Soy Gabriela y está es mi Historia:
"El nudo en mi garganta se hace cada vez más fuerte. Dejar a mi familia es una herida que nunca sanará por completo, pero la esperanza de un futuro mejor me impulsa hacia adelante. El Nuevo Mundo me ofrece un lienzo en blanco, una oportunidad para reinventarme. Sin embargo, el miedo a lo desconocido me acecha. ¿Podré adaptarme a una nueva cultura, construir una nueva vida? Y ¿qué lugar habrá en mi corazón para el amor cuando Edward, con su mundo de éxito y poder, se cruce en mi camino?"
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Capitulo VIII La casa de los Thompson
Gabriela y Beatriz están hablando por teléfono.
Gabriela: (Suspira) No puedo seguir quedándome en el hotel, Beatriz. Aunque sea modesto, la propina que gano a diario apenas cubre la estadía.
Beatriz: (Asiente) Entiendo, Gabriela. Puedes quedarte conmigo ya le dije a la señora Julia, pero si quieres le vuelvo a plantear el tema. Ya ella se fue de viaje.
Gabriela: He decidido quedarme contigo en la casa de los Thompson. Pero ante quiero que le digas a la señora Julia que es un tiempo limitado, eso me va permitir ahorrar y alquilar un sitio decente.
Más tarde, Beatriz se encuentra en la cocina, con el teléfono en la mano, llamando a la señora Julia, quien está de viaje.
Beatriz: Señora Julia, quería hablar con usted sobre algo importante. Gabriela ha decidido quedarse en su casa, si usted lo aprueba. No puede permitirse seguir pagando el hotel.
Señora Julia: (Por teléfono) Por supuesto, Beatriz. Dile a Gabriela que puede quedarse en la casa el tiempo que necesite. La casa es grande y siempre hay espacio para ella. Confío plenamente en ti Beatriz, tienes más de diez años trabajando, para mí llegaste a la casa hasta mucho más joven que Gabriela y has sido una excelente empleada.
Beatriz sonríe y si señora Julia Gabriela es una buena chica y quisiera ayudarla, le doy la gracias por ayudarla, cuelga el teléfono. Llama a Gabriela, quien espera ansiosamente en la hotel.
Beatriz: La señora Julia ha dicho que puedes quedarte en su casa el tiempo que necesites.
Gabriela: (Sonríe, aliviada) Gracias, Beatriz. Esto significa mucho para mí.
Gabriela se preparan para ir a la casa de los Thompson. .
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Gabriela llega a la casa de los Thompson después de un largo viaje en dos autobuses y una caminata. Beatriz la recibe en la puerta con una sonrisa cálida y un abrazo.
Beatriz: ¡Gabriela! Estoy tan contenta de que hayas llegado. No estaré sola y eso me hace muy feliz.
Gabriela: (Sonríe) Gracias, Beatriz. Yo también estoy contenta de estar aquí.
Beatriz la guía hacia el comedor, donde ha preparado una cena especial para darle la bienvenida.
Beatriz: He preparado una cena para ti. Sé que el viaje es largo y cansado, pero espero que esto te haga sentir como en casa.
Gabriela: (Con gratitud) Gracias, Beatriz. Esto significa mucho para mí.
Mientras cenan, Gabriela y Beatriz conversan sobre los desafíos del viaje. Gabriela explica que, aunque la distancia entre su trabajo y la casa de los Thompson es considerable, está agradecida por tener un lugar seguro donde quedarse.
Gabriela: Lo único negativo es la distancia. Tengo que tomar dos autobuses y luego caminar hasta aquí, pero lo agradezco porque así ahorro y me siento segura mientras consigo un sitio más cercano y, Gabriela. Lo importante es que te sientas segura y cómoda. Aquí siempre tendrás un lugar.
La casa de los Thompson es grande, pero no una mansión. Solo quedan las personas de seguridad que no entran a la casa, y el chófer que viene solo para llevar a Beatriz a llenar la despensa. La demás servidumbre viene dos días por semana para ayudar a mantener la casa limpia, y el jardinero solo una vez por semana. Esto es lo que sucede cuando la señora Julia viaja, mientras el señor Edward se queda en su apartamento.
Cuando la señora Julia regresa, todo vuelve a la normalidad. La casa se llena de vida nuevamente, y Gabriela se siente agradecida por tener un lugar donde quedarse.
Después de una deliciosa cena preparada por Beatriz, Gabriela se ha duchado y ambas están en sus respectivas camas, listas para descansar. La habitación está en silencio, solo se escucha el suave murmullo del viento afuera.
Gabriela: (Mirando al techo) Beatriz, ¿cómo llegaste aquí?
Beatriz: (Suspira) Llegué igual que tú, asustada y sin tener a nadie. Tuve la suerte de que me recomendaran a la señora Julia. Cuando llegué, su esposo aún estaba vivo. El señor Edward y Andrés eran más jóvenes. Andrés es menor que Edward, se fue a estudiar afuera e hizo su vida allá, pero siempre venía. Eso cambió cuando el señor murió. Ahora Andrés casi no viene.
Gabriela: (Curiosa) ¿Y el señor Edward?
Beatriz: (Sonríe) Edward estudió y luego se encargó de la empresa. Tengo entendido que lo hace muy bien. Es un buen hombre. Después de la muerte de su padre, se vino a hacerle compañía a su madre.
Gabriela: ¿Y no tiene novia?
Beatriz: Formal, no. Parece que no le gusta el compromiso. La señora Julia quiere que se case, pero él no quiere saber nada de matrimonio. Además, es un hombre muy atractivo y no le faltan mujeres. Por eso te digo, ese tipo de hombre con dinero y guapo solo podemos admirarlo de lejos porque son un peligro para chicas como nosotras. Aunque te confieso que extrañamente ha estado preocupado por tu situación.
Gabriela: (Sorprendida) ¿Por mí?
Beatriz: Sí, pero no te emociones con eso.
Gabriela: Claro que no. Nunca me fijaría en un hombre así, y menos si solo quiere pasar el tiempo con las mujeres.
Ambas se quedan en silencio por un momento, reflexionando sobre la conversación. Gabriela se siente agradecida por tener a Beatriz a su lado y por el apoyo que ha recibido en la casa de los Thompson.