La princesa imperial Calypso Aziel Zandell Leroy toma el trono después de la muerte de su padre, aún ella siendo la segunda en la línea de sucesión dado que su hermana la primera princesa imperial Cataleya no quiso regresar al imperio después del accidente...
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Capítulo 8 Un Terrible Accidente
Después de finalizar el cumpleaños del tío Rudolph, nos quedamos un par de días más, pero ya era momento de partir hacia nuestro hogar donde el pequeño Arslan esperaba nuestro regreso.
Nos despedimos de la familia, prometiendo intercambiar correspondencia lo más seguido posible. Con nosotros viajaban nuestras nuevas mascotas, Max y Badru.
Llevábamos más de 4 horas viajando cuando una terrible tormenta azotó el océano.
—¡Rápido! —gritó mi padre—. ¡Vamos a buscar refugio!
Nuestros padres fueron a buscarnos en el camarote que compartíamos Cataleya y yo.
—¡No tengan miedo, mis hijas! —dijo mi madre, consolando a Cataleya, que lloraba asustada.
Mi padre nos sostenía como podía para evitar golpearnos por el movimiento brusco.
—¡Mamá, tengo miedo! —sollozó Cataleya.
—¡Estoy aquí, cariño! —respondió mi madre.
Pero el clima no se calmaba. Mi madre intentó usar su magia de agua para calmar el mar, pero fue en vano.
—¡No puedo hacer nada! —gritó mi madre.
Hasta que pasó lo inevitable: el barco se volteó con nosotros dentro.
—¡Agarrémonos! —gritó mi padre.
Nuestros padres rápidamente tomaron nuestras manos y nadaron buscando salida.
—¡Cataleya, dame a Max! —dije.
Tomé a Max y Badru en brazos.
—¡Papá, carga a Cataleya! —grité.
Mi padre cargó a Cataleya y mi madre me guiaba.
Finalmente, pudimos salir del barco.
Pero una ola arrastró a nuestra madre.
—¡Mamá nooooooo! —gritó Cataleya, intentando ir hacia ellos.
—¡No se muevan de ahí, mis esmeraldas! ¡Buscaré a su madre! —gritó mi padre, saliendo a la superficie.
A lo lejos vimos inconsciente a mamá, pero otra ola nos arrastró lejos de nuestro padre.
—¡Nooooo, Caty! —sollozaba, mientras mantenía en mis brazos a ambos cachorros—. ¡Caty, responde!
—¡Tranquila, mi pequeña! ¡Traeré a tu hermana de regreso! —dijo mi padre, con lágrimas en los ojos.
—¿Dónde está mamá? —pregunté, llorando.
—Confía en nuestra Diosa, ella estará bien —dijo mi padre, con cara de tristeza.
Supe que no alcanzó a madre. Mi corazón se rompía en pedazos.
Lo vi alejarse en busca de mi hermana mientras yo solo podía quedarme flotando con ambos cachorros esperando a que regresaran. El mar estaba enfurecido y en ese momento empecé a sentirme desesperada.
Cuando de pronto comencé a sentir una energía en mi cuerpo, al igual que Badru comenzó a brillar intensamente. La luz fue tan cegadora que terminé soltando a ambos cachorros.
Cuando quise abrir mis ojos, me quedé sorprendida por la vista. Badru se encontraba en una especie de burbuja flotando, mientras Max se encontraba con él en esa burbuja.
—Mi contratista, es un gusto poder presentarme formalmente —dijo Badru—. Mi verdadero nombre es Lunae, pero mi nombre escogido por ti es como te puedes referir a mí. Aún somos pequeños para poder hacer ejercer nuestro máximo potencial. En esta ocasión, haré lo mejor para ayudarte a salvar a nuestros seres queridos.
Una burbuja salió de la nada y en ella se encontraba mi hermana, Cataleya, inconsciente.
—Badru, mis padres, ¿dónde están? —dije sollozando.
—Lo siento, mi contratista —dijo Badru tristemente—. No tengo la magia suficiente para poder buscar más lejos.
Caí en cuenta de que estábamos solas, nuestros padres estaban desaparecidos y la ola nos alejó de la tripulación que aún nadaba cerca.
Con la poca magia que le quedaba a Badru, nos encontró una parte del barco donde podíamos estar los 4 sin ningún problema. Cataleya seguía inconsciente y ambos animales estaban descansando.
Solo yo podía observar el vasto mar en completa oscuridad.
—¿Qué vamos a hacer, Badru? —pregunté, sintiendo la desesperanza.
—No te preocupes, contratista —dijo Badru—. Estoy aquí para ayudarte. Juntos encontraremos una manera de salvar a tus seres queridos.
Llevábamos aproximadamente 2 días naufragando hasta que comencé a ver pequeños barcos y escuchaba como gritaban nuestros nombres hasta que nos pudieron ver. Rápidamente se lanzaron por nosotras.
—¡Primero suban a mi hermana! —pedí—. Ella está inconsciente desde el accidente, tiene fiebre y escalofríos. Es necesario que un médico la revise de inmediato.
Cuando por fin estuvimos en el barco, pude observar como el médico se apresuró a revisar a mi hermana mientras su asistente se acercaba a revisarme.
De pronto, se me acercó Obeth, la mano derecha de mi padre.
—Es bueno ver que ambas están a salvo, niñas —dijo con los ojos hinchados.
—¿Ya encontraron a mis padres? —pregunté con voz ronca y entrecortada.
—Aún seguimos buscando a la Emperatriz —dijo Obeth—, pero tu padre...
—¿Mi padre qué? —dije levantándome de un salto.
—Lo encontramos... pero fue demasiado tarde —dijo con un sollozo.
—No, eso no puede ser verdad. Es una broma, ¿verdad, Obeth? —dije llorando mientras me tambaleaba.
—Jamás haría una broma así, Calypso —dijo Obeth, abrazándome—. Lamento ser yo quien deba darte esta noticia, pero es la verdad.
—¡Noooooooooo! ¡Papá, es mentira! ¡Dónde estás! ¡Por favor, sal! ¡No me dejes sola! ¡Papá! —grité desmayándome.
Todos en el barco pudieron escuchar el grito desgarrador de Calypso al enterarse de la muerte de su padre.
Obeth me llevó hasta el camarote y puso a doncellas para que cuidaran de mí el resto del viaje de regreso al reino Lirio. Ya había enviado una carta al rey informándole lo sucedido.
Al día siguiente, desperté, pero no quise hablar con nadie. Solo me dirigí a la habitación de mi hermana, donde también estaban nuestras mascotas. Me senté al borde de la cama y acaricié el rostro de mi hermana hasta que Badru despertó y notó la tristeza de su dueña. Se acercó hasta mí y se acurrucó en mis piernas como una forma de consuelo.
Estando sentada frente a mi hermana, había tomado una decisión: no me dejaría caer por la tristeza. Debía ser fuerte, como dijo mi padre aquella vez. De los tres, yo era la más centrada y debía guiarlos.
Me levanté y le pedí a Badru que cuidara de ellos mientras yo salía.
—Obeth, envía una carta al imperio dirigida a mi tío abuelo avisándole de lo sucedido —dije—. Que ponga en resguardo a Arslan para evitar que alguien intente hacerle daño en caso de que sepan que el Emperador falleció.
—Enseguida envío la carta, señorita Calypso —respondió Obeth.
—Expande la búsqueda y envía a más hombres para ayudar. Y por favor, llévame a ver a mi padre —le dije a Obeth.
Debía ver a mi padre y poder abrazarlo por última vez antes de que lo metieran al ataúd. Sabía que sería difícil, pero era lo mejor.
Cuando llegué frente a una puerta, Obeth me indicó que entrara. Le pedí que me dejara sola, así que cerré la puerta detrás de mí.
—Ya estoy aquí, papá. Lamento no poder hacer nada en ese momento —dije sollozando—. Haré lo que me pediste, seré fuerte y guiaré a mis hermanos. De ser necesario, tomaré el trono para que ellos crezcan sin preocupaciones. Así que por favor, no te preocupes y ve tranquilo en tu último viaje. Yo siempre te llevaré en mi corazón y nunca olvidaré tus enseñanzas, así como tu amor por nosotros, tus hijos. Serás recordado como el Emperador que amó a su pueblo y dio la vida por su familia. Siempre te amaré, padre mío.
Ojalá y se enamoren su hermana y él sería una unión poderosa más si recuperan el Reino😍💃