ansias mi fracaso. ¿Acaso estoy maldita?

Lisa vio a su alrededor por un instante, y tras replantear sus ideas soltó una carcajada y dijo:

– ¡Vamos Lisa, no seas más tonta de lo que ya eres!, no existen las maldiciones, ni los fantasmas, ni mucho menos los demonios. Esas cosas las inventaron los nobles para controlarnos y para mantenernos en la ignorancia. Ya lo sabemos ¿no es así?

“Sálvanos". –Resonó por los pasillos como un susurro débil y moribundo, que rebotaba en las paredes–. “Sálvanos, sácanos de aquí, ellos ya vienen". –Y también se escucharon chasquidos y bramidos que se arrastraban entre la oscuridad–. “Cumple con tu promesa y toma su lugar. Salva nuestras almas, lleva nuestros lamentos en tu corazón".

Un temblor sacudió el suelo y las paredes, y las agrietó aún más de lo que ya estaban, y de las grietas brotó sangre; a veces roja y otras veces azul, pero sangre brotó de cada hendidura del suelo y de las paredes, y los líquidos de diferente color ser escurrieron por el suelo hasta encontrarse y combinarse, y se mezcló la azul con la roja y la roja con la azul en un menjunje atroz que revolvió el estómago de la aterrada jovencita, quien desafortunadamente no pudo vomitar por más que su cuerpo se contrajo para hacerlo.

Y vio en el charco ahora de color morado, su reflejo, y vio que su reflejo se movía por su cuenta y que la estaba invitando a acercarse aún más.

“Contamos contigo" –dijo el reflejo macabro de Lisa Bellstar, cuya voz moribunda parecía estar superpuesta sobre otras dos voces (una tan aguda que solo podía pertenecer a una niña, y otra un poco más grave, como la de una joven depresiva).

Y entonces, resonando entre los charcos de sangre púrpura se escuchó el chapoteo, en forma de pasos que se aproximaban. Pero antes de que pudiera ver más allá de la oscuridad al final del pasillo, bajó la vista y preguntó a su reflejo:

– ¿Por qué me pasa todo esto?, ¿qué es lo aie quieren de mí?

“Sangre, libertad, sangre verdadera, sangre noble y podrida... Sangre carmesí queremos... Tú sangre". –Respondió la entidad gemela, reflejada en el charco antes de desaparecer en un abrir y cerrar de ojos.

Y cuando Lisa finalmente alzó la mirada y vio al frente, admiró a una figura sombría que le resultó muy familiar; era una persona alta, de cabello corto y plateado, y de piel pálida, que le extendía su mano para ayudarla a levantarse.

– "Yo te conozco" –dijo el sujeto, con un tono muy grave y profundo, como si hablase un monstruo–. "Yo conozco tu secreto, y te revelaré por lo que eres... Bru...".

Pero a pesar de que las palabras del misterioso sujeto eran muy aterradoras, Lisa no podía dejar de acercarse a él y estaba decidida a estrechar su mano. Era como si estuviese en una especie de trance, como hipnotizada. Ella vio los ojos del sujeto por tan solo unos segundos; le fue imposible admirar por completo su rostro, pues habían sombras que lo ocultaban parcialmente, pero cuando vio sus ojos; anaranjados como las llamas de un incendio feroz que resplandecían y eran imposibles de ignorar, quedó aún más hechizada hasta ser incapaz de pensar por si misma. Y cuando finalmente estuvo a escasos centímetros de tocar la punta de sus dedos algo ocurrió:

Que de aquel charco que se había formado por debajo sus rodillas surgieron cuatro brazos oscuros, con dedos alargados y uñas afiladas, y cuya sensación recordaba a la piel escamosa de los reptiles. Los brazos se lanzaron sobre ella y la arrastraron hacia abajo, y sorprendentemente había sido absorbida por el charco de sangre, como si fuese un pozo muy profundo, mientras los brazos la sujetaban con fuerza. Y en medio del chapoteo y de su lucha por sobrevivir al ahogamiento en medio de ese océano púrpura, apareció ante ella una figura que también le resultó conocida; una figura masculina, de ojos rojos como rubíes y de cabello negro como la obsidiana. Pero no tuvo miedo de esa persona cuando apareció ante ella, al contrario, tuvo una sensación de paz y tranquilidad que poco a poco alivió el horror que sentía.

Entonces la figura misteriosa la tomó por el mentón y lentamente acercó sus labios a los de ella para besarlos. Pero justo cuando estuvieron a tan solo unos milímetros de entrar en contacto... Lisa despertó.

***

Y ahora ahí estaba. Descansando otra vez sobre la cama de la enfermería, rodeada por las cortinas blancas y las sábanas limpias de aroma floral.

– Buenos días –dijo la doctora Mérida, sentada en su escritorio, mientras leía una revista– Otra vez te desmayaste, ¿no fui bastante clara cuando te dije que no te esforzaras tanto?

– ¡Lo siento!, es que yo... No sé qué me pasa –respondió Lisa, quien una vez más había olvidado todo lo que había soñado hasta hace un momento–. Siento que todo me da vueltas, mi cuerpo se siente muy cansado, como si no pudiera caminar un solo paso y lo peor... Tengo ganas de vomitar.

– ¿No estarás embarazada? –preguntó la doctora, dejando escapar una carcajada reprimida–. Cansancio, ganas de vomitar... Confusión constante y cambios de humor. Tal vez estás en cinta, pero entiendo si lo quieres ocultar, no serías la primera en esta semana y no creo que vayas a ser la última –aseguró la doctora.

– ¡No lo estoy! –replicó inmediatamente, y entonces se sintió mucho mejor–. Ni siquiera me he entregado a ningún hombre, es imposible que esté embarazada, a menos que haya un método del que aún no sepa.

– Solo te estaba molestando –dijo la doctora, poniendo su revista sobre la mesa y ahora dirigiéndose hacia la estudiante–. Aún así eres muy cruel contigo misma. Te desmayas constantemente y ni siquiera recuerdas cómo ocurrió todo... ¿Estás tomando alcohol o drogas?

– ¡Por supuesto que no! –respondió Lisa, bastante acelerada–. No sería capaz de traer tal deshonra a mi familia, ¡yo jamás he usado drogas y no he bebido alcohol desde las fiestas de navidad!

– ¿Segura? –preguntó con insistencia la doctora, que parecía saber que la jovencita ocultaba algo.

– ¡Sí, estoy segura! –respondió Lisa convencida de su respuesta, pero no soportó la mirada de desconfianza de la doctora, parecía saber que ocultaba algo, así que finalmente cedió y confesó–: Bueno... Últimamente, he comido chocolates envinados todos los domingos... Cuando voy de visita a la ciudad siempre compro una bolsa... Para comérmela... Cuando estoy en paz y tranquilidad... Para recompensar mis logros y para... ¡Lo siento, lo siento mucho!, ¡nunca pensé que unos simples chocolates me pudieran hacer tanto daño!

– Si ese fuese el caso entonces necesitarías comer al menos cuatro cajas enteras para perder el conocimiento. Además, tu aliento no huele a alcohol, tú tienes otra cosa. Dormiste todo un día desde ayer, así que tal vez deba hacerte algunos exámenes de sangre, solo para estar segura de que no tienes nada raro.

Y tan pronto como escuchó eso; Los ojos de Lisa casi se salieron de su órbita, y dejando escapar un grito ahogado, puso sus manos sobre su cabeza y comenzó a agitarse. No podía creer lo que estaba pasando, rápidamente buscó en la habitación, hasta encontrar el calendario que estaba sobre la mesa de noche y vio que la doctora ya había tachado el dia de ayer (sábado 8 de octubre), hoy era domingo 9, eran las nueve de la mañana, y esta noche se daría el baile de bienvenida del conde Tempest.

Un silencio absoluto invadió la habitación. La doctora simplemente continuó con su lectura, mientras que la pobre Lisa, que apenas si podía soportar las ganas de llorar, se preguntaba: "¿qué demonios le estaba pasando?". Ella solo sabía que si no recordaba nada, solo podía deberse a los extraños eventos sobrenaturales que la empezaron a atormentar de un día para otro. Esos sueños extraños y visiones aterradoras con sangre, tanto azul como roja y sombras aterradoras eran una de las causas por las que estaba muy estresada últimamente. Su mente debía ser muy inquieta y distraída para procesar esas imágenes; la doctora ya se lo había dicho, por eso también sufría de mala memoria, ella simplemente despertaba confundida en algún lugar de la academia. Pero nunca había pasado todo un día inconsciente, eso la aterró hoy más que nunca.

Ella no era una persona supersticiosa, Y aunque creía firmemente que muchas de las creencias no eran más que un invento malintencionado de las organizaciones para controlar a la población; la situación que vivía actualmente la hacía dudar verdaderamente con respecto a ese pensamiento.

«Tal vez este es mi castigo por dudar de la iglesia... Tal vez y si solo tal vez he estado equivocada, y verdaderamente hay fuerzas de las que debo protegerme» –pensó, mientras limpiaba el cristal empañado de sus lentes redondos.

Entonces la manija dorada de la puerta comenzó a girar, y lentamente la puerta se fue abriendo, acompañada por el típico crujido que hacía al abrirse. Y tan solo unos momentos después ingresaron a la enfermería: El conde Tempest de Netirvania, y un muchacho que la doncella reconoció inmediatamente. Era pálido, de mirada seductora y con un hermoso cabello corto y plateado.

– Muy buenos días –dijo el muchacho tan pronto como ingresó. Sacudiendo sus cabellos y pestañeando con coquetería–. He venido a ver si la señorita se encuentra mejor, ¿cómo va todo?

Y tan pronto como Lisa y el joven de cabello plateado cruzaron miradas, pudo sentir como su corazón palpitaba rápidamente, y su piel se volvió muy sensible, y su respiración también se agitó. Pero no era a causa del joven de mirada seductora que acababa de entrar. Ella se concentró en la persona que estaba detrás de él. El conde Tempest de Netirvania. Sintió el ardor de su mirada fija y cortante que se posó sobre ella. Era extraño, pero el conde era el único que la hacía sentir como si sus entrañas ardieran. Se trataba de una sensación tan incómoda como aterradora, pero que también le resultaba muy familiar, como si ya estuviese acostumbrada a esa presencia, que lentamente extinguía sus temores más profundos y aliviaba su corazón aterrado.

– Buenos días milady –dijo el conde, ocultándose detrás de sus largos cabellos negros como la obsidiana. Parecía algo tímido–. Si me permite el atrevimiento, me gustaría... Preguntar por usted y saber cómo se siente el día de hoy.

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Veronica Bossio
excelente historía
Veronica Bossio
super interesante
Veronica Bossio
espectacular tu historia
Zero: muchas gracias ☺️ espero la siga disfrutando
total 1 replies
Paula Pérez Barrón
suena muy interesante ☺️
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