"Amaya Dalys, única hija y heredera del Ducado Dalys es caprichosa y casi toda la nobleza la odia por ser una megalómana justificada"
Esa es la conclusión a la que llega la nueva Amaya Dalys, sin embargo, esto no es lo que realmente le causa problemas. Si no su irrompible matrimonio con el Marqués Axel Hackett.
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APRETEMOS LA MANO (PARTE 1)
Ese día, antes de ir al Marquesado, Amaya se miró frente a un espejo de cuerpo completo con su vestido de novia puesto, era tan horrible que con una mirada enojada ordenó a las sirvientas:
«Quítenme esta cosa»
Las sirvientas hicieron caso y empezaron a quitar ese pomposo y extravagante vestido azul.
«...»\[que horrible vestido, no me pienso casar con esto\]
Cuando sacaron su vestido, se acercó al modista con elegancia.
«¿No tiene otros modelos más simples?»
«Oh, bien, ¿De verdad no le gusta su vestido?»
«No me gusta para nada, quiero otro vestido»
«Bien..., hacer un nuevo vestido de novia en dos días...»
«¿No tiene vestidos ya hechos?»
«Algunos, pero ninguno es de matrimonio, ninguno es digno de la princesa de citrina»
La Duquesa, que escuchaba esta conversación se acercó a su hija preguntando:
«¿Realmente no te gusta?, recuerdo que decías muy contenta "es el vestido ideal"»
«Oh..., realmente no me gusta, madre, ¿No podemos al menos aplazar la ceremonia para tener tiempo de hacer un nuevo vestido?»
La Duquesa negó con la cabeza.
«La fecha fue escogida por su majestad, sería una falta de respeto no obedecer su orden y más cuando tú decidiste jugar todas tus cartas para tener al Marqués Axel»
Amaya tenía el ánimo hasta por los suelos debido a esta incomodidad, ya que ella no hizo eso.
«Pero, realmente no quiero casarme con ese vestido»
La Duquesa lo pensó por un momento y dio la espalda a su hija.
«Amaya, ven conmigo cariño»
Amaya caminó tras su madre sin mucha opción, estaba pensando en su enorme armario. En aquel lugar debería haber un vestido que podría usar para su boda.
Estaba segura, ya que había tanta ropa, zapatos, joyas, etc., en ese armario, que estaba segura que la antigua Amaya jamás llegó a usar todo eso.
En tan solo una semana, ella apenas usó siete vestidos de ese gigantesco armario.
«Amaya, entra»
La voz de su madre la sacó de sus pensamientos. Para cuando levantó la mirada estaba afuera de la recámara de sus padres y su madre le daba permiso para entrar.
«¿Está bien que entre?»
«Claro, está bien cariño»
Su madre hizo un pequeño gesto amable con la cabeza y Amaya empezó a caminar dentro algo sorprendida de que se le permitiera tal cosa.
...Antes, en su antigua vida, su padre le había prohibido entrar a su recamara y su estudio, la primera y última vez que desobedeció por una trampa de su codiciosa tía, su padre la castigó con tocar el violín como un maestro en un mes...
...Tenía solo 9 años, y lo intentó por miedo. Pasado el mes su padre la evaluó y aunque su habilidad era muy buena para el tiempo que tuvo y la edad que tenía, para el señor Carter Breshkalap no era suficiente...
...”¿*Es todo lo que aprendiste?, me decepcionas, eres una inútil, ¿Cómo no puedes aprender algo tan sencillo?” le decía con elegancia al mismo tiempo que azotaba la espalda de su única hija*...
...Ardía y dolía...
Amaya tocó su espalda como un reflejo de recordar aquello.
«Amaya»
«¡!, ah, sí, perdón»
«Siéntate aquí»
Le dijo la Duquesa Dana mientras la hacía sentarse en el borde de la cama que compartía con su esposo.
Luego de dejar a su hija sentada, se dirigió a su armario y sacó una caja finamente adornada con un listón rosado. Llevó la caja a su hija y con mucho cuidado lo abrió mostrando un hermoso vestido blanco con ligeros encajes color dorado.
«Es mi vestido de novia»
Dijo la Duquesa sacando el bien doblado vestido.
«Tal vez puedan modificarlo para que te entre, tal vez, quieras agregar algo. Aunque no sé si te gustaría usar algo así»
Amaya se quedó sin aliento ante tal sugerencia, tenía las mejillas sonrojadas por ver tan bonito vestido.
«Es muy bonito mamá-»
«Y tu madre era la mujer perfecta para usarlo»
Interrumpió la voz del Duque. Ambas mujeres voltearon a mirar a la puerta en donde estaba Felipe Dalys. Él caminó hasta su sonrojada esposa y le dio un beso en la mejilla dejando sorprendida a su hija que los miraba.
«¡Querido!»
Exclamó Dana muy avergonzada. A lo que el Duque sólo se sentó al lado de su esposa y abrazó su cintura.
«Lo digo de verdad, ese vestido fue hecho para ti, aún recuerdo haberme vuelto a enamorar cuando te vi entrar al altar»
«Ya basta querido»
«Jajaja»
Él Duque miró a su hija.
«Amaya»
«Ah, ¿si?»
«Ya te lo pregunté antes, pero, ¿De verdad quieres al Marqués Hackett como esposo?, él es bastante respetuoso y no discutió mucho con el Emperador cuando le ordenó desposarte. El matrimonio no puede cancelarse, creo que tu madre ya te explicó por qué, pero tal vez ustedes puedan llegar a un acuerdo»
Amaya agachó la cabeza y con temor preguntó:
«¿Y si quiero...?, yo..., sé que cometí un error al usar el poder de mi tío para obligar al Marqués a ser mi esposo, no recuerdo, pero ahora sé que está mal, sin embargo, el matrimonio no puede ser cancelado. Entonces yo, ¿Podría divorciarme del Marqués luego de la boda?»
Sus padres la miraron sorprendidos y su hija continuó con las manos temblorosas, porque sentía que estaba pasando el límite de lo permitido.
«E-el Marqués no siente amor hacia mí, entonces, tal vez pueda llegar a un acuerdo, para tampoco quiero perjudicar a mi tío, digo, a su majestad el Emperador»