Tres amigos, tres historias diferentes. Un solo destino.
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Novedades.
Finalmente, un día apareció un abogado que se ofreció a ayudarme, me dijo que había investigado mi caso y encontró pruebas contundentes que demostraban mi inocencia. Gracias a su intervención, fui liberado de la cárcel y las acusaciones en mi contra fueron retiradas.
Ese hombre, también dijo que iba a demandar a todos los funcionarios, porque actuaron injustamente conmigo, juró que lo que me habían hecho no se quedaría así. Pero le pedí que por favor no alborotara más el avispero, pues ya de por sí las cosas estaban difíciles.
Descubrí al salir de prisión, que la mujer a la que habíamos encontrado en el camino de verdad era la ahijada del senador Kingston, y que había sido drogada y agredida por dos hombres que resultaron ser los verdaderos culpables. Los Leal, ellos estaban involucrados en todo esto, y finalmente al parecer se hizo justicia. Según me comentó el abogado, esos Leal lo habían perdido todo, porque la riqueza que tanto presumían, en realidad era de un tío muerto, que le había dejado su herencia a su único hijo, y que ese hijo estuvo escondido por muchos años para que no lo fueran a matar, pero ya era mayor y entonces pudo recuperar lo que le pertenecía. La noticia me sorprendió, pero me dio un gran gusto.
Esos idiotas ahora estaban empobrecidos y en la cárcel, ojalá y se pudrieran allá. Eso pensé y luego recapacite, yo no era de desearle el mal a nadie.
Caminaba por la plaza rumbo a mi casita, quería ver cómo estaba después de todos estos días sin estar allí, pero de repente de un bus descendió Rut, no sabía que esa loca estaba de viaje, pero me alegré de verla.
— ¡Chuli!
Me grito corriendo hacia mi, nos abrazamos y sonreímos de vernos después de tantos días.
— ¿Dónde andabas? ¿Estabas de viaje?
— Un viaje forzoso, mi papá me mandó donde una tía, dijo que Los Leal eran peligrosos y que no me quería por aquí expuesta. Pero al parecer ese par ya no son amenaza, pues mi papá me contó que están en la cárcel, ya que habían violado a un montón de muchachas y que hasta aquí en el pueblo se atrevieron a hacer sus cochinadas.
— Si, así es, ellos violaron a la ahijada del país de Sandra.
— ¿Qué? ¿Violaron a Ema? Son unos malditos.
Rut estaba muy indignada, entonces me dí cuenta de que no sabía lo que me había sucedido.
— Y creo que aún no sabes el resto de la historia.
— ¿Hay más? ¿Que otra cosa hicieron esos desgraciados.
La invite a sentarnos y le conté los detalles.
— ¿Estuviste detenido un mes? Pero no entiendo¿Por qué Rodrigo salió y tú no?
Ese era un misterio que ni yo mismo entendía. Después de conversar por largo tiempo, la acompañé a su casa, resulta que el profesor no estaba, una vez la dejé allí, me fui a mi casa, todo estaba como abandonado, y me dediqué a hacer oficio y organizarlo todo. Pensaba en Rodrigo y en el porqué no había ido ni un día a verme, decidí que en la mañana iría muy temprano a buscarlo y así poder aclarar muchas cosas en mi mente.
En la mañana efectivamente fui a la casona, pero resulta que allí no había nadie, aparte parecía estar abandonada, pues no se sentía nada de calor humano y se notaba que la maleza empezaba a hacer de las suyas. Quede muy preocupado y me dirigí a la hacienda. Allí las cosas parecían más normales, pero allí no me dieron razones de Rodrigo ni su abuelo, tampoco de los Leal, y en este punto si me preocupe en serio.
Mi recordó fue ir a casa de Rut y contarle lo que había descubierto, y ella su vez me contó que su papá le había dicho que Rodrigo se había marchado el mismo día que salió de la cárcel a la capital con su abuelo. A Rut la noté triste por la situación.
— Creo que Rodrigo no va a regresar, tal vez se fueron huyendo de esa gente, esos Leal son de lo peor.
— ¿Pero ya intentaste llamarlo? — Le pregunté ansioso.
— Desde anoche estoy marcando a su número y nada, definitivamente ya no lo tiene, pues manda derechito a buzón.
Todo el resto del día nos la pasamos sacando conjeturas y mirando de qué manera podríamos tener información, fue en la tarde que el profesor volvió de su viaje, y nos quitó todas las dudas.
— Chicos, Rodrigo está bien, salió del país con su abuelo, creo que se va a tardar un tiempo en regresar, pues se supo que precisamente él es el hijo del difunto armando Leal, su amigo Rodrigo es un Leal y es el verdadero dueño de la hacienda y una buena herencia. De manera que olvídense de su amigo el pobre, que si un día regresa por aquí, tocará llamarlo joven Rodrigo o don Rodrigo.
El profesor lo decía en broma, pero yo no podía salir de mi asombro, mi amigo de repente se había vuelto un hombre rico, esto era increíble. Mire a Rut quien estaba un poco triste y pensativa.
— ¿Qué pasa? ¿No te alegra saber que Rodrigo está bien?
— Por supuesto que me alegra saberlo bien, lo que me da tristeza es que si antes siendo pobre nunca me pelo, ahora sí qué menos.
— Yo creo que deberías dejar de esperar a que Rodrigo te diga algo o que él por si solo se enamore de ti, hace mucho debiste decirle lo que sentías.
— ¿Te volviste loco? Nunca me arriesgaría a que me rechace de plano. Además, tú viste como siempre se la paso detrás de esa...
— Terminaron, antes de que nos arrestaran él la dejo, es que no te conté, pero la pille en el río con Roger, y se lo dije a Rodrigo, afortunadamente no reaccionó como las otras veces, sino que la confrontó y ella sin pena ni gloria le dijo las verdades.
Vi la cara de Rut, ella no lo podía creer. Pero esa información por ahora no servía, Rodrigo no estaba aquí. En el pueblo las cosas también habían cambiado un poco, Sandra no estaba, decían que se había ido a estudiar fuera, y su familia tampoco estaba allí.
Los días fueron pasando y nos fuimos acomodando a nuestra nueva realidad, Rut siguió con sus cosas y yo con las mías, nos encontrábamos el fin de semana y salíamos por ahí a caminar. Y como a los tres meses, empezaron a llegar personas nuevas al pueblo, entre ellos, unas personas que iban a construir la vía, pues la que había era destapada y ellos iban a pavimentar. Eso era un progreso para este olvidado pueblo.
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En la capital...
— Todo está listo ingeniero, en el momento en que usted lo disponga, podremos partir.
— Bien, déjame avisarle a mi padrino para que sepa que pasaremos por él.
— ¿El señor Donato también vendrá?
— Si, alguien le dijo que en ese lugar hay un gran río y que se da muy bien la pesca furtiva, y ya sabes cómo es.
— Cierto, al señor le encanta la pesca. ¿Y su hermano no vendrá?
— No, Tarid tiene cosas que hacer, tal vez cuando esté libre se anime y me alcance por allá.
— Bien, entonces lo espero en el auto.
— Gracias Máximo.
Soy Celin Rashid Júnior. Pertenezco a una poderosa y enorme familia, mi padre murió cuando mi hermano mellizo y yo éramos aún muy pequeños, y fuimos criados por nuestra madre y él hombre que la vida nos puso por padre, y quien nos dio todo y nos enseñó a ser los hombres que hoy somos. Yo me convertí en un gran ingeniero civil, me encanta todo lo que tenga que ver con obras públicas, y es así como he aceptado este proyecto que es solo una distracción de la mente y también un escape del radar de mi tóxica novia.
Maratón /Pray/